1.12.16

Las 8 preguntas del negocio de mi amiga

Vengo de asistir a la inauguración de la empresa de una amiga. Un pequeño negocio tras varios años trabajando en esto mismo, pero para otras personas. Se ha independizado, ha creado su propio puesto de trabajo. Ha creado otro puesto de trabajo más para una colaboradora.

¿Qué se ha preguntado mi amiga antes de abrir mañana su negocio?

 ¿Qué sé hacer, qué quiero hacer?
 ¿Cómo lo voy hacer, con quien puedo y debo contar?
 ¿Hasta donde quiero llegar con mi nuevo negocio?
 ¿Quien me puede ayudar a emprender mi negocio?
 ¿Sé vender lo que voy a realizar, sé tratar bien a los clientes?
 ¿Necesito contratar a alguna persona que me ayude, que colabore conmigo?
 ¿Quien me puede enseñar a realizar unas estrategias de acceso a los mercados?
 ¿Tengo asesores a los que acudir para llevar la parte legal, contable y fiscal?

Le he recomendado paciencia y templanza en los primeros meses. Los triunfos tardan siempre en llegar, pero nunca hay que desanimarse, hasta que sean otros los que te obliguen a desanimarte. Aprende, aprende de todo. Pregunta y apunta. Sonríe y trabaja mucho. E intenta tener un poco de suerte extra, que nunca viene mal.

Cómo deberían crecer las ciudades? 01

Ilustrando el principio correcto del crecimiento de una ciudad, tenemos algunos conceptos fijos que no queremos abandonar. Campo abierto siempre cerca de la ciudad. Y comunicación rápida entre los nuevos barrios. Nos importa mucho menos el crecimiento compactado como que este añadido sea barato y rentable…, y esté diseñado desde el principio para el segmento social sobre el que se quiere actuar.

Todo es caro o barato…, dependiendo de quien está dispuesto a pagar su precio correcto. Y el precio marca muchas veces el tipo de comprador que se acerca al producto, es decir, intervenimos en la sociología a través del precio. Para que una urbanización la convirtamos en selecta, el método más rápido es ponerle un precio muy alto de mantenimiento. De esta forma el promotor está realizando una selección sociológica sin más análisis.

Luego…, a la hora de crear un nuevo barrio, la primera pregunta que se hacen los urbanistas de libro viejo es: ¿Para quién será ese nuevo barrio? Lo de menos parece ser la función real que supondrá para la ciudad, sus costes, sus sinergias con arreglo a todos los servicios que moverá, sus comunicaciones. Pues todos estos elementos imprescindibles se supone que se moverán según sean demandados y necesarios. El mercado hará el milagro de dotar de todo lo necesario, si en realidad es necesario y produce beneficio. Lo que nunca se dice es qué sucederá “si SÍ es necesario”, pero no produce beneficios sino gastos, por el número de “clientes” y por el alto coste de los servicios según la zona elegida.

Las ciudades y los barrios los llenan las personas, es decir la sociedad. Luego…, debería ser la sociología la que entrara a saco a opinar sobre el dónde y el cómo. Y la sociología muchas veces no compagina bien sus directrices con las de la rentabilidad.

A la hora de crear nuevos espacios urbanos para nuevos barrios, también hay que analizar su posterior crecimiento. Posible o imposible. E incluso su NO crecimiento para mantener unas condiciones de vida correctas. Lo que puede ser una decisión muy acertada a la hora de diseñar un nuevo barrio se puede truncar con un mal diseño de los posteriores crecimientos. Si rodeamos de zona verde natural un nuevo asentamiento urbano, debemos admitir que eso impide el crecimiento, pero a la vez dota de alta calidad de vida al nuevo barrio. Crecer supondría truncar esa calidad de vida.

30.11.16

Cercanía, convivencia leve, intimidad

Cuando hablábamos aquí de la intimidad de las aceras en las ciudades, de ese concepto sociológico de intimidad urbana, de relación entre convecinos y que se da en la calle, saludando y comunicando asuntos personales…, dejamos sin terminar de explicar la realidad de este concepto.

Dejamos fuera lo que podríamos llamar “cercanía” o “convivencia leve”. Es cierto que en algunos barrios se da esa relación especial entre personas que realmente no se conocen pero se saludan. Nadie ha estado nunca en la casa del otro. Y nunca estarán. La intimidad de las aceras, termina en las aceras. Incluso hay que advertir que creemos peligroso llegar a más, y que se intenta evitar por todas las partes.

Es una relación pequeña, suficiente para crear sensación de seguridad en las calles, pero nada más que eso. En pocas ocasiones las personas que se saludan por las aceras, quieren llegar a tener más relación, y muchas veces quien lo intenta se ve desplazado del saludo anterior. Curiosa forma de lograr ir a más que se convierte en ir a menos.

La intimidad real, la de la cueva, es de un valor inmenso que en las ciudades no se quiere perder. Y la cercanía excesiva acaba con ella. Por eso se evita la cercanía real, la convivencia aunque sea leve. Y si hay que crear por algún motivo esa convivencia leve, por ejemplo la de tomar café por las mañanas, se prefiere elegir para esos núcleos a personas que NO estén cerca. Se evita la cercanía para aumentar la convivencia leve.

Curiosa forma de crear sociedad, pero prima en muchos casos la intimidad de la cueva. Por eso con los vecinos de escalera, a diferencia de lo que sucedía hace unas décadas, la relación de cercanía, en estos tiempos, no existe apenas. Es un método de autodefensa para lo que pudiera pasar, aunque nunca vaya a pasar nada. Amabilidad en su justa medida y si nos pasamos…, viene la desafección, la lejanía en un tiempo, para evitar la leve convivencia.

29.11.16

Antes de talar árboles, hay otras soluciones


En algunas ciudades los árboles que tienen el peligro de caer con el viento, dado su tamaño y forma creada por su propio desarrollo que no hemos sabido controlar, literalmente se talan para evitar males mayores. Cuanto más grandes son, más peligro representan y antes se talan sin más miramientos. Pero hay otras soluciones no tan drásticas.

En Madrid, en concreto esta imagen es del Parque del Oeste, a los ejemplares de árboles que se consideran importantes por su edad o desarrollo, se les coloca unos tirantes de goma gruesa, negra, para crear entre las ramas una red de sistema muy disimulado que los sujeta entre ellos. Unas ramas sujetan a las otras y entre todas crean un sistema de defensa contra las caídas accidentales.

Siguen cumpiendo su función de sombra, de paisaje, de relleno de zonas pues suelen ser árboles de gran porte, y casi no se nota el sistema de apoyo par que no puedan producir problemas a los viandantes. Y estoy seguro que a la larga es más barato este sistema que talarlos y no poder plantar un nuevo ejemplar hasta pasados excesivos años.