23.9.24

Beneficios mentales de la siesta


Mucho se ha escrito sobre la siesta, y casi todo es positivo y cierto. Un tiempo de desconexión imprescindible que poco a poco van conociendo en diferentes culturas.

Ya lo romanos conocían la hora "sexta" como aquella sexta hora después de despertarse por la mañana, en la que había que volver a descansar "un poco" para seguir con más fuerzas el resto del día.

Es verdad que los romanos disponían de muchos esclavos y estos no tenían ni sexta ni doceava. No descansaban, se reemplazaban si fallaban.

Pero está demostrado que en actividades laborales con desgaste, tanto físico como intelectual, es necesario, —como en los ordenadores a los que se les trocea la memoria Ram de usarlos mucho—, resetearlos.

Y eso es la siesta. Un reset al cerebro.

No debe la siesta superar la media hora, pues si lo hace, más que una siesta es un vicio y la vuelta a la actividad resulta costosa. 

No es bueno dormitar en cualquier posición, se piensa erróneamente que esos minutos deben ser un tiempo en el que cualquier lugar y posición es válida, y no es del todo cierto. 

El cuerpo necesita relajarse para que la mente se tranquilice y se apague. Es bueno recurrir a una siesta tumbado, en un lugar blando y no duro, y la cama o el sofá, sin ser imprescindibles, si que son recomendables.

La posición de descanso, sentado en una silla y apoyando todo el cuerpo sobre una mesa buscando una posición semi fetal, recogiendo la cabeza entre los brazos cruzados encima de la mesa sobre la que depositamos la cabeza, es una alternativa para días en que no se tiene cama o sofá de estar horizontal.

El despertar debe ser lento, y acompañado de un lavado de cara y boca y unos movimientos de estiramiento de brazos y hombros.

La siesta tiene que ser buena porque hasta los japoneses la están copiando, eso si, los chinos nos la pueden vender con mando a distancia en cualquier momento.

Nos enseñan a banalizar la guerra y la muerte


Esta fotografía muy conocida es de finales de febrero del año 2024, del fotógrafo de AP Tsafrir Abayov que ha estado cubriendo la frontera entre Israel y Gaza durante casi 20 años.

El autor 
Tsafrir Abayov explica cómo hizo esta foto en el siguiente texto que publicó El Independent:

Aunque parece que estamos en Gaza en esta fotografía, tanto los soldados como yo estábamos en Israel, mirando al otro lado de la frontera. Utilizo una cámara Sony y una lente 100-400, que comprime la perspectiva. Esta es la lente más larga que tengo. Estaba a unos 300 metros de distancia de los soldados, y los edificios en Gaza detrás de ellos estaban a unos 500 metros al otro lado de la frontera. Pero te muestra lo cerca que estamos. Este lugar está en una colina, y Gaza está debajo de nosotros, así que puedes fotografiarlo claramente, aunque todavía estés en Israel.

Pero lo que vemos aquí es otra cosa mucho más dolorosa. Es imposible ir a la guerra, a matar y a morir, si antes no hemos banalizado interiormente lo que es la guerra, la destrucción, el dolor, la muerte. 

Estas soldados, chicas de Israel que tienen que ir a la guerra y en este caso a bordo de tanques, tienen que sufrir una transformación mental lógica para ir a matar.

Eso es muy grave, pero también lo es saber que en este trabajo de manipulación social y sobre todo mental, nos encontramos inmersos todos los demás, viendo muerte, destrucción, cadáveres. 

Nos los censuran hasta un punto determinado, que pueden mover hacia más o hacia menos, según crean que lo vamos necesitando.

22.9.24

Qué hacer ante un problema grave dentro de una organización?

Muchas veces determinamos tras un análisis sincero, que tenemos un problema, una anomalía que hay que resolver, una situación anómala en nuestra empresa, en nuestra organización o equipo.

Pero en cambio no siempre somos capaces de tomar las decisiones pertinentes, por no saber actuar contra ella o por no atrevernos o por tener dudas o varias líneas de posible solución. 

Diagnosticamos bien el problema. Pero no siempre sabemos resolver, medicar o tratar de resolver la situación que ya hemos diagnosticada como equivocada. 

Lo fundamental es definir la situación que creemos que nos supone un peligro a la organización, a la empresa, un problema al grupo, a la producción, a la atención hacia el exterior, a la calidad, al sistema productivo, a la rentabilidad. 

Definir el problema con claridad: a quien afecta, qué zonas están afectadas, en qué secciones se produce, en qué momentos. Qué nos supone ese problema, para determinar su importancia.

Hay que sintetizar el problema, explicándolo e incluso explicándonoslo a nosotros mismos con claridad y por escrito, para que así lo veamos desde otro punto de vista ligeramente diferente. 

No es lo mismo lo que pensamos cada uno de los implicados, que lo que somos capaces de explicar por escrito; y en caso de falta de tiempo, al menos hacerlo oralmente.

Hay que escuchar con empatía las explicaciones de cada persona implicada, tanto los que definen la situaciones anómalas, como los que las explican o las justifican. 

De todas estas escuchas, tiene que salir la solución.

Hay que determinar el grado de preparación de cada elemento que interviene en el problema. Analizar si es necesario preparar más y mejor a las partes implicadas y hasta qué punto se puede resolver con más formación interna.

Hay que acordar finalmente un plan de acción contra la situación, asumida por todas las partes implicadas y por la dirección del equipo y/o de la empresa y empezar a trabajar en los cambios, en las soluciones. 

El plan de acción también debe quedar por escrito y con la firma de todos los implicados, en donde podrán poner sus alegaciones. 

No es necesario que estén todos de acuerdo, pero si que todos lo hayan entendido y lo asuman como necesario al ser aprobado por la mayor parte del equipo de gestión, bien por número, bien por poder del grupo que dirige. 

Siempre es mucho mejor en estos caso no tener que imponer normas, sino que los planes de acción sean consensuados y asumidos por todas las partes de buen grado. 

La meta es resolver la situación.

Yo soy casi de Sumar. Pero no de Dividir


Uno de los grandes errores que hemos cometido la izquierda en la España de estar tercera década del siglo XXI es creer que Sumar es lo mismo que Multiplicar. Y no, a veces sumar no suma.

Europa está en un camino cíclico de convertirse en un espacio muy conservador. Incluso parece lógico o al menos hay que entender los motivos, para revertirlos. 

Si no queremos ver, será imposible entender, y menos todavía resolver.

A partir de noviembre nos pueden suceder dos cosas bien diferentes, aunque creamos que estamos lejos de la zona de Mando. Que el mundo mundial se vuelva todavía más conservador o que se mantenga en ese sí pero no, que sin ser SI, tampoco es NO. 

Kamala o Donald. Tremendo enigma.

Curiosamente en España la derecha normal también está cayendo en el mismo error. Se divide, se radicaliza pensando que lo correcto es lo contrario de lo necesario, y a la sociedad la estamos envolviendo en un plástico lleno de dudas y de basura.

Sin duda en los próximos meses veremos a una Europa que cambia sus política de emigración. Se van a ir copiando todas ellas, la unas de las otras. 

Una vez que Alemania pone fronteras en donde no hay fronteras, todas van a ir haciendo lo mismo. La última será España, es verdad.

El emigración no se ha sabido explicar. Incluso la inmensa mayoría de la sociedad no sabe bien desde donde viene realmente, y vemos a los cayucos como un drama, que lo es sobre todo para ellos, sin darse cuenta que el problema serio realmente es otro.

Si te mueves por Madrid y vas contando ciudadanos que no son españoles ni turistas, verás que personas que han venido en patera hay muy pocos comparados con otro tipo de emigrantes. 

Casi todos ellos trabajando, que eso también hay que decirlo. Y en trabajos que NO queremos hacer los que nos llamamos equivocadamente españoles.

Yo siempre he dicho que la emigración es inevitable como ser humano cristiano, que es incluso beneficiosa si se sabe trabajar, que nunca hemos hecho un trabajo pedagógico, y que sus peligros reales no son la llegada, ni la distribución; sino la explicación, la formación, la integración, el análisis sincero y real de que es inevitable.

El mundo, las ciudades, nuestras calles de barrio no nos pertenecen por vivir ahora en ellas. 

Mi Zaragoza fue antes de al menos tres o cuatro sociedades muy diferentes, y en donde hemos convivido al menos media docena de sociedades muy distintas. Por ponernos en un marco determinado. 

Hablaba al principio de Sumar y es verdad; creo que la izquierda en España no está sabiendo asumir las nuevas realidades. 

Nos hemos enfrascado con temas importantes pero no magros —y no los quiero señalar—, mientras que nos hemos dejado de lado los realmente imprescindibles en este Siglo XXI. 

Hay que hablar MUCHO más de vivienda, de jóvenes y su necesaria emancipación, de dignidad laboral, de la creciente desigualdad social y económica entre partes de la sociedad, hay que explicar y entender la emigración, hay que volver a poner en su sitio a la Cultura y las Artes, hay que controlar los precios desmedidos de los tramposos que comercializan con nuestros sueldos en los Centros Comerciales, hablar sinceramente y mucho más de Educación Pública y de Sanidad Universal, etc. etc.