27.12.16

El futuro industrial de España no son las multinacionales


Todos los países industrialmente irregulares y por ello pobres, países que llegamos tarde a la industrialización como España, hemos pensado durante décadas que el futuro industrial pasaba por la instalación de multinacionales en suelo patrio. 

Parecía la solución a nuestra baja capacidad de crear empresas propias, de crear producción para vender fuera. Que vengan otros desde fuera y nos las monten. Nosotros ponemos solo la mano de obra, la fuerza. 

Un claro error que en algunos países ha costado la dependencia total de las corporaciones y lobbies que afectan y controlan a los gobiernos, a las sociedades y personas de forma directa o indirecta, controlando todo movimiento independientes de sus economías.

El ejemplo de México o de otros países de la zona iberoamericana es claro, con respecto a las grandes empresas de EEUU.

Incluso estos grupos de presión juegan con la creación o disminución del empleo y desempleo como herramienta económica que genera beneficios en sus empresas a costa de tener pillados a los países, y sin duda con la presión a los propios gobiernos que cuando quieren pueden cambiarlos sin que se note mucho.
La instalación de grandes empresas multinacionales en zonas elegidas y pequeñas, producen el efecto negativo de control total sobre los sectores que trabajan.

Control que afecta a otras empresas de la competencia, a proveedores, al sistema de trabajo, a los derechos, sueldos, etc.

En la misma medida en que crecen las grandes empresas ajenas al país, crece el peligro de deslocalización, pero sobre todo decrecen las empresas medianas y pequeñas autóctonas, que no son capaces de encontrar hueco productivo si no es dependiendo totalmente de esas grandes empresas, como simples proveedores ajustando precios y producciones.

El éxito industrial de un país radica en la creación de un tejido propio de medianas y pequeñas empresas, bien preparadas, con capacidad de innovación y tejido comercial de calidad para todo el mundo, con incidencia en sectores en constante cambio y mejora, con una alta calificación en calidad y servicio, y que se sienten apegadas al territorio para lograr motivación, pero con una visión global de su producción.

España debe ayudar mucho más a las PYMES, pues son el germen del futuro, de la seguridad, del crecimiento real del país. Ayudas que deben sobre todo ir encaminadas a la financiación, a la preparación y formación de todos sus integrantes (sin duda también los directivos), al cambio normativo para facilitar la creación de cooperativas o S.A.L., y con la inclusión de conceptos de economía del bien común, que ayuden a la productividad y excelencia interna y a la formación de equipos productivos modernos e innovadores.

Addis Abeba y sus viviendas contenedores

Cuando hablamos de pobreza social, de ordenaciones urbanas, de barrios y ciudades, se nos olvida muchas veces que existen muchas formas de configurar una ciudad. En todas ellas existen barrios, arrabales, zonas degradadas, culos urbanos, asentamientos degradados. Pero degradados con respecto a su propia ciudad. Si esta está ya degradada por la pobreza extrema, nos podemos imaginar todos los escalones sociales. Y entender mucho mejor la realidad de la migración, al contemplar otras formas de vida real.

Esta imagen es de un barrio de la ciudad de Addis Abeba (Addis Ababa), la capital de Etiopía. Podemos ver en una calle de este barrio no muy alejado del centro de la ciudad, la vida cotidiana de sus ciudadanos con el detalle en primer plano de esa especie de cajón de uralita que se ve en la acera.

Podría parecernos un contenedor de basura, pero es una infravivienda. Hay decenas de ellos y son en realidad pequeñas ¿viviendas? en donde duermen y tienen su hogar personas solas que los emplean para sobrevivir. También en todo tipo de asentamiento urbano, hay clases de miseria, de pobreza. Y también hay palacios, coches de marca, restauranes de lujo, médicos privados. Y camisetas de equipos de fútbol.

Incluso estas personas que viven dentro de estos contenedores son otros pequeños afortunados, pues dentro de la extrema pobreza de muchos de ellos, hay cientos o miles de personas que tienen que dormir en la calle sin cobertura ninguna, a la intemperie total, tumbados en jardines o en las aceras para poder dormir. Unos junto a otros para darse seguridad.

Situación que por desgracia se empieza a ver de forma muy individual en algunos países occidentales.

Al menos los que tienen la suerte de disponer de un cajón como el de la imagen se libran de las lluvias o del frío.

No es nada sencillo visitar estos barrios, pasear por estas calles. La inseguridad es total si no era de su propia sociedad. La fotografía está tomada desde un coche, sin bajarse a pisar el suelo.

Enrique Meneses, en otro mundo hoy imposible

Esta imagen sería imposible hoy. Vemos a Nasser (socialista árabe y presidente de Egipto) y Anuar el Sadat (Primer Ministro de Egipto), recorriendo en un coche descubierto las calles de El Cairo. Esta fotografía es de Enrique Meneses, un fotógrafo periodista madrileño, casi único en aquellos años. Me sorprendió tanto la bala estampa que representa, que la atrapé para enseñárosla.

Entonces los guardaespaldas actuaban simplemente como escudos humanos ante cualquier intento de atentar contra los políticos, y la violencia armada de los ciudadanos sin organizar casi no existía todavía, pues lo habitual era en aquellos años, que los golpes violentos los dieran otros militares, y no delante de los civiles precisamente, sino acuartelados.

Todo ha cambiado. Ni Egipto sigue mejor, ni la seguridad es más eficaz, ni la libertad está mejor repartida, ni hay menos desigualdades sociales en el mundo árabe.

Esta imagen es de 1956. Han pasado 60 años. Hemos perdido la inocencia social. Y a cambio no nos han dado soluciones ni calidad de vida, excepto en los países que pudimos salir de las dictaduras hacia las democracias.

26.12.16

Un joven de 48 años es arrestado. Correría despacio

A veces los periódicos son la salvación, una bocanada de aire fresco, que nos dan vida. En esta noticia nos dan un aplauso donde más nos gusta.

“Un joven de 48 años, es detenido por hurto”. Todo un lujo, ser joven con 48 años. Yo también quiero ser detenido cuando cumpla los 48 años, si así logro ser joven. Estooo…, queee…, bien, ya no tendré nunca 48 años, vale. ¿Y no se puede uno dejar detener…, a la carta?