1.1.19
Viñeta del día. 1 de enero de 1975. Jope
Ramón lo publicó en el diario Pueblo el 1 de enero de 1975. Se lo rescatamos para el 1 de enero de 2019. Casi el texto sirve. Él no sabía que aquel 1975 iba a ser, efectivamente, el del futuro de España. Este 2019 vete a saber.
31.12.18
Casi nadie quiere ser político, y eso es muy negativo
Hoy El Confidencial.com publicaba un artículo muy interesante y que refleja una realidad tremenda. España se ha quedado ya sin políticos que no sean funcionarios. Trabajar en la Función Pública es una posibilidad tan respetable como otra, pero que los que deben gestionar un país, una sociedad, sean en casi todos los casos o jubilados o personas que vienen de esa parte laboral, es un gran déficit. Y hay que decirlo aunque me gane recelos desde los muchos amigos y lectores que tengo en esos puestos de trabajo.
Son maravillosas personas en muchos casos grandes trabajadores (aunque haya casos que no, todo hay que decirlo también), pero en la inmensa mayoría de los casos son personas que no han conocido otros oficios, otras empresas, otras necesidades y temores, otro tipo de presiones y objetivos. Y cualquier país necesita una pluralidad en sus gestores, para poder encontrar soluciones que se salgan de una sola línea de actuación.
¿Quién va a querer ser político, viniendo de la empresa privada, si esta persona tiene una calidad profesional reconocida, estando el prestigio de los políticos por los suelos?
En una empresa privada, más si es tuya, además de una fiscalización de tus actos muy pequeña, una formación a cargo de la empresa muy actualizada, un reconocimiento que va en aumento, nunca nadie critica tu vida privada, puedes organizarte con arreglo a las necesidades de tus obligaciones laborales. Insisto, estoy hablando de puestos de responsabilidad o de empresas en las que participes en la sociedad o como directivo.
España no debería permitirse el lujo de que en su gestión ya no quieran entrar “todos los mejores” o al menos “los mejores de todas las partes de la sociedad”, por muy diversas causas que se explican muy bien en el artículo comentado. ¿Tener un cargo político en tu ciudad, para qué?
Cobraría menos que ahora, me preguntarían en el autobús por cualquier cosa y de forma autoritaria sin poder explicarme, mi familia sufriría acoso (como poco) de los conocidos y vecinos, se me aoscultaría todo mi pasado, dejaría de tener vida privada y libertad, y todos los errores se pagan mucho peor que en la empresa privada. Y para colmo no podría desarrollar mis ideas sociales, pues entraría en un mundo oscuro donde todo son zancadillas. Y lo digo sabiendo lo que digo, pues estoy dentro.
Son maravillosas personas en muchos casos grandes trabajadores (aunque haya casos que no, todo hay que decirlo también), pero en la inmensa mayoría de los casos son personas que no han conocido otros oficios, otras empresas, otras necesidades y temores, otro tipo de presiones y objetivos. Y cualquier país necesita una pluralidad en sus gestores, para poder encontrar soluciones que se salgan de una sola línea de actuación.
¿Quién va a querer ser político, viniendo de la empresa privada, si esta persona tiene una calidad profesional reconocida, estando el prestigio de los políticos por los suelos?
En una empresa privada, más si es tuya, además de una fiscalización de tus actos muy pequeña, una formación a cargo de la empresa muy actualizada, un reconocimiento que va en aumento, nunca nadie critica tu vida privada, puedes organizarte con arreglo a las necesidades de tus obligaciones laborales. Insisto, estoy hablando de puestos de responsabilidad o de empresas en las que participes en la sociedad o como directivo.
España no debería permitirse el lujo de que en su gestión ya no quieran entrar “todos los mejores” o al menos “los mejores de todas las partes de la sociedad”, por muy diversas causas que se explican muy bien en el artículo comentado. ¿Tener un cargo político en tu ciudad, para qué?
Cobraría menos que ahora, me preguntarían en el autobús por cualquier cosa y de forma autoritaria sin poder explicarme, mi familia sufriría acoso (como poco) de los conocidos y vecinos, se me aoscultaría todo mi pasado, dejaría de tener vida privada y libertad, y todos los errores se pagan mucho peor que en la empresa privada. Y para colmo no podría desarrollar mis ideas sociales, pues entraría en un mundo oscuro donde todo son zancadillas. Y lo digo sabiendo lo que digo, pues estoy dentro.
Por cierto…: ¡¡Feliz Año Nuevo 2019!!
Los anuncios de colonia son contraproducentes
Estoy seguro, queridos hombres, que no habéis hecho ni puto caso a los miles de anuncios de perfumes para todos los sexos posibles e imaginarios que nos anuncian por la televisión. Qué impertinentes con sus bellezas, sus músicas empalagosas y sus tonos cálidos.
Habéis hecho muy bien, pues lo que se paga es el frasco de cristal y la marca, lo de dentro no vale casi nada y se fabrica en toneles, a granel.
Para oler bien lo primero es estar muy limpio por fuera y por dentro y luego si acaso añadirse unas gotas de amor y de positivismo. Lo demás viene dado.
Termina 2018 llevándose la dignidad laboral
Muchos de los que ahora están de moda en la política con soluciones milagrosas no hacen más que plantear ideas y proyectos viejos, muy viejos incluso, que ya demostraron en otras épocas su inutilidad para los trabajadores y las personas con menos recursos de defensa. Pero como hace muchos años que ya los desclasificamos como válidos, se creen otra vez que pueden volver e incluso a muchos ciudadanos les parecen nuevos, diferentes y válidos. Nos falta memoria.
Lo que no resta en nada el valor de los listos que han sabido revivir esas ideas ya muertas, para presentarlas de nuevo como novedosas e incluso modernas, milagrosas y eficaces. Se da el maravilloso éxito desde las filas neoliberales, que miles y miles de trabajadores explotados por la actual indignación laboral, abracen estas mismas ideas como la solución a su actual situación.
Se podría decir que es un clásico Síndrome de Estocolmo. Los que han logrado jodernos con la crisis económica y cambiar nuestras ya pobres leyes laborales, son ahora los que se presentan como salvadores y a los que les creemos sus ideas.
Aplaudirles por su engaño es lo menos que debemos hacer desde la izquierda, pues han demostrado ser mucho mas listos que el resto. Les están alabando los trabajadores desclasados para que puedan seguir manipulando leyes y sociedades a su gusto, y además han logrado que pensemos los ciudadanos jodidos, que es lo único que nos va a salvar de la miseria social. Unos listos, sin duda. Este 2018 que acaba ha logrado engañarnos.
Lo que no resta en nada el valor de los listos que han sabido revivir esas ideas ya muertas, para presentarlas de nuevo como novedosas e incluso modernas, milagrosas y eficaces. Se da el maravilloso éxito desde las filas neoliberales, que miles y miles de trabajadores explotados por la actual indignación laboral, abracen estas mismas ideas como la solución a su actual situación.
Se podría decir que es un clásico Síndrome de Estocolmo. Los que han logrado jodernos con la crisis económica y cambiar nuestras ya pobres leyes laborales, son ahora los que se presentan como salvadores y a los que les creemos sus ideas.
Aplaudirles por su engaño es lo menos que debemos hacer desde la izquierda, pues han demostrado ser mucho mas listos que el resto. Les están alabando los trabajadores desclasados para que puedan seguir manipulando leyes y sociedades a su gusto, y además han logrado que pensemos los ciudadanos jodidos, que es lo único que nos va a salvar de la miseria social. Unos listos, sin duda. Este 2018 que acaba ha logrado engañarnos.
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