17.11.15

Cuando el terrorismo crece, se convierte en guerra

Las guerras han cambiado con el siglo, y entender esto es fundamental para defenderse. Lo saben sobre todo los gobiernos que conocen la importancia de que la sociedades entiendan sus decisiones, para no encontrarse desde dentro con la mayor defensa de la inacción. La pasividad es un gran enemigo para lograr la seguridad, cuando la otra parte no está inactivo. Cuando el terrorismo crece de tamaño, se convierte en guerra, aunque nos cueste mucho admitirlo.

Nombrar la palabra “guerra” resulta además de muy duro un paso más en el entendimiento de todo lo que sucede. Ahora las guerras ya no son un periodo corto en el tiempo (aunque duraran 5 interminables años) ni un periodo constante de conflictividad entre países. Hace 14 años del ataque a las Torres Gemelas, 11 años del ataque a Atocha. Nadie sabe ni cuándo ni cómo seremos capaces —entre todas las partes— de acabar con el terrorismo global.

Las guerras no se dan entre ejércitos de países, entre Estados que buscan resolver un conflicto, entre militares de bandos enfrentados. Ahora son grupos ajenos a los Estados los que en realidad comienzan muchas de las guerras, sin necesidad de tomar antes el control del Estado, y sin unas fronteras claramente marcadas. Se lucha por controles de la opinión pública propia o ajena, contra los objetivos civiles que son los que más propaganda generan.

14.11.15

La guerra entra en Europa otra vez más

Cuando la guerra se acerca a donde todos vivimos, poco se puede decir excepto que pedir mesura, unirnos a nuestros defensores y apretar los dientes. Necesitamos seriedad política, fuerza social, calma tensa, y dolor contenido. No es fácil defenderse contra el terror, no lo es en ninguna guerra, sea moderna o antigua. Pero algo funciona siempre bien. Hay que estar unidos, pues los enemigos siempre, son los que atacan.

13.11.15

La izquierda no quiere comunicar mejor

Desde el silencio incluso cómplice y perfectamente diseñado, el Partido Popular va a ganar las próximas elecciones generales en España, tras un periodo legislativo increíblemente nefasto, incluso para salir de la crisis económica. Pero los españoles somos unos ciudadanos asustados por su historia y a poco que los que intentan gestionarnos, sepan dominar los miedos que reparten a doquier, caemos en la trampa del agarrotamiento. Se nos manipula desde la comunicación perfectamente planificada dede asesores conservadores de gran calidad profesional.

Es cierto, sin duda, que el PSOE se lo ha puesto fácil. Perdón. Super fácil. Y que sin una izquierda que sepa explicar lo que representamos y lo que sabemos hacer por la justicia social, por el trabajo digno, por las libertades civiles, por la convivencia entre todos, por los endeudamientos justos o injustos, por la sostenibilidad social y geográfica, por un sistema económico más excelente, justo y lógico, no tenemos nada que hacer para intentar sacar la cabeza del cajón de desastres. No tenemos los mismos asesores de comunicación social, ni queremos aprender.

Ayer mismo hablaba con al menos cuatro altos cargos de Chunta Aragonesista y un alto cargo de IU de este mismo tema, todos por separado. Y todos coincidían en lo mismo con ligeros matices. Desde la izquierda no comunicamos bien (por ser suaves). Y todos coincidimos en que este asunto hay que modificarlo. Y todos también coincidimos en que desde la izquierda llevamos excesivos años hablando de este tema sin lograr avanzar. Visto desde fuera y asumiendo que sabemos la enfermedad y el tratamiento, solo nos queda admitir que somos tontos de capirote por no querer poner remedio. Y como no somos tontos, admitámoslo. NO QUEREMOS.

Se nos dice desde otros espacios que el diagnóstico no es cierto. Que no es que NO SEPAMOS comunicar, sino que simplemente NO TENEMOS NADA QUE COMUNICAR. Y aquí se parte de un error. Siempre hay mucho que comunicar, desde la propia gestión a todas las inmensas ideas que representan cualquier tipo de administración social moderna y diferente a la que nos ha llevada a este caos.

Pero lo cierto es que desde la izquierda no hemos aprendido a comunicar por fases, ordenadamente y con un criterio del tiempo. Es decir, seguimos pensando que hay que ser vomitivos a la hora de explicar todo de golpe y con transparencia, pues nos creemos que si ordenamos los asuntos en el tiempo, lo que hacemos es callarnos algunos y por ello convertirnos en los mismos manipuladores que todos. Comunicar no siempre es manipular, como callarse no siempre es tapar lo que no se quiere dar a conocer. Muchas veces es tan simple como ordenar, seleccionar y sobre todo hacer pedagogía de aquellos asuntos que pueden representar una complejidad mayor a la habitual. Y en este punto la izquierda vuelve a entrar en miedos. Vuelve a pensar que hacer pedagogía es hacer adoctrinamiento. Es curioso que esto lo está haciendo la derecha y lo admitimos como normal, y exigimos que la izquierda esté callada en sus explicaciones no vaya a realizar manipulación. El silencio es mucha más manipulación. Hay que explicar y comunicar, pero como en todo, hay que saber hacerlo para que sea positiva la comunicación.

Si tenemos un meta clara y sabemos donde nos encontramos, hay que ir explicando por fases temporales los pasos que hay que dar hasta llegar, pero no tiene ningún sentido —e incluso es contraproducente— explicar con detalles que ahora no se necesitan para nada, qué es lo que nos encontraremos en el camino. No sólo despista sino que los que así lo desean para atacar maliciosamente, emplean “el todo” para desvirtuar el camino.

Lo importante es saber a dónde queremos llegar, cuáles son las fases que hay que cumplir, no engañar nunca pero explicar siempre, y no marear a los que acompañan en el camino, con aspectos de los que ahora no toca.

Asumir que esta separación de la comunicación por fases NO ES ENGAÑAR, debe ser el primer paso de la izquierda para aprender a comunicar con éxito. Nada hay más fácilmente manipulable que abrir las puertas de par en par y además creernos que eso es transparencia e inteligencia en la participación. Sería positivo si todos los que vienen a participar lo hicieran desde posiciones de colaboración activa. Pero las artes de manipulación las pueden practicar todos si se abren las puertas sin inteligencia, cualquiera puede llevarse la/su razón, con que simplemente griten mejor, sepan más y mejor manipular a grupos y conozcan mejor las teorías de los juegos.

10.11.15

Hay un tiempo para hacer y otro para dejar hacer. Son bien distintos

En la vida hay un tiempo necesario para “dejar” que todas las cosas vayan sucediendo. Y un tiempo para “hacer” que todas las cosas sucedan

Hay que saber diferenciar bien en qué momento es necesario intervenir y en qué momento es mejor dejar que todo funcione por sí mismo. Las dos opciones son buena y malas, depende de la oportunidad y de saber decidir.

Pero emplear —ante la vida que nos rodea— sólo uno de los dos mecanismos lógicos de funcionamiento, convierte en tonto al que lo intenta. Tonto e incapaz, emplee la que emplee.


Nosotros siempre tendremos que interactuar con los momentos que nos toca vivir, aunque es posible que a veces no acertemos en el tiempo, en el tipo de actuación que hagamos. Podemos equivocarnos por exceso o por defecto. Pero en eso radica la excelencia de cada persona. 

Si nosotros no actuamos…: ¿para qué estamos allí, sea el lugar o la situación que sea? ¿sólo de espectadores? ¿acaso hemos pagado entrada o esperan de nosotros que en algún otro momento momento actuemos? ¿si no actuamos nosotros, quien lo hará por nosotros? ¿nos conviene que sean otras personas las que decidan el tipo de actuación, en vez de nosotros mismos?