19.1.17

Qué es el cohousing público o privado?

 Se va a realizar en Zaragoza un edificio en el barrio de Las Fuentes y junto a un gran parque, un concepto nuevo de viviendas se van a construir en un lugar además ideal para descansar pues estará el nuevo edificio junto al Parque Torre Ramona. Serán en este primer intento público de “cohousing” en Zaragoza, de unas 80 viviendas de entre 30 y 40 metros cuadrados, con servicios comunitarios, diseñadas con arreglo a conceptos que ya se realizan en Europa y dirigidos a personas jóvenes independientes o en parejas, y a personas de la tercer edad en situación de válidas.

Nota. Las imágenes son de la web eCOHOUSING a la que agradecemos su uso
Son viviendas en régimen de alquiler, con unos precios que se moverían sobre los 300 euros al mes, y el edifico gozará además de las propias viviendas individuales, de espacios comunes para las comidas con restaurante propio, salas de ocio y lectura, salas de rehabilitación y gimnasio y algunos despachos para administración y servicios médicos, terapéutico o peluquería.

Este edificio estará auspiciado desde el Ayuntamiento de Zaragoza, como modelo piloto para otros trabajos similares, buscando un nuevo concepto de convivencia, similares a los que ya existen en otras ciudades europeas y americanas. Estos procesos abaratan también los suministros de energía o telecomunicaciones, pero todos estos (los posibles) son comunes y por ellos con precio por vivienda más baratos. Pero aun así, estos proyectos si son privados o en forma de Cooperativas o similares, no resultan baratos de inicio.

Hay otros modelos posibles, como el de Cooperativas con derecho a uso y autogestionadas, o el de viviendas gestionadas desde una empresa pero con precios mucho más altos, también con derechos de uso comunal pero no de propìedad sobre las zonas y viviendas. También hay formas como Asociaciones que se crean con socios que aportan un capital inicial a modo de empresa, que es la que gestiona todo.
En realidad el cohousing viene de vivir en comunidad, de cohabitar todos en el mismo edificio o lugar, pero manteniendo unos espacios personales y privados. El derecho de uso en las cooperativas privadas no se acaba con el tiempo vital de las personas que lo utilizan, sino que es una propiedad que se transmite a los herederos. Si se cumplen los estatutos de la Asociación los pueden utilizar y sino revertirlos a la misma recibiendo a cambio el valor estipulado en los contratos.

La teoría dice que estos sistemas comunes de convivir deben organizarse alrededor de grupos no muy grandes de familias o personas. O bien gestionados desde una entidad pública (aunque ceda la gestión a una privada interpuesta) para evitar conflictos de convivencia. Lo común es que nunca superen las 100 unidades, que incluso se muevan en la mitad de estos números, para que sea más sencillo la resolución de problemas. En España estamos en la actualidad sobre una decena de proyectos privados funcionando, en localidades de Madrid, Castilla León, Andalucía, Cataluña, País Vasco o Cantabria.

16.1.17

Mortadelo, Filemón y el Tirano que va a caballo

Hasta Mortadelo, el de Filemón, se queda sorprendido de la forma en que nos engañan con los mensajes “dados la vuelta”. No miente el General de la Calavera, simplemente dice “su” verdad, que no es la habitual. El más sorprendido es el caballo.

El nomadismo urbano en la actualidad

Urbanismos efímeros son también los grandes zocos que levantamos en todas las ciudades para celebrar fiestas que conmemoran algo que consideramos importante. Volvemos en cierta medida a los ancestros de las ciudades nómadas que se cambian de posición según los tiempos atmosféricos o las necesidades de comida, seguridad, relación con el entorno. Nosotros como sedentarios, no nos movemos (casi) del lugar de residencia, pero cambiamos el paisaje de las ciudades durante unos días o semanas, para edificar de forma efímera algo que nos logre engañar de nuestro pasado nómada que todavía nos pide cambios de paisajes.

Los mercadillos medievales, pero también las grandes solemnidades religiosas, incluso los arreglos florales de las festividades de nuestros Muertos, nos van cambiando las ciudades por días, las de los vivos y las de los fallecidos. Sea Navidad, las Fiestas patronales o las del Nuevo Año Chino o el Ramadán. Seguimos teniendo reprimida nuestra necesidad hacia el nomadismo. Y eso nos lleva a cambiar efímeramente nuestra ciudad varias veces cada año.

En todo proceso del nómada, las ciudades se mueven con criterios rígidos, casi militares, sabiendo que la estructura en calles rectas y cuadriculadas es el método más eficaz para optimizar el territorio. Sean campamentos de asistencia social, militares, religiosos o urbanismo transitorio como las Fiestas del Rocío o de la Feria de Sevilla. O bien en campamentos circulares para poderlos defender mejor ante los ataques o las inclemencias del tiempo.

Arquitectura urbana diminuta, que con todos sus elementos, que se puede desmontar de forma sencilla y rápida, que cumple el papel de viviendas sin calidad, pero uso suficiente y sin duda aceptadas. Sabemos que no van a ser poblaciones que vayan a permanecer, sino asentamientos temporales, nómadas. Puntos de reunión o de salida. Y curiosamente muy socialmente iguales entre todas ellas. O casi. 

Estos asentamientos no crean parques, ni esculturas en las calles, pero a partir de un cierto número de habitantes sí tienen locales sociales, comerciales, de gobierno, de sanidad, religiosos, de ocio. No de cultura, pero sí de ocio e incluso de lectura y educación. Y todos ellos tienen una identidad clara desde el primer momento. Todos los que están allí saben dónde están, cómo se llama el lugar (la nueva ciudad o asentamiento), casi como primera condición. Si no hay nombre, no hay asentamiento, aunque sea efímero. Puede ser indigno pero tiene personalidad y autoridades locales.

Los materiales de estos mini edificios o mini ciudades efímeras siempre son de dos clases bien diferentes. O muy reutilizables y preparados para montarse y desmontarse con facilidad, o bien de aprovechamiento empleando objetos que no están diseñados precisamente para ser viviendas, como podrían ser vagones de tren, autobuses, contenedores, carros, caravanas, palets, etc. Elementos que son fácilmente apilables entre ellos o elementos fijos que pueden servir para resguardarse de las inclemencias del tiempo. O vehículos adaptados a las comodidades pero perfectamente movibles para su papel de pequeñas localidades efímeras.

Los ejemplos más fáciles de entender serían los circos, las romerías tipo Rocío, el Ramadán, los asentamientos de acción social por diversos problemas de gran envergadura, incluso los asentamientos temporales en los suburbios de las grandes ciudades para personas migrantes que llegan sin recursos de ningún tipo, o los campamentos de trabajo temporal. Todos ellos, dentro de las inmensas diferencias motivacionales, beben del mismo concepto de urbanismo efímero y nómada, adaptado a los momentos puntuales y a las posibilidades económicas de sus moradores, pues también en el urbanismo efímero hay clases sociales.

Humor de notarios y millonarios

Los millonarios comen caviar con las manos y critican a los que hemos logrado que sean millonarios, pues ahora vamos de pobres por la vida, por culpa de ellos. 

Son la flor y nata de la sociedad, pero no por ser millonarios, lo pueden seguir siendo hasta reventar, sino por ser tan listos como para que encima todos los demás seamos los culpables.

¿Quien va a seguir ayudando a los millonarios, si hasta los pobres nos hemos quedado sin la mesa de poder para ayudarles?