9.6.20

La vida de las babosas es muy babosa, os lo juro

En mi terraza tengo caracoles de cáscara lógica, babosas de cáscara alargada que crujen al pisarlas y babosas sin cáscara, desnudas, flojas, sin hogar fijo. No tengo claro el porqué las babosas pueden ser de dos clases, con cáscara y sin cáscara. 

Igual es que como los humanos, unas tienen casa propia y las otras van de prestado intentando buscar un hueco para los calores y los días secos. 

Ahora es ya la temporada en que solo salen cuando llueve y días de mucha humedad, en cambio en invierno por la noche salen del huerto y se esconden en la zona cubierta para no helarse. Ellas saben que incluso con las puertas cerradas hay un hueco redondo por donde se puede entrar y salir, se lo deben decir entre ellas. 

Aunque a veces pienso que simplemente van buscando el calor del interior, como las personas que vamos buscando el calor humano y a veces nos joden vivos. 

La vida de la babosa es muy babosa, os lo juro, siempre arrastrada y con un cuerpo casi transparente que incluso se le ve si te acercas como les laten los interiores. No se le ven las ideas pues no sé si las tiene y de tenerlas yo tampoco se las descifro. 

Si acaso cuando las miro de cerca pensarán que soy un monstruo capaz de chafarlas con los dedos. Y no, yo no. ¿Piensan las babosas?

El trabajo de controlar las especies se lo dejo a mi esposa. Las ha cogido manía pues dice que se le comen las acelgas. Yo también me las como y a veces me entra un poco miedo. ¿Le apetecerá también chafarme de un pisotón? Cada día me gustan menos las acelgas.

La extrema derecha en España reclama con urgencia a su ejército. Pero ya no existe

El número de tontos provocadores y peligrosos, “añoradores” del pasado dictatorial en España, aumentan como la espuma bien batida. Ahora ya lo tontos sin futuro le reclaman al Rey Felipe que tome el mando con el ejército delante, creyendo que España es una puta mierda. Es decir, ellos creen que SU España es esa de la mitad del siglo XX: pobre, hambrienta, gris, de rosario a las 5 y fuera del mundo. 

Y para ejemplo este pantallazo de una página web de amigos de los que siembran cizaña. La pregunta es como poco… digamos que antigua.

El Rey bastante tiene con salvarse de las basuras de su padre, de las salpicaduras de acciones nada claras que ahora suenan a tierras árabes. Aunque también habrá voces que nos dirán que nada mejor para tapar las mierdas… que echar más mierdas. 

Esperemos que esté Europa si fuera necesaria, explicando que los militares democráticos están para lo que están y no para salvar el culo de los viejos de la historia. 

Y como es lógico, confiemos en la profesionalidad de los jóvenes militares españoles de carrera, que ya han sabido crear un respeto social a la institución a costa de simplemente ser europeos y de defender la democracia en medio mundo.

Sabíamos que la entrada de ciertas ideas de extrema derecha, dentro del sistema democrático eran peligrosas. Y les votaron pensando que era la solución, pues antes algunos españoles muy gritones en las Redes se creyeron que toda la libertad europea era muy mala para SU España. 

La culpa es de todo el resto, sobre todo de nosotros los demócratas de viejo, que no supimos explicar bien lo que se podría venir encima… y ahora ya no hay remedio. Son unos pesados e impertinentes.

8.6.20

Conversaciones de barra de bar en mi Aragón


Aunque sí soy afrancesado, por goyesco y próximo a Francia, no comparto con la emigración a París de mi comarca su afición por las terrazas.

Pertenezco a esa generación que ha visto a sus padres —de Cuarto de matrimonio— no parar en casa entre horas extras, horas de huerto y animales y también de bar.

Había un sujeto de la generación que me precede en Berdún, yesaire tremendo en su perfección pasando la llana, que contaba desde el viernes por la tarde las que pasaba en nuestros —entonces— tres bares. Y cuando llegaba a la cuarenta, afirmaba eufórico que había cumplido su jornada semanal. Solía ser el sábado por la tarde.

A otro de su generación, como broma con terrible fondo de certeza de la que siempre tiene la novelística checa, le intentamos gestionar en la San Miguel de Lérida una fiesta por haber alcanzado el millón de botellines. El problema logístico sería que en los 220 kilómetros que separan mi pueblo –terra oberta, Aragón de ponent- de la terra ferma se podía llegar a echar al coleto otros cuarenta.

Porque los bares en sus barras son esa aventura que queda cuando todos los planes fallan, me da dentera salir a coincidir a terrazas. Qué letra por hacer las ha loado… Están todas pendientes.

Son las barras las que reducen el número de separaciones, se utilizan para informarse de trabajos entre colegas del barrio, permiten una cata de los cinco vinos tintos aragoneses que debería tener todo establecimiento ídem.

Al calor del amor en un bar, barras de bar (vertederos de amor) y más birras. No bajo pedido y previa fabricación. Que nos da más igual la marca caliente de lo que parece.

Esa Zaragoza verde y holandesa siempre fue posible. Cogías la carretera del aeropuerto o la de Movera y toda la vida del señor esas franjas de cinco kilómetros regadas por el sudor de Pignatelli o de la corte árabe de la Aljafería de la Camarera y la Urdana, eran desde mayo Flandes.

Hoy todavía más. Jóvenes altos y apuestos de piernas torneadas no por su garbo sino por su constancia, incluso en combate férreo contra sus genes ibero-musulmanes, huellan, del verbo hollar, senderos de contracanales hasta Plaza.

También se llegan sin boquear hasta la Alfranca o juegan a golf en ese Parque del Agua digno en color de cierzo de la pintura de Vermeer y una maquineta les recoge las pelotas sin doblar la lomera.

Otros hay que cultivan huertos indie en los que tirarías de ajadica oyendo a Vetusta Morla, oye, y no a Pascuala Perié.

Yo sigo necesitando las barras porque soy de barra de bar de barrio. Nada, ni mucho menos la vida de qué familia, puede ahorrarme tanto dinero en psicotrópicos. Y hacerme viajar por los sabores de los ordios –cebadas- de todo el mundo.

Ni tú ni nadie, Fernando Simón, puede cambiarme. Es a quien no he visto en casa lo que he visto en ella.

07.06 Luis Iribarren.

Sin la Cultura actualizada tenemos que vivir de la Cultura vieja que nos quieran vender

¿Qué es la Cultura? Suena a aburrido, a peñazo, a una obligación de escolares. Y es tal la dejadez mental que nos han ido haciendo y nos hemos dejado sin rechistar, que no entendemos que la Cultura es "nosotros" y nuestros antepasados. Es parte de la vida como lo es todo lo que rodea nuestra cueva. La Cultura eres tú. E incluso soy yo.

Pero como la Cultura es peligrosa pues la sociedad con cultura se vuelve libre, nos hemos acostumbrado a entender que la Cultura es tema de unos pocos que se aprovechan de las subvenciones de todos. Se olvidan de informar que las subvenciones se dan en mucha más medida, incluso en muchísima, en temas como el Fútbol millonario, las grandes empresas internacionales que montan o desmontan sin control o en la iglesia de cualquier tipo de culto.

Sin Cultura no se puede vivir, o lo que es lo mismo: Sin la Cultura actualizada tenemos que vivir de la Cultura vieja que nos quieran vender. Somos Cultura, aunque nos riamos de esta frase. Somos Cultura pues participamos de ella, ya que la Cultura es muchas más cosas que los Museos, los conciertos de Música de Dvorak o los libros de 800 páginas. Y cuando la Cultura es mala, incluso entonces, también es Cultura, que parece ser la que les interesa a algunos que consumamos.

¿Y qué es Cultura Mala y Cultura Buena? Pues mira, esa es precisamente la Gran Pregunta. No hay respuesta. Somos lo que somos dependiendo del tipo de Cultura que abrazamos. Eso nos convertirá en una sociedad Buena o Mala. Depende de nosotros y de nuestra elección libre.