Hasta Mortadelo, el de Filemón, se queda sorprendido de la forma en que nos engañan con los mensajes “dados la vuelta”. No miente el General de la Calavera, simplemente dice “su” verdad, que no es la habitual. El más sorprendido es el caballo.
16.1.17
El nomadismo urbano en la actualidad
Urbanismos efímeros son también los grandes zocos que levantamos en todas las ciudades para celebrar fiestas que conmemoran algo que consideramos importante. Volvemos en cierta medida a los ancestros de las ciudades nómadas que se cambian de posición según los tiempos atmosféricos o las necesidades de comida, seguridad, relación con el entorno. Nosotros como sedentarios, no nos movemos (casi) del lugar de residencia, pero cambiamos el paisaje de las ciudades durante unos días o semanas, para edificar de forma efímera algo que nos logre engañar de nuestro pasado nómada que todavía nos pide cambios de paisajes.
Los mercadillos medievales, pero también las grandes solemnidades religiosas, incluso los arreglos florales de las festividades de nuestros Muertos, nos van cambiando las ciudades por días, las de los vivos y las de los fallecidos. Sea Navidad, las Fiestas patronales o las del Nuevo Año Chino o el Ramadán. Seguimos teniendo reprimida nuestra necesidad hacia el nomadismo. Y eso nos lleva a cambiar efímeramente nuestra ciudad varias veces cada año.
En todo proceso del nómada, las ciudades se mueven con criterios rígidos, casi militares, sabiendo que la estructura en calles rectas y cuadriculadas es el método más eficaz para optimizar el territorio. Sean campamentos de asistencia social, militares, religiosos o urbanismo transitorio como las Fiestas del Rocío o de la Feria de Sevilla. O bien en campamentos circulares para poderlos defender mejor ante los ataques o las inclemencias del tiempo.
Arquitectura urbana diminuta, que con todos sus elementos, que se puede desmontar de forma sencilla y rápida, que cumple el papel de viviendas sin calidad, pero uso suficiente y sin duda aceptadas. Sabemos que no van a ser poblaciones que vayan a permanecer, sino asentamientos temporales, nómadas. Puntos de reunión o de salida. Y curiosamente muy socialmente iguales entre todas ellas. O casi.
Estos asentamientos no crean parques, ni esculturas en las calles, pero a partir de un cierto número de habitantes sí tienen locales sociales, comerciales, de gobierno, de sanidad, religiosos, de ocio. No de cultura, pero sí de ocio e incluso de lectura y educación. Y todos ellos tienen una identidad clara desde el primer momento. Todos los que están allí saben dónde están, cómo se llama el lugar (la nueva ciudad o asentamiento), casi como primera condición. Si no hay nombre, no hay asentamiento, aunque sea efímero. Puede ser indigno pero tiene personalidad y autoridades locales.
Los materiales de estos mini edificios o mini ciudades efímeras siempre son de dos clases bien diferentes. O muy reutilizables y preparados para montarse y desmontarse con facilidad, o bien de aprovechamiento empleando objetos que no están diseñados precisamente para ser viviendas, como podrían ser vagones de tren, autobuses, contenedores, carros, caravanas, palets, etc. Elementos que son fácilmente apilables entre ellos o elementos fijos que pueden servir para resguardarse de las inclemencias del tiempo. O vehículos adaptados a las comodidades pero perfectamente movibles para su papel de pequeñas localidades efímeras.
Los ejemplos más fáciles de entender serían los circos, las romerías tipo Rocío, el Ramadán, los asentamientos de acción social por diversos problemas de gran envergadura, incluso los asentamientos temporales en los suburbios de las grandes ciudades para personas migrantes que llegan sin recursos de ningún tipo, o los campamentos de trabajo temporal. Todos ellos, dentro de las inmensas diferencias motivacionales, beben del mismo concepto de urbanismo efímero y nómada, adaptado a los momentos puntuales y a las posibilidades económicas de sus moradores, pues también en el urbanismo efímero hay clases sociales.
Humor de notarios y millonarios
Los millonarios comen caviar con las manos y critican a los que hemos logrado que sean millonarios, pues ahora vamos de pobres por la vida, por culpa de ellos.
Son la flor y nata de la sociedad, pero no por ser millonarios, lo pueden seguir siendo hasta reventar, sino por ser tan listos como para que encima todos los demás seamos los culpables.
¿Quien va a seguir ayudando a los millonarios, si hasta los pobres nos hemos quedado sin la mesa de poder para ayudarles?
15.1.17
Comidas para millonarios super tontos
El número de “cosas” que deberían estar prohibidas es enorme, y muchas de ellas las desconocemos pues nos las ocultan. Hoy he visto un programa de televisión sobre los lujos gastronómicos de los super millonarios ingleses. Es de una indignidad que daña el hígado, os lo juro.
Empieza un chaval joven y guapo, además de impertinente y pesado que desde New York les vende a los ricos un chocolate del Ecuador en una caja de madera de laurel con un catálogo de 100 páginas para explicar de qué va el puñetero chocolate, por el módico precio de 250 euros la tableta de chocolate de 82% de pureza, y al que ademá le dicen en algunas catas que su chocolate resulta excesivamente amargo al final. No se debe tomar con las manos y para eso la cajita se acompaña de una pinzas también de madera, pues hay que oler el chocolate más todavía que saborearlo. Jodo.
Luego sale un fabricante de botellas de agua donde lo de más es el cristal de la botella cuadrada que se vende por 45 euros la botella. Nos llevan a la montaña a enseñarnos de donde sale como si el agua de España que se embotella saliera de los charcos. Al final en una cena de cata de agua con los postres, un comensal dice que el agua está riquísima, que sabe a piedras. Con dos cosas de esas que cuelgan. Vamos, que parecía agua del Ebro recién cogida con pozales.
Lo más guay es cuando nos muestran a unos vendedores de tontadas acudiendo a contratar unos moluscos especiales que solo se pueden coger en el Mar Ártico. Se juegan la vida los pescadores submarinistas para cogerlos entre los abruptos mares helados. Eran almejas de carril, navajas y erizos. Efectivamente a los erizos les dicen como todos sabemos que es como comerse el mar. Pero la pifian cuando dicen que se venden a 1.300 euros el kilo. Jopetas, como se enteren los asturianos y gallegos se ponen a exportar como locos. Tratas a estas maravillas, que lo son, como diamantes naturales. los filetean en delicadas piezas de milímetros, pues son tan caras que hay que ponerlas rodeadas de hojitas en capas más finas que la trufa.
Tener vinos de 125.000 euros parece lo normal. Y las cenas servidas a domicilio se ponen entre los 650 y los 1.300 euros por persona. Eso si, con cinco vinos maridando el menú, entre ellos un moscatel que ellos llaman de otra forma pero que lo venden como el milagro de la uva pues es como vino con miel vegetal.
¿Alguien les ha dicho a esta gente que en la misma Europa se están muriendo de hambre millones de personas? Con tantas tontadas es normal que se quieran ir de Europa, pues se creen en poder de toda la verdad posible. Y que el resto de europeos vamos con taparrabos y comemos con las manos teniendo las uñas llenas de mugre.
Es erotismo en forma de comida para millonarios, es la tontada más grnade que jamás se peude ver. Pero que se jodan, pues en realidad todos ellos se joden entre ellos mismos.
Medranica Ajovín
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