2.10.18

Hay que reducir el tiempo de trabajo, antes de crear desempleados

A finales del año 1995, es decir hace 23 años, el alemán presidente de IG Metall, Klaus Zwickel decía clara y contundentemente que había que reducir el tiempo semanal de producción de las personas en las fábricas, para repartir el trabajo que ya empezaba a ser escaso. Ponía como ejemplo en aquellos años el caso de la empresa Volkswagen de Alemania que había reducido su semana laboral a las 30 horas (4 días de trabajo o 5x6 horas día), a cambio de que los sindicatos admitieran una rebaja de los sueldos de un 13% de su salario anual. 

Y hablaba de la barbaridad que suponía para Alemania que se estuvieran haciendo 230.000.000 de horas extras mientras crecía el desempleo en su país, proponiendo que no se pagaran con dinero sino con Horas de Tiempo que el trabajador podría utilizar cuando a él le pareciera oportuno. Una hora por una hora, pero con libertad de elección del momento.

Años después se creó en Alemania la Alianza para el empleo, formación y competitividad, que al más alto nivel tuvo nueve reuniones para organizar mejor el empleo, la formación, los impuestos empresariales o la productividad.

Estamos casi 25 años después de aquello y seguimos teniendo los mismos problemas, las mismas dudas, las mismas maniobras manipuladoras, los mismos deseos de entender los problemas y soluciones, donde unos pierden y otros ganas. Hemos sufrido una década de crisis donde unos han perdido claramente, nos amenazan con otra nueva desaceleración, pero los problemas siguen estando sobre la mesa de las NO soluciones.

Pero también se daban en aquel 1995 algunas recetas más que suenan hoy a…, suenan…, diríamos.

- Aumentar el sistema de Aprendizaje en las empresas para continuar con la Formación

- No recortar ni las cuotas ni las ayudas al desempleo

- Unir productividad con creación tasada de puestos de trabajo

- Pactar salarios más bajos para parados de larga duración a costa de contratos fijos

- No subir los convenios por encima del IPC

- No reducción de los puestos de trabajo en una empresa, por despidos individuales

- Reducción de las horas extra

- Alianza entre Gobierno, Sindicatos y Empresarios


Hoy en algunas zonas de Alemania el sindicato IG Metall ha logrado la posibilidad de trabajar 28 horas semanales de forma voluntaria con pérdida de una parte del sueldo y durante dos años. También y para quien quiera de forma voluntaria aumentar las 35 horas semanales hasta las 40 horas con aumento del sueldo. Y la posibilidad de destinar parte de una paga extra a disponer de 8 días libres durante el año para asuntos propios. Nuevas concepciones del trabajo para periodos de menos necesidad de mano de obra industrial y para facilitar la convivencia familiar.

Estrés malo. Estrés bueno. Hay que controlarlos

El estrés es bueno. Tener mucho estrés es malo. No poder controlar el estrés durante mucho tiempo es muy malo para tu salud. Así que no debemos tener duda, el problema del estrés es la cantidad y su descontrol. Y el aprender a controlarlo, a gestionarlo. Yo he tenido épocas de mucho estrés, incluso de afectaciones graves a la salud. Aprendí a controlarlo pero no del todo, así que mis consejos pueden servir pero hay que cogerlos con pinzas, todo hay que decirlo.

Lo que mejor me funcionaba era salirme del lugar del trabajo, de la zona en donde me atacaba el estrés incontrolado. Tenía un parque muy cerca, salía unos pocos minutos y me daba una vuelta entre los árboles altos pisando la hierba. Era una zona tranquila, casi silenciosa y el contacto con la naturaleza e incluso con la gente que allí estaba me tranquilizaba y me servía para volver en menos de 10 minutos casi como nuevo.

Cuando el estrés se adueñaba de mis tiempos y no podía escaparme, cuando eran las decisiones a tomar tan rápidas que me desbordaba yo mismo, ya nada servía. Eran los momentos en que incluso me resulta imposibles salir al parque porque no tenía capacidad de decidir parar.

Todo aquello me produjo un problema coronario grave que logré resolver con un cambio radical de vida y de actividad. Pero eso es otra cosa, nunca debemos llegar a tanto ni esperar a que las soluciones pasen por abandonar. Antes hay que aprender a relajarse y el contacto con la naturaleza y los ejercicios de respiración son muy válidos. También el aprender a relativizar y el añadir algo de humor a la vida y a las decisiones, sirve para poner en su valor cada momento.

¿De qué sirve el estrés apabullante si al final te puede y se apodera de tus decisiones?

Pero al principio decía que el estrés es bueno. Y es verdad, necesitamos estar presionados para sacar ese punto de presión interna que nos lleva a tomar las decisiones más serias, novedosas e incluso innovadoras. No podemos estar siempre en la zona de confort esperando que salga la excelencia y la calidad desde esa tranquilidad. Hay que tener un punto de presión controlable par que salgo lo mejor de cada uno. Pero la presión, el estrés hay que controlarlo. Si es él quien te controla a tí, si te está venciendo, hay que parar, respirar o salir al parque. O salir de esa situación donde ya estás vencido y no eres tú.

1.10.18

Calle dividida en cinco bloques muy diferenciados. El futuro

Vamos a observar por un momento una calle de Girona claramente diferenciada en cinco zonas o líneas de circulación muy diferentes y claramente diferenciadas. Un trabajo urbano en el que cada vez más se está trabajando en las ciudades para convertirlas en más amigables. Podría ser un diseño urbano de futuro, donde todos los usuarios de la calle tendrían su espacio para su propia velocidad y uso.

En la zona más a la derecha vemos un carril que en batería sirve para aparcar los coches. Si nos vamos moviendo a la izquierda observamos dos carriles para la circulación de vehículos de motor y rápidos, posiblemente a 30 km por hora como máximo. Con unos pequeños postes tenemos un carril ancho para la circulación de bicicletas y vehículos individuales de motor. A continuación una acera a la misma altura que la calzada para la circulación de los peatones que desean trasladarse de un punto a otro de la ciudad, diferenciada por el color y las baldosas. Y al final y como quinto carril y más a la izquierda según miramos la imagen, una acera más baja “para estar”, bien con veladores de cafeterías, con bancos y mobiliario urbano o para ir paseando lentamente observando tiendas y escaparates.

Cada una de las cinco divisiones de la calle tiene una función muy diferente.
Muy necesaria. Es el futuro de las divisiones de las calles urbanas.

La izquierda debería volverse conservadora

Vuelvo de Girona más convencido todavía de que tenemos un gran problema en España y no lo estamos entendiendo. Pero no hay manera de ponernos a pensar, a reflexionar. La fuerza de las fuerzas sin razones nos llevan a todas las partes a la pelea. Pues tendremos pelea, parece inevitable. La nueva generación catalana crecida ya con el odio a esa España que les pega y castiga no será la de Tarragona sino la de Lérida y Girona, y perderlas no es en nada positivo. Y todo por no saber gestionar la crisis.

La izquierda se ha creído que ya no va a volver a existir la izquierda. Y lo curioso es que la derecha dice que tampoco va a volver a seguir existiendo la derecha, pero ellos no se lo creen aunque lo repitan en voz alta para engañar. Podemos cambiar el nombre de las dicotomías entre pobres y ricos, entre trabajadores y patronos del trabajo. Pero al final las diferencias de posición serán las mismas. Unos trabajaremos para los otros. Unos dominarán y los otros tendrán que obedecer por esa manía absurda de tener que comer todos los días.

Pero la izquierda ya convencida de que se ha acabado el camino, tras la caída del Muro, de Rusia y China, o de Venezuela y Obama, cree que no hay alternativas y que está todo perdido. Y no es cierto. Pero mientras no sabemos encontrar nuevas ideas, los que sí las tiene, los de derechas, se están aprovechando bien.

En realidad la izquierda se tendría que volver MUY conservadora. Debería luchar por conservar lo que teníamos hace dos o tres décadas. Conservar el derecho laboral, los convenios colectivos, los sueldos básicos suficientes, la juventud que creía en sus posibilidades, los sueños en un mundo mejor que el de nuestro padres. La izquierda deberíamos ser conservadores de lo que ya teníamos. Pero ni por esas.