15.9.19

Forges, los ateos, las novenas y el wifi

Forges, los ateos, las novenas y el wifi. ¿Será posible algún día poder hablar con Dios a través del wifi? Con los humanos cada vez menos, pues estos sistemas digitales restan posibilidades reales de hablar. Y muchas más de entenderse. Pero nunca se sabe, igual a las alturas les llegan mejor y más entendibles los mensajes.

9.9.19

Felipe y Joaquín, España, Europa y el sentido común

Sé que recomendar la lectura de un artículo de Felipe González no parece una decisión acertada para lograr sinergias con los lectores. Es un error si esto sucede. El artículo de Felipe González de El País de este fin de semana es un cúmulo de reflexiones e ideas muy bien construidas y que recomiendo leer, seas de la ideología que seas. Son opiniones de los momentos actuales en el mundo, no vende ninguna mota ideológica.

Hoy también Joaquín Estefanía en El País nos deja otro artículo para leer sobre todo si eres Pedro Sánchez. Volvemos a tener sentido común en el tablero de la política, a través de otra persona con sentido común. No hay nada tan complejo de lograr que tener ese sentido de lo ordinario basado en la experiencia de anteriores responsables “de lo mismo”. Escuchemos, leamos más, adaptemos nuestras decisiones al momento y al lugar, pero basándonos siempre en lo común del problema, sabiendo qué se debe hacer o qué se ha hecho antes.

España se juega mucho en las próximas semanas. Yo creo que los españoles no lo sabemos bien, no lo medimos bien. Y no será porque no se está avisando desde decenas de espacios distintos. Si luego no es para tanto, siempre podremos decir que los agoreros como yo somos unos pesimistas de libro. ¡Ojalá sea así!

5.9.19

Estadío, sunsido, estadizo. Aragonés para aragoneses

Ayer me puse a discernir entre las diferencias de palabras poco utilizadas. Ambas aragonesas, o al menos ambas utilizadas con/por mi familia aragonesa. Una de ellas es “Estadío” con acento en la I. Y la otra es “Sunsido”.

La palabra “estadío” no la he podido pillar y la que más se parece es “estadizo”. Algo estadío según mi familia es algo pachucho, sobre todo en gastronomía, algo pasado de fecha de consumo, ajado, incluso rancio. Que ha perdido su brillo y su tersura, si por ejemplo eran verduras o guisos.

En cambio “sunsido” es algo que se ha quedado seco, como sin caldo, referido también principalmente a la gastronomía. Algo que también ha perdido su brillo pero que además se ha encogido, ha quedado como mustio. Una carne sunsida es un guiso que se ha quedado en los huesos, sin caldo, arrugado ya de llevar unos días en la nevera.

Yo tengo un amigo facha. ¿Y qué pasa pues?

Llevo un día de hablar que parezco un cura. Mucho cuidado con los curas que ahora los de Huesca ya no dejar hacer alabanzas de los muertos en las misas. Las alabanzas solo Dios y cuando se llega al Cielo. Pues eso, lo que decía, que llevo un día de hablar… jodo,  largo y tendido que miedo me da acordarme de todo.

En total han sido cinco conversaciones con cinco personas distintas, la de menos de media hora y la de más de dos horas y media. Me ha venido justo para comer. Sí, he empezado pronto. Pero ha merecido la pena casi todas. De la que reunión que no estoy seguro es de la que todavía no he logrado aclaraciones suficientes. Todas las conversaciones en buen rollo. Positivas.

Hablar es la mayor/mejor de las posibilidades del ser humano. Esa, más la de escribir y la de tener dedo gordo. Para sujetar la copa de vino o el vaso de bourbon.

Hablar supone escuchar. También. Hablar sin escuchar es tan de idiotas como hablar y no lograr que te escuchen. Hablar es intercambiar. Es aprender. Es abrir camino y rectificar. Es que esto hay que remarcar bien. Hablar y escuchar sirve para aprender porque se rectifican sensaciones.
Ayer tuve otra jornada intensa. pero más amigable, más de amigos de siempre. Con un amigo muy conservador. De los duros. Él ya sabe que solo puede hablar de política con sus amigos “muy” conservadores… y conmigo, porque yo le aguanto toda la gasolina.

Eso es amistad. La suya también lo es, pues soporta mis discursos contrarios totalmente a los suyos. Y nos reímos juntos. Es posible hablar sin faltar, desde opciones de izquierdas y de muy conservadores en contra la una de la otra, y reírnos de las discrepancias sabiendo que es mejor reírse que tirarse de los pelos. 

No es diálogo de sordos ni de tontos. Es de amigos. Yo nunca pretenderé que mi amigo cambie de opinión. Sobre todo por que él tampoco lo pretende conmigo.