28.11.16

Trabajadores y pobres. Mala situación de incapacidad

No es fácil entender hacia dónde vamos si admitimos como ciertos estos titulares que nos machacan casi todos los días. En una España con cuatro millones de desempleados, tenemos otros más de tres millones de trabajadores que siéndolo, son pobres estadísticos. Pobres con arreglo a los datos de Europa. Trabajan para ser pobres. 

Los libros de historia nos indican que llegados a este punto lo normal es que empiecen los problemas serios. Pero parecemos conformarnos con decir que efectivamente es un gran problema y demostrar que somos incapaces de resolverlo. Las ayudas sociales no sirven para resolver esta situación.

Teoría de las Ciudades Jardín de hace un siglo

Hablábamos aquí y en una anterior entrada de las ciudades jardín poniendo el ejemplo del barrio de La Jota en Zaragoza, barrios creados en España en los años de la reindustrialización, del crecimiento de las ciudades a través de la inmigración de trabajadores hacia las grandes fábricas que se iban formando en las afueras de las grandes ciudades.

El concepto teórico de estos nuevos barrios o incluso de ciudades que crecían por este efecto industrial, nace a finales del siglo XIX y principios del XX sobre todo en Reino Unido, que necesita crear —y digo bien: crear— masas de trabajadores para las nuevas empresas de las grandes ciudades para tener mano de obra abundante y así ser también más barata, y dotarlos de barrios nuevos para asentarlos en su emigración desde las zonas rurales. 

Los urbanistas de aquellos años, sabedores que traían a personas desde zonas rurales, diseñaron barrios que de alguna manera estuvieran teóricamente cerca del campo, rodeados de zonas verdes y terrenos de labor, que mezclados con y entre las fábricas, les facilitan la aclimatación. Brutalmente parece, contado así, una forma animal de adiestramiento dirigido.

Ebenezer Howard entre otros urbanistas ingleses, diseñaron esos barrios y de aquellos planos bebieron durante muchos años casi todos los urbanistas que aprendieron con sus libros, sus ideas y sus planteamientos. Era crear ciudades amables que hicieran más sencilla la adaptación a la ciudad de las personas que venían del mundo rural.

Ciudades circulares, que iban creciendo hacia las afueras, hacia los arrabales, pero distribuyendo los espacios de una forma totalmente dirigida para simplificar la vida de las personas. Parques centrales, grandes avenidas verdes que se alternaban con calles más estrechas. Servicios comunes y públicos colocados en el centro de las ciudades, y aquellos que fueran de uso diario colocados entre las calles, como podría ser las escuelas o la iglesia.

Las fábricas se colocaban fuera del barrio, pero no muy lejos para evitar grandes desplazamientos —los obreros no tenían derecho económico a tener coche— , y el tamaño diseñado para estos barrios debía ser de entre 30.000 a 50.000 vecinos por barrio, con un centro urbano diferente como contenedor de todos los servicios públicos importantes y las viviendas de la clase media, que debía tener un tamaño de entre 50.000 y 100.000 habitantes. Este diseño de ciudad nos llevaba a un total de habitantes en la ciudad de entre 200.000 y 400.000 personas.

Las comunicaciones entre barrios se hacían con trenes de Cercanías, mientras que la comunicación de cada barrio con su ciudad de referencia se haría por tranvías o metros. Ahora, un siglo después, con autobuses. Por fuera de estos barrios seguían existiendo las tierras de labor, las ganaderías y las zonas verdes naturales, los ríos y las zonas para pescar y disfrutar de la naturaleza virgen.

Más de un siglo después de estas ideas…: ¿Hemos cambiado mucho el diseño de las ciudades y los barrios?

27.11.16

Si quieres triunfar…, aprende a fracasar

Estamos a nada de serlo todo. Pero no es fácil lograrlo. 

No sabemos bien los motivos que nos llevan al fracaso, por eso es tan importante aprender de ellos. 

Fracasar es menos habitual de lo que creemos, pues normalmente tras el fracaso viene la parálisis y dejamos de intentarlo, nos acobardamos. 

Fracasar está mal visto, pero es la mejor forma de triunfar. De aprender. 

Debería ser obligatorio fracasar, para así lograr el éxito con más profesionalidad. 

Estamos a punto de lograrlo, simplemente debemos fracasar antes, pero de una forma provocada, aprendiendo de los errores.

Tenemos derecho al trabajo digno. DERECHO

Les decía el otro día a un grupo de amigos que me había planteado el colapso del sistema económico y laboral actual, que el propio “sistema” era capaz cuando quisiera, de crear millones de puestos de trabajo. La sorpresa por mis palabras no les llegó en ningún momento, simplemente debieron pensar que yo estaba en un día idiota, de los muchos que tengo.L

La UNESCO nos dice que se necesitan unos 70 millones de profesores de Educación Primaria y Secundaria, inclusiva y equitativa, si se querían cumplir los Objetivos del Desarrollo Sostenible del año 2030. 

Efectivamente, no queremos y no lo haremos. pero eso no quiere decir que no sea necesario crear 70 millones de nuevos profesores, para atender las demandas de formación en TODO el mundo.

Según este estudio de la UNESCO, para el cumplimiento del objetivo sobre educación del Desarrollo Sostenible son necesarios 24,4 millones de maestros para la Educación Primaria y otros 44,4 millones para Educación Secundaria, según el Instituto de Estadística de la agencia.

Donde más es necesario corregir este déficit en educación es en el África subsahariana, donde son necesarios al menos 17 millones de profesores. Más del 70% de los países africanos más profesores de educación primaria y un 90% más de educación secundaria.

Según datos de UNICEF unos 263 millones de niños en todo el mundo se encuentran aún sin escolarizar

"El sistema de educación a nivel mundial se está preparando para dar un gran paso y lograr cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de cara a 2030. Necesitamos recursos y apoyo para que los profesores puedan realizar su trabajo", ha aseverado la directora del Instituto de Estadística de UNICEF, Silvia Montoya. 

En los países del sur de Asia sólo el 65% de los jóvenes en la región están escolarizados

Pero es verdad que me refería en aquella diatriba con amigos, al problema del empleo en España. 

Curiosamente España es uno de los países de Europa con sueldos más bajos y que más desempleo tiene. Luego no debe ser la culpa el tamaño de los sueldos, sino otro motivo. 

La productividad tiene mucho que ver con la formación, y volvemos a la necesidad de crear maestros.

Pero si analizamos el número de puestos de trabajo que se han destruido en España y donde se han destruido, veremos que a veces esa destrucción que nos afecta a todos, es parte también de nuestros hábitos y de nuestra culpa en silencio. 

Las leyes laborales en España ayudan a destruir empleo. Pero nos cuentan otra vez la cantinela de los despidos tan altos. Los sindicatos no quieren escuchar, analizar, ponerse a trabajar más y de forma diferente, para resolver este problema.

La gasolina del problema nos la ponemos nosotros, en el Super acudimos a cajeros donde nos pasamos por el código de barras nuestros productos, la basura la separamos nosotros en hasta cinco o seis cubos diferentes, hacemos millones de horas extras sin cobrar, admitimos que los parques están más sucios que antes, soportamos que el médico nos de hora para dentro de 3 días en atención primaria o de seis meses en especialista. En las clases admitimos que haya más niños que hace 20 años.

Y queremos pagar menos impuestos, pues pagar impuestos está muy feo. 

Pero los peores impuestos que pagamos como sociedad no es en una parte de nuestro dinero que hemos cobrado, sino en esa otra parte que NO hemos cobrado

No se nos aseguran las pensiones, cobramos menos que antes, podemos terminar desempleados con más facilidad, y miramos los impuestos en el corto plazo y no como una cantidad que a lo largo de nuestra vida sirve para asegurarnos más y mejor los periodos complejos.

Para las dificultades queremos subsidios perfectamente medidos para que no pasemos hambre fuerte. Pero no sabemos exigir un puesto de trabajo. 

Nos conformamos con que no nos toquen el seguro de desempleo, pero no sabemos exigir una formación gratuita para reciclarnos, para ser más productivos, un puesto de trabajo como es obligación según nuestra propia Constitución.

Artículo 35 de la Constitucion española
    1. Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.