30.12.23

¿Qué es la desigualdad? ¿Por dónde seguimos trabajando?


Uno de los más grandes problemas de la humanidad, desde siempre, ha sido su desigualdad, las diferentes escenas humanas que propician que unas personas puedan vivir mejor que otras. Incluso mucho mejor.

Pero la desigualdad es muy compleja de medir, de entender, incluso de remediar. La desigualdad viene de una palabra que la define claramente. DES/IGUALDAD. Necesitamos tener vecinos de sociedad con los que compararnos, pues la desigualdad es simplemente ser diferentes, no ser iguales, no tener las mismas opciones.

Y solo nos sentimos diferentes, mejores o peores, si nos comparamos cn nuestros vecinos de vida, de calle, de ciudad, de país. Cuando hablamos de querer bajar las tasas de desigualdad nos intentamos engañar nosotros mismos.

Un ciudadano en España dentro de los niveles más bajos de renta, tiene más opciones de servicios públicos de todo tipo que un ciudadano de muchos países —incluso reconocidos como importantes— que sus propios ciudadanos de nivel alto. 

Hablo por ejemplo de Sanidad, Justicia, Seguridad, Educación, Libertad de Expresión, etc. 

Por eso al hablar de corregir la desigualdad hay que analizar bien qué queremos hacer, hacia dónde deseamos y podemos trabajar. Incluso es posible que haya personas que con una suma de servicios públicos importante, no se sienta bien en esos espacios en los que vive y desea volver a otros lugares con menos opciones de apoyo y ayuda, por otros motivos que son los que ellos consideran importantes.

Por ejemplo la convivencia en grupo, el entorno familiar, el contacto con la naturaleza, disponer de todo su tiempo sin estar atados a tener que vender o alquilar 40 horas de su vida todas las semanas, etc.

Hay ricos que mueren en el abandono y nunca son ya reconocidos. Y hay pobres (pocos, es verdad) que son recordados años después de ya no estar con nosotros. Nacemos todos de igual manera, solos y sin nada. Morimos (casi) de la misma forma todos, sin poderlo evitar. Lo que marca la diferencia es el camino intermedio.

Hoy estamos todos de acuerdo en que hay que reducir la desigualdad dentro de cada espacio social. Y se va reduciendo poco a poco, aunque la sensación sea otra. También es cierto que nada es lineal.

Si nos remitimos a la historia reciente las mejoras son brutales. Ya no existe el analfabetismo, en muchos países occidentales no hay casi hambre, los accesos a la seguridad o la sanidad son amplios pero muy desiguales ente países. 

¿Trabajamos la desigualdad dentro de cada país? ¿Nos fijamos en la desigualdad entre personas de distintos países? Lo hacemos potenciando la igualdad entre sexos? ¿Y entre edades, pues en cuanto ya no eres útil dejas de tener muchos derechos que creías adquiridos?

¿Es solo el dinero el que marca los límites de la desigualdad? ¿Y la relación con tu entorno no es sumamente importante? ¿Y la seguridad de no sufrir altibajos no sería algo que se debería intentar alcanzar?

27.12.23

Escribir es un ejercicio curativo para la salud integral



Hoy he (re)descubierto que hubo un tiempo que escribía. Bueno, quiero decir que mi descubrimiento no es porque se me hubiera olvidado sino porque me he redescubierto a mí mismo. Que no es poco, encontrarte con una faceta ya casi totalmente olvidada.

He encontrado una novela mía, sin corregir claro, pues corregir es lo peor para cualquier escritor, en donde hablaba de un pueblo de Soria en donde a ciertos personajes les iban sucediendo cosas. Personajes negros y rudos que se convierten en fieras cuando están fuera de su diálogo con el lector.

Para los que gustan de leer libros de otros, les recomiendo que practiquen con su propia escritura, que no tengan miedo a crear vidas y situaciones. No es fácil, pero eso es lo bueno, que cada día todos vayamos aprendiendo un poco más en un oficio complicado en donde muchas veces eres incapaz de dominar las situaciones, de continuar y te debes dejar un poco, para que sean los propios personajes lo que continúen con las historias.

No es una locura de escritores consagrados, es una verdad que funciona. Los personajes muchas veces hablan entre ellos y se acomodan a las situaciones que como escritor vas creando, y eso hace que en momento de vacío mental, sean ellos los que te alumbren el camino.

Mis personajes son complejos, y tengo un problema dado mi aprendizaje de preescolar como escritor, debo conseguir que todos los personajes —siendo muy parecidos por sus lugares de vida— sean totalmente distintos, es como dirigir una orquesta en donde cada músico cumple un papel determinado.

Cada uno solo, no sería casi nada, pero en conjunto y con sus individualidades hacen una maravilla que al menos no aburra.

No aspires a nada que no sea disfrutar con tu escritura, por eso precisamente escribir es maravilloso. Guardo una pequeña galería de personajes esbozados de los que tiro cuando los necesito, y a los que doy vida según las necesidades. Son como mi almacén de vidas muertas, de seres congelados.

Demetrio, Venancio, el Oliva, la Carolina, Jean, Pascualillo, el cura Dámaso o Abdón son los que ahora muevo entre Alicia y Luis Gracián. Ellos viven, mueren entre y por ellos, sufren o gozan. Atrévase a crear personajes, es tener el poder de la vida en los dedos de las teclas.

Las guerras son para matar, crear miedo, destrozar y vencer. O morir


Las guerras son para matar, para crear miedo, para destrozar y vencer. O para morir. No tenemos dudas casi nadie. Y los ejércitos aprender a utilizar las armas precisamente para esos cometidos, y para enseñar a otras personas civiles en caso de problema, a que sepan matar también.

Las fábricas de armas, estén en Zaragoza, Corea del Norte o en los EEUU, fabrican armas y explosivos para matar. No son para hacer piruletas ni para lograr croquetas de merluza. 

Es lógico, lo tenemos asumido y con eso vamos tirando por la vida. Cuando vemos un desfile militar tenemos que asumir que están preparados para matar. Nada más que eso. Nos dicen que para defendernos, pero no nos cuentan que hay otros ejércitos o muy lejos que están preparados para lo mismo, y eso sin contar que en España somos muy dados a matarnos entre nosotros mismos.

Mi padre estuvo en una guerra, le tocó. Nunca quiso hablarnos de aquello. Nunca. Leves pinceladas de anécdotas suaves. Me/nos imaginábamos el motivo. En la imagen que vemos arriba se observa esta semana de Navidad como una excavadora tiene que ir enterrando a los muertos metidos en bolsas de manera apresurada pues hay muchos esperando.

En realidad es como tirar la basura. pero dentro de esas bolsas azules van personas, iban más bien personas, que tenían un futuro. Y una familia. Y los que observan se están quedando afectados de un odio vírico que se contagia. 

Nunca he entendido bien esto, la torpeza de alimentar guerras que simplemente alimentan a guerras del futuro. Es como hacer una cardioversión. Te quedas bien, como nuevo, te han apagado el corazón un segundo y vuelves nuevo. Bueno… nuevo hasta la siguiente vez que necesites otra cardioversión. 

25.12.23

Pablo Neruda y Manuel Vilas. Dos maneras


Tal vez una buena manera de entender, vivir, avanzar en esta Navidad de 2023, sea comenzar el día de Navidad leyendo dos artículos, uno del aragonés Manuel Vilas publicado en varios diarios del Grupo Correo y otro de Pablo Neruda. 

Ambos van dirigidos a la Gente Normal, pero curiosamente a la Gente que tenemos el destino de este país, el futuro de este país, aunque no queramos entenderlo, y pensemos que el Futuro lo escriben a los que insultamos.

No sé si son maneras de ver la vida, formas de aconsejar los caminos que debemos explorar, un poco de todo o un poco de nada. Daría igual, es verdad, simplemente son palabras internas suyas, que no está nada mal conocer.

Feliz Navidad, lectores.

Julio Puente - Ajovín