13.12.15

¿Quieres que nos insultemos entre nosotros?

Debemos preguntarnos si llamarte asqueroso, a tí, que has venido hasta aquí a simplemente leerme, es ético, lógico, tiene sentido, sirve para algo, se debe consentir, o simplemente has hecho ya lo lógico: abandonarme. Pero en realidad estaríamos dando valor a la libertad de expresión en un paso más del acostumbrado. Asqueroso es absurdo y falso. Es un insulto suave sobre todo porque yo a tí no te conozco y no sé si realmente eres asqueroso o no. Eres asqueroso porque sé que te jode que te lo diga.

En caso de que ya me hayas abandonado, es decir, en el caso de que ya no estés leyendo esto, en realidad me has valorado mucho más de lo que deberías. Aunque ahora no te enteres, claro. ¿Quién soy yo para llamarte asqueroso? y lo que es más importante ¿quién soy yo para que tú le des valor a lo que te he dicho?

Nos hemos ido volviendo tan suaves, posiblemente manipulados para que seamos así de suaves, que no admitimos una libertad de expresión básica. O vamos de finos y no nos salimos ni un pelo o en cambio somos capaces de matar o estrangular con saña. Esto lo vemos claro en la televisión. No podemos decir coño o mamada, pero en cambio podemos escuchar con detalle la noticia de que un padre ha matado a sus hijos y ver de cerca las manchas de sangre del patio de vecindad.

Sigo sin conocerte, y te ha podido molestar que te llamara asqueroso de entrada, pero tú tampoco me conoces a mi. Igual soy ese cabrón que mañana te va a despedir del trabajo, te engaña con el precio de la carne, sisa en unas facturas o te da con el coche por detrás aparcando y se escapa. O el imbécil que como médico o juez te va a dar un diagnóstico y vengo de casa cabreado. Nos jode que nos insulten con la libertad de expresión, pero tenemos que tragar cuando nos joden con la libertad de acción. Creemos que es más sencillo poner cara de perro si nos dicen asquerosos que si no joden en nuestra vida de verdad. Las palabras se las lleva el aire, pero nos hemos acostumbrado a darles una importancia que no tienen.

12.12.15

¿Alguien cree que todo esto es casualidad?

Tras esta crisis que nos dura ocho años y que algunos siguen llamando económica cuando en realidad es política y social, nos hemos ido transformando en una nación peor, y con peores futuros a su alcance. Si de verdad hubiera sido sólo una crisis económica hubiera durado mucho menos tiempo y se habrían encontrado soluciones válidas para que no afectara a los cimientos del sistema. Nadie duda que empezó siendo una crisis económica, pero en España se ha convertido en una crisis política por nuestra incapacidad para resolverla o para al menos frenarla en sus consecuencias. La política está precisamente para gestionar, y si demuestra ser incapaz de lograr que España no pierda su sentido ya logrado, simplemente convierte lo que debería haber sido una crisis económica en una grave crisis política. Decir ahora, tras ocho años, que ya estamos saliendo de la crisis y presentarlo como un activo, es un grave engaño. Existen países como España, pero en Europa también hay muchos otros que superaron la crisis en mucho menos tiempo y sin que sus fundamentos sociales se vieran radicalmente cambiados.

Hoy España y los españoles somos:
El 80% de los españoles bastantes más pobres
Tenemos más desigualdades sociales
Disponemos todos de un trabajo mucho más precario
Estamos menos protegidos ante la sanidad, la justicia, la economía
Nos hemos convertido en más desconfiados ante el Estado
Somos menos demócratas
Odiamos a la política y creemos que los políticos sobran
Saben manipularnos mucho mejor y entendemos que esto es normal
Tenemos menos Estado de Bienestar y lo que es peor, lo tendremos en el futuro por nuestra cotizaciones actuales
Somos más pesimistas incluso ante el presente

El empobrecimiento de la sociedad actual, nos lleva al empobrecimiento futuro. Si ganamos menos para poder competir, cotizamos menos y pagamos menos impuestos. Es decir consumimos menos y sentamos las bases para consumir menor en el futuro. Y el Estado logra menos impuestos con lo que resulta que se achica y se deja mucho más espacio a los que dominan los espacios privados en todo orden de cosas. Espacio al que sólo unos pocos pueden acceder a él. ¿Alguien cree que todo esto es casualidad?

11.12.15

La Espiral del Silencio, la Ley de la Palanca y la Ley del Mínimo Esfuerzo

La teoría conocida como “La espiral del silencio” teorizada por Elisabeth Noelle-Neuman, nos intenta explica que la sociedad aísla con el silencio las ideas, las organizaciones, o las personas que expresan ideas diferentes o contrarias a las consideradas mayoritarias.

Todos tendemos a asumir como “normal” aquello que por ser aceptado por la gran mayoría ya lo consideramos todos como “normal”. Es precisamente ese su gran valor, que ya sean ideas que se consideran correctas y asumibles por la mayoría de los que nos rodean. Pero la verdad es que la capacidad de manipular esas mayorías es abrumadora y con ello la capacidad de enterrar en el silencio a lo que ya no nace mayoritario. Si logramos convertir simplemente en aceptable lo que es “gris” y nos lo manipulan por los que les interesa que sea “el freno a todo lo demás”, hemos logrado aupar en mayoritario lo que es gris y condenar al silencio todo lo que se salga de esa línea.

Para aceptar lo gris, lo sencillo, lo mediocre, se necesita mucho menos esfuerzo que intentarlo con lo novedoso, lo diferente, lo contrario a lo establecido. Es un brazo de la Ley del Mínimo Esfuerzo.

Hay también una tendencia (casi) no escrita completamente por la que todos deseamos ser mayoría. Todos queremos tener razón o al menos que nuestras razones coincidan con las de la mayoría para no ser discutidas con facilidad y además por todos. Y todos también queremos ganar (aunque digamos que no), por mucho que sea ganar entre una inmensa mayoría que nos diluye tanto que no parezca que hayamos ganado como persona sino acaso como lo que representamos siendo una simple hormiguita. Entre ganar como hormigas o perder como leones, preferimos en la inmensa mayoría de los casos, lo primero.

Si surge una idea, una persona, una organización que plantea escenarios diferentes, lo tiene muy crudo. Excepto que no tenga que competir con (contra) nadie por haber encontrado un hueco vacío. Una idea nueva no llega (casi nunca) a un lugar donde no haya ideas. Y como ya hay muchas ideas, tiene que buscar su propio espacio, su hueco, peleando contra todas las demás a codazos. Lo normal es que: o es muy contundente y clara y se hace su propio hueco, o que se hunda en el silencio de todos los demás que se unen para zancadillear. O también que tenga la suerte de llegar en un momento especial en el que todos necesitan abrazar algo nuevo, pues el resto representan el caos.

La espiral del silencio funciona de una forma maliciosa contra las ideas nuevas que no son contundentes, pues cuanto más se expanden las ideas básicas y asentadas, las consideradas mayoritarias, menos espacio les queda a las ideas nuevas, y ellas solas se van perdiendo entre el silencio. Pero hay posibilidades de revertir estas opciones. La más básica es presentar la “idea nueva” con suma contundencia desde el principio, ser una idea básica y delimitada para poder mantenerla sin cambios durante un buen tiempo hasta que logre un espacio propio; y a partir de ese espacio aunque pequeño, empezar a expandirse con suma contundencia y sin desaliento.

Es un poco el emplear otra ley viejísima. La Ley de la Palanca. Dadme un punto de apoyo y os moveré a todos. Si una iniciativa nueva logra encontrar un punto de apoyo, nunca debe abandonarlo y sobre él intentar hacer palanca para abrirse espacios. Este proceso tiene una desventaja. Es lento. Y no siempre somos capaces de planificar los tempos, los tiempos, las supervivencias a medio plazo.

Los sondeos electorales influyen y mucho

Que se ha descubierto la importancia de los sondeos para incidir en los indecisosque al final son los que hacen cambiar gobiernos— no hay duda. Los sondeos sirven más que las campañas para hacer cambiar el sentido del voto. Y tanto es así, que ahora ya los sondeos pueden ser totalmente distintos, según quien los haga. La psicología social nos indica claramente que además de que nadie quiere votar al perdedor, todos quieren o queremos que el voto sirva para mucho más que para un simple voto.

Hoy por poner un ejemplo, al PSOE le dan en un sondeo un  23,1% y segundo partido, mientras que en otro medio le dan un 17% y cuarta posición. Queda claro que es imposible que ambos sean sondeos profesionales, pues la diferencia es tremenda. Se respira dentro de estos datos un deseo de influir. Las diferencias con Ciudadanos son parecidas entre el 23,2% y el 18,8% pero justamente al revés en la asignación a partidos según sondeo.

Cuando algunos medios de comunicación juegan a manipular, podemos pensar que lo hacen sabiendo o sin saber. Ambas posibilidades son basura. Si no son profesionales y publican datos equivocados, pues mal. Y si lo hacen sabiendo que son irreales, peor.