1.3.16

Estos niños de Bruselas se harán adultos. Y crecerán en el odio

Esta imagen es Bruselas, es la puerta de la catedral de Bruselas, la capital de la Europa rica, donde los millones del Parlamento Europeo y la Comisión sobran. Si no somos capaces de creer en Europa, de lograr una Europa que entienda a las personas y sus problemas…, ¿para qué servirá Europa? Y lo que es más grave. Si no somos capaces de ordenar Europa, se nos desordenará definitivamente. Europa no puede dar los espectáculos tristes de Calais, sin perder el sentido de ser territorio válido para el futuro. Si no somos capaces de resolver los problemas de Grecia, de Macedonia, de todo el Mediterráneo, ¿para qué queremos a Europa?

Debajo de los cientos de edificios enormes llenos de oficinas de empresas que acuden a Bruselas a medrar, de lobbies escondidos que sólo piensas en los beneficios de sus inventos de empresas o de laboratorios financieros, se esconden estas familias.
¿Alguien cree que Europa puede mantener el engaño de que camina hacia la integración, cuando en muchos países hay colegios disgregados por religión, poder económico o por el color de la piel? ¿Es posible entender colegios totalmente diferentes a la realidad social de las calles?

En Bruselas las personas que están pidiendo por las calles húmedas van con niños en los brazos o son más jóvenes que los desamparados que vemos en España. A veces con un hijo tapado, otras con tres de diversas edades a los que sólo se atiende con mantas y algunos alimentos desde acción social. Las personas y familias también duermen en cajeros de banco o en pasillos escondidos de las estaciones de tren o metro. Quien no quiera mirar, no verá. Pero en breve les obligarán a ver, pues antes pronto que tarde, los huérfanos de justicia social la exigirán por las buenas o por la malas. Estos niños se convertirán en adultos.

27.2.16

Los 12 puntos para analizar antes de montar un negocio nuevo

Todos queremos montar un negocio, una empresa que nos ofrezca un buen trabajo y unos beneficios. ¿Esa meta es sencilla, es posible, es lógica planteársela sin antes analizar bien nuestras posibilidades? ¿O tal vez antes hay que plantearse una serie de cuestiones básicas que nos sirvan para medir las opciones de éxito que tiene nuestra inversión de exfuerzo y de dinero? Veamos 12 cuestiones básicas sobre las que deberemos empezar a pensar.

El éxito de nuestra empresa está en el éxito de nuestro servicio o producto. Preguntémonos unas cuestiones muy básicas:

 ¿Lo que vamos a ofrecer lo van a comprar nuestros clientes con facilidad? 

 ¿Acudirán a nuestra empresa antes de a la que ya comprar ese mismo producto y por qué? 

 ¿Qué tamaño tiene el mercado al que queremos acudir con nuestro producto o servicio? 

 ¿Es fácil o muy complicado conseguir un espacio propio en ese mercado, y poderlo mantener? 

 ¿Hemos analizado los precios a los que vende nuestra futura competencia? 

 ¿Estos precios son rentables para nuestro propio negocio, con arreglo a lo que nos cuesta a nosotros producrir nuestro servicio? 

 ¿Es sencillo o muy complicado lograr clientes, bien por el tipo de nuestro servicio, o por la colocación de nuestro punto de venta, o por el tamaño de nuestro servicio, etc.? 

 ¿Qué inversión necesitamos y qué posibilidades tenemos de lograrla y luego de rentabilizarla? 

 ¿Seremos capaces de hacer cambios en nuestro negocio para ir adaptándonos a lo que nos vaya demandando nuestro mercado incipiente, incluso desde el primer día? 

 ¿Podremos crecer si nuestros clientes lo demandan, si el producto necesita ir acompañado de nuevos servicios, si lo necesitamos para poder rentabilizar la empresa? 

 ¿Sabemos vender nuestro producto? 

 ¿Hemos tenido en cuenta (casi) todo tipo de impuestos, de subcontrataciones, de seguros, de conflictos y averías, de gestiones comerciales, administrativas o de control de calidad?

26.2.16

Un San Jorge con un pincho flojo para matar dragones

Los San Jorge siempre me han llamado la atención, no sé el motivo, tal vez esa figura del “hombre” y su caballo, matando monstruos feos tendidos a su pies influya en mi interior sin yo saberlo. Es posible. Este San Jorge es de Brasil, rodeado de flores y un caballo que más parece de Picasso que de otro artista, con los dos ojos en el mismo lado de la cara. Por cierto, si se fijan la lanza con la que San Jorge logra vencer al dragón es floja y sencilla. O el dragón era muy blando o se doblaría. O claro, también es posible, el Santo tiene una fuerza divina que le ayuda a destruir el mal aunque sea con un pincho largo de cocina de los de hacer brochetas.

25.2.16

Hay que aprender a relacionarnos mejor con todos. Incluido con nosotros mismos


Relacionarnos bien con los demás es muy positivo para nosotros mismos. Es pues puro egoísmo el que sepamos hacerlo mejor, y para ello debemos practicar la inteligencia emocional, conocer los funcionamientos de las emociones de todos, pues es importante conocernos y conocer a los que nos rodean para detectar si lo estamos haciendo bien o mal, si recibimos lo que esperamos o si nos estamos equivocando en la formas de encarar los problemas, la situaciones, las relaciones.

Relacionarse con los que nos rodean es saber poner límites en las interacciones, es también aprender a poner esos mismos límites para nosotros mismos, es sobre todo saber resolver conflictos y para ello es fundamental detectarlos a tiempos y adivinar las motivaciones. 

Las relaciones entre personas tienen que ser agradables. Si son violentas o duras y ásperas, no lo serán por mucho tiempo. Nadie quiere vivir su propia vida rodeado de personas que trasmiten negativismo, violencia aunque sea verbal, malas caras, ausencias y cambios de carácter sin motivo, pesimismo absurdo, falta de empatía con los que le rodean, excesiva exigencia para con los demás y nula para con unos mismo, vicios no compartidos.
Hay que aprender a sentirse bien ante la vida, a saber elegir y poder rodearte de las personas con las que intercambiar positivismo, para sentirnos todos mejor. En las relaciones lo que en realidad nos intercambiamos es tiempo de vida, es decir, lo más importante que tenemos. Por eso es fundamental que sea tiempo agradable, positivo, válido, que se intercambie entre iguales, dentro de la felicidad.

Todo esto se aprende, como cualquier otra materia en la vida. Y como se aprende, debemos lograr que nuestros hijos lo comprendan bien y lo practiquen, pues es importante que asuman su propia felicidad desde las relaciones. Y si no sabemos lo suficiente, debemos buscar quien nos lo enseñe, desde diferentes lugares. Lo que se aprende, se enseña.

Mira, nosotros estaremos con nosotros toda nuestra vida. O nos queremos más, o aprendemos a vivir con nosotros mismos, o somos nuestros mejores amigos, o estaremos sufriendo siempre. Debemos tener autocontrol, pero sobre todo para nosotros mismos, que siempre vamos juntos a todas partes. Hay que crecer en autoestima y desde ella nos resultará más fácil relacionarnos con los demás. Pero lo primero es aprender a relacionarnos con nosotros mismos desde el amor propio.