24.2.16

¿Debemos tener miedo a la muerte?


Estamos vivos y esto nos parece maravilloso. Todos nosotros estamos vivos, y todos somos muy parecidos entre nosotros. Y además sabemos que nos vamos a morir. Algunos morirán de forma rápida, otros por desgracia lo harán con una larga agonía. Unos se irán jóvenes y otros se agarrarán a la vida durante muchos años. Pero sabemos que al final nos tendremos que ir de esta vida. Es normal pues que tengamos mieda a la muerte, a ese momento inevitable del que no nos vamos a poder librar.Pero tener miedo a la muerte, siendo normal, no es siempre igual, cambia según cambiamos nosotros, según nos vamos acercando a la edad anciana, a esos momentos más lógicos en los que nos veremos frente a la muerte.

¿Debemos hablar de la muerte? No ser conscientes de que la muerte existe y nos llegará en algún momento nos atenaza más que no querer pensar en la muerte. Si admitimos que somos temporales, algunas decisiones de nuestra vida serán diferentes, seguro que caqmbiaremos en parte de nuestras decisiones. Nada es eterno, luego nuestras decisiones son únicas y nos llevan y agotan un tiempo imprescindible que se nos resta del total de nuestra vida. Piensa que tus decisiones a veces no serán revertibles y por ello hay que meditarlas. Te irán llevando por caminos que no podrás desandar y que te irán restando tiempo de tu vida. Tú decides siempre.
Si sufres ataques de pánico ante la muerte, un trastorno más normal del que nos imaginamos, debes acudir a los médicos de familia en busca de ayuda, pues es un problema que se puede tratar y mejorar. Estos temores que se pueden convertir en paralizantes tienen su base en la propia muerte, en el fallecimiento de algún familiar o por haber vivido algún momento de especial tensión que te ha obligado a ver la muerte de cerca, cierta o sólo imaginada.

Recuerda que tener miedo a la muerte, en realidad, es tener miedo a la vida, a continuar avanzando, a tomar decisiones comunes pensando que nos va a llevar a estar más cerca de la muerte. Muchos miedos a la muerte se disfrazan de otro tipo de temores. A volar, a las grandes extensiones vacías, a la enfermedad aunque sea suave, al olvido, a viajar, y curiosamente este tipo de trastornos se dan más entre jóvenes, pues con la edad se analiza el tema de la muerte desde otras ópticas, con otro tipo de pensamientos. No debes perder parte del tiempo de tu vida, en pensar en la muerte. Nadie sabe cuándo nos llegará, y lo más importante, nadie sabe qué pensaremos en ese momento, pues todos nosotros vamos cambiando según avanzamos por la vida,según crecemos de edad. Lo que piensas de la muerte hoy no se parecerá en nada a lo que pienses de la muerte cuando te toque. Absolutamente en nada se parecerá.

Lo mejor, siempre, eres tú. Sobre todo para tus hijos

Os dejo un texto que se está haciendo casi famoso y dirigido a las madres primerizas, dicen, pero yo creo que es un texto para padres y madres de todo tipo. Parece ser que se colgó hace un par de meses en Facebook y desde entonces se ha hecho viral y famoso por ir copiándose por muchos foros y redes sociales. Es puro sentido común. Los hijos pequeños, sobre todo, necesitan seguridad y en eso nadie como los padres, como la madre, y la felicidad que sepan y puedan transmitir.

23.2.16

El Arte de la Prudencia sobre las equivocaciones

En el libro "Oráculo Manual y el Arte de la Prudencia" del aragonés Baltasar Gracián, figuran numerados sus consejos y aforismos; y en el 126 podemos leer toda esta seria de frases que todos deberíamos tener en cuenta hoy aunque hayan pasado 370 años desde su escritura.

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No está mal que te equivoques, si sabes disimular y rectificar.

Sé discreto en tus afectos y disimulado en tus defectos.

Todos nos equivocamos, pero los habilidosos saben rectificar sus errores, mientras los torpes hacen más grandes los suyos.

Ganas más siendo disimulado con tus defectos, que destacando tus hechos.

Si no eres casto, sé cauto. Porque las faltas de los grandes se notan más que sus méritos.

A tus propios amigos, cuídate de mostrarles tus defectos.

Y en tu yo íntimo, trata de rectificar tus faltas, y luego olvidar que las tuviste.

¿Quieres cambiar de trabajo? Piensa en estos consejos


Todos necesitamos cambiar de trabajo alguna vez en la vida, incluso es bueno cambiar varias veces pues es la forma más rápida de mejorar, de aprender, de sentirte mejor, de ganar más dinero. Pero siempre que decidamos cambiar de trabajo, más en estos tiempos tan complejos, debemos tener en cuenta algunos aspectos básicos.

El primero es que la mejor forma de cambiar de trabajo es desde el trabajo. Los mejores trabajos y las mejores oportunidades de cambio surgen cuando estás trabajando en otros trabajos, en otras empresas. Por eso hay que estar siempre pendiente del cambio, y asumir que nos pueden llegar ofertas y oportunidades cuando precisamente estamos trabajando en un sitio donde estamos bien.

La otra posibilidad más normal es que estemos cansados del actual trabajo por varias posibilidades. Un mal sueldo, una relación laboral que se ha empobrecido, una mala planificación empresarial que lleva al desastre, una promoción interna que ha fracasado, un agotamiento mental que nos ha vuelto desmotivados, etc. 

En estos casos hay que sopesar muy bien todas las opciones antes de tomar una decisión precipitada. Nunca te despidas sin tener recambio. Si resulta insoportable el trabajo, intenta que te despidan desde la empresa donde ahora trabajas, que te faciliten la salida de forma natural o de forma provocada. Aunque te parezca complicado no lo es tanto como sufrir después el desengaño y encontrarte sin plumas y cacareando. So lo dudes, si la empresa sitiera que tçu sobras, ellos te despedirían sin pensárselo dos veces. Así que antes de irte como un héroe, sopesa si no es mejor para tus intereses irte con una colchoneta por si hay caídas y todo sale peor de lo que imaginabas.
Recuerda que buscar un nuevo trabajo es psicológicamente duro pues no es posible medir el tiempo, las posibilidades, las oportunidades que nos vamos a encontrar. No te fíes de las buenas palabras de nadie, dichas antes de tomar la decisión. Las promesas cuando no hay que cumplirlas son muy fáciles de regalar.

Si la situación laboral es mala, háblalo con tus amigos, con tu familia. Consulta y analiza la situación con calma, sin tomar una decisión sino contemplando todas las posibilidades. Escucha pero al final decide tú. Eres el responsable última de la decisión que tomes.

Analizate, en serio. Mira tus puntos fuertes y tus debilidades. Observa qué te falta por actualizar en tu formación, mira qué se necesita en el mercado laboral actual, qué piden ahora para tu profesión. Aprende otra vez a realizar entrevistas de trabajo, pues se actualizan de forma increíble. Y recuerda que en estos últimos años la relación laboral ha cambiado mucho, lo que simplemente quiere decir que saberlo es oportuno para no sentirte mal tras el cambio. Hay que decidir en qué momento es oportuno hacer un cambio laboral, y si tienes que formarte, lo mejor es intentar hacerlo sin abandonar el propio trabajo que realizas, pues te sentirás menos presionado y con más calma para decidir.

Por último recuerda que un nuevo trabajo supone un nuevo lugar, unas nuevas distancias, unos nuevos compañeros, unas nuevas exigencias, unas nuevas oportunidades, y que a donde entres de nuevo, serás eso: “el nuevo”. Asumirlo desde el principio es muy bueno para no sentirte después derrotado, pues no saldrá todo tan bien como te imaginas. Pero al menos lo has intentado y si superas los seis primeros meses, habrás triunfado, seguro.