14.11.24

¿Qué hacemos ante el Cambio Climático? 13 decisiones posibles


Estamos otra vez en pleno debate sobre el Cambio Climático, como si fuera sobre algo fácil de analizar, de contrastar, de debatir desde la duda, cuando no hemos sido capaces de hacerlo desde la calma. Estamos dentro de un proceso de Cambio Climático y de eso no deben existir dudas importantes, es lento, tendrá altibajos, no es lineal, no se basa solo en un aumento de las temperaturas, y debemos admitir todos que no se debe mirar a otro lado, simplemente por el hecho de ser complejo de admitir.

Las temperaturas medias se han movido de sus estadísticas y eso aunque parezca que 50 años de datos no son suficientes, es innegable. Y lo es también que esas subidas de un grado de temperatura en España no afecta por igual a todos los territorios ni a todas las realidades sociales y económicas. Pero un grado es mucho más que un Estado de Alerta estadística.

Fenómenos como la desertización mueve a millones de personas hacia la inmigración. Y esos movimientos migratorios complica las relaciones entre sociedades. Y no entender o admitir que el ser humano como animal es capaz de mover ligeramente las condiciones de vida, en positivo y/o en negativo, es darnos un papel idiota en el mundo.

No sirve solo prohibir el uso de energías fósiles y baratas, pues hay países que dicen tener los mismos derechos que los que en el siglo XX crecieron en la industrialización a costa de contaminar. Ahora ellos dicen que les toca crecer y que no quieren hacer caso a los frenos que no se pusieron los países que ahora los piden para los pobres. Hay que analizar cambios permanentes en nuestra sostenibilidad, desde los países que sí pueden ejecutarlos.

Así que efectivamente, todos y los industrializados primero, deben tomar medidas urgentes y a veces duras. Y a veces ni serán agradables ni serán efectivas en el corto plazo.

Hay suficientes técnicos que advierten de lo que ya ha llegado, aunque todavía sea asumible y aunque nos parezca que no nos impide vivir como siempre. Hay que entender a la naturaleza de cada uno de nuestros entornos. Es imposible doblegarla, pero sí es posible intentar entenderla, aunque sea muy dura. 

Veamos algunas de las acciones que se deberían replantear, repensar, reflexionar, si queremos una seguridad mayor, admitiendo que es imposible una seguridad total.

 Hay que crear MUCHOS más Tanques de Tormentas aunque sean caros y a veces inentendibles. 

 Hay que hacer pedagogía de lo que supone vivir en un territorio determinada, según precisamente sus características.

 Hay que revisar nuestros sistemas de alcantarillado para hacerlo de otra manera más capaces de asumir las avenidas. 

 Hay que analizar la realidad natural de los ríos y barrancos. 

 Hay que rediseñar nuestro urbanismo que busca terrenos baratos para que sean rentables.

 Hay que aprender en la auto defensa de cada uno de nuestros hogares para que las afecciones sean menores.

 Hay que trabajar de forma urbana en el largo plazo, explicando los motivos de algunas inversiones que no se ven.

 Hay que unificar en cada ciudad y en cada país diversos grados de Coordinaciones de todos los estamentos de ayuda y trabajo comunitario, para que según la gravedad pase de una coordinación a otra,

 Hay que establecer protocolos claros de quien debe dirigir cada decisión tomada. Unos deciden y otros ejecutan, realizan. Y en periodos de calma se deben realizar análisis de necesidades.

 Si un proceso de Crisis afecta a más de un territorio, debe ser el siguiente en la escala quien dirija. Si una DANA afecta a más de una Comunidad, debe ser el Estado quien dirija las labores de coordinación. Si afecta a más de una localidad debe ser la Comarca, etc. De forma automática, protocolizada, sin perder efectividad. 

 Debe existir la figura de un Coordinador de Emergencias nacionales, técnico y no político, nombrado en periodos de calma pero con un equipo de trabajo fijo que pueda coordinar de forma rápida y urgente en cuanto reciba la orden de hacerlo.

 Elevar a carácter Nacional los efectivos de todas las policías, militares incluida la UME y la Guardia Civil, Bomberos y Protección Civil en cuanto se active la Alerta Roja, cuya única autoridad capaz de ponerla será el Consejo de Ministros.

 Hacer pedagogía constante hacia la población de todo lo necesario, urgente e imprescindible, para tenerlo separado, a mano, en un lugar coordinando con toda la familia, para casos de desalojo obligatorio o de confinamiento necesario.


13.11.24

Consejos para controlar y dominar el estrés crónico

¿Quieres vencer al estrés, sea crónico o circunstancial, defenderte con eficacia de sus problemas?; intenta tomar estas decisiones. Al menos, alguna de ellas.

Practica ejercicio físico durante 20 minutos, tres veces a la semana. Adapta el ejercicio a tu edad y posibilidades. Busca qué nivel es el más correcto para tu forma física y edad.

Mejora la dieta para hacerla más mediterránea y come con regularidad parecida, todos los días. 

Decide tener una actividad de ocio. Leer, pintar, escribir, escuchar música. Dedica una hora al día a ti mismo, sin que nadie te moleste. Es tu tiempo personal.

Practica una vez al día 15 minutos (sirven 10 minutos) de relajación o de ejercicios de respiración. Pueden acompañarse de música. Tumbados y con poca luz.

Al menos una vez al trimestre hay que tomarse un fin de semana de vacaciones. Inténtalo, aunque es cierto que a veces es complicado. 

Busca el sentido del humor, diviértete, busca lo positivo para que te envuelva.

Busca ayuda entre tus compañeros de vida, para que te escuchen y puedan intercambiar tus problemas con sinceridad. Es bueno compartir y escuchar nuevos puntos de vista. Sé positivo. No te cargues de noticias negativas.


Cómo superar el duelo, un periodo vital que debemos aprender a vivir

El duelo, el dolor ante algo sobrevenido y duro, es necesario; ese periodo de tiempo que nos viene negro y nos inunda interiormente tras un drama, una pérdida, una mala noticia, una enfermedad dura, es un periodo que debemos consumir y agotar. No nos lo podemos saltar, no debemos saltárnoslo por nuestra salud mental.

Es necesario el duelo para salir fortalecidos del golpe, del mazazo sufrido; si nos empeñamos en no vivir el duelo como un periodo necesario, no se pasará nunca y nos pesará como una losa en busca de su salida natural, que es el agotamiento. 

Debemos sufrir tras un golpe en nuestra vida, de forma proporcional al tamaño del golpe recibido. 

Pero hay que agotar ese periodo de duelo, para salir convencidos de que nos ha cambiado por dentro, y a la vez hemos sabido y podido superarlo. 

Si nos obcecamos en cerrar nuestra mente al sufrimiento, si deseamos no sufrir pensando que es lo correcto, nos estaremos equivocando. 

Tras cada desgracia hay que llorar o gritar, con igual potencia que tras cada alegría disfrutamos de ella. Somos humanos, necesitamos expresarnos y es bueno hacerlo.

Si las personas que acompañamos en el duelo a la persona que más sufre, nos creemos en el deber de intentar minimizarlo, nos estaremos equivocando pues nada hay mejor para superar el duelo, que gastarlo, consumirlo, vivirlo en plenitud, recordarlo incluso cuando nuestra manera de ver el problema sea ya otro. 

No podremos vivir con la pena, siendo feliz en el futuro, si pensamos que tras una desgracia no fuimos capaces de sufrir con fuerza por ella.

Sin duda queda por decir que la mesura y el tamaño del duelo debe ser proporcional al hecho que lo produce, que no siempre debe ser un duelo público, sino bien al contrario, es más recomendable un sincero duelo privado e interior y que la duración del periodo del duelo debe estar en consonancia con el hecho, aunque siempre bajando de intensidad, pues tan importante es darnos cuenta de los dramas como superarlos positivamente, para seguir peleando.

Los duelos hay que gastarlos para superarlos, interiorizarlos y sacar su tono positivo de cambios en la vida. No es sencillo, por eso a veces necesitamos la ayuda de otras personas, sean amigos o profesionales de la psicología.


11.11.24

Cómo recuperar fotografías llenas de barro y suciedad


Ante desastres naturales o no, en los que podemos perder todo lo que tenemos, debemos estar preparados en la medida pequeña en que podamos, para salvaguardar nuestras pertenencias más personales, las que no  se pueden comprar con dinero. Por ejemplo las fotografías familiares.

Guardar la documentación personal es fundamental, pero no es imprescindible para tener conservados los recuerdos de tu vida anterior. Pero guardar las fotografías tuyas o de tus antepasados sí resulta un fundamento vital para con el tiempo pensar que casi todo es recuperable ante un desastre. Aunque sea muy caro.

Es fundamental tener digitalizado en estos tiempo la mayor cantidad posible de documentación personal y de fotografías importantes para tu vida.

Y tener copias de todo esto en lugares diferentes a tu hogar habitual. Y aquí es donde pueden entrar algunos consejos.

Todo se puede escanear pero es costoso en el tiempo. No es nada sencillo escanear miles de fotografías de toda tu familia. Así que hay que elegir y seleccionar fotografías. 

Una vez ya escaneadas, debes pensar también que en algunos casos simplemente fotografiar con tu teléfono móvil puede facilitarte la recuperación de algunos documentos menos importantes. Por ejemplo fotografiar las páginas de una escritura pública sirve para saben fechas, notarías y notarios, y facilitar en el tiempo su recuperación y copia.

Esto mismo sirve para DNI o cartillas de banco, para documentos médicos si son necesario conservarlos, para documentaciones que una fotografía simple sirve para conservar la lectura de los detalles que sirven para acelerar gestiones.

Todo lo fotografiado o digitalizado, si son documentos valiosos o fotografías de tu vida, debe conservarse al menos en tres lugares diferentes. 

Tu propio hogar en tu ordenador o teléfono móvil. 

En una unidad de disco duro externo o USB. 

En otro USB que debes guardar en otro lugar, por ejemplo en otro vivienda de un familiar, o en una caja de seguridad en tu puesto de trabajo o en casa de un amigo. 

Y luego tener siempre que sea posible una copia en le llamada Nube o servicios externos de conservación.

En cuanto a las fotografías en papel fotográfico como recuerdo de tu vida pasada, debes saber que son más duras de lo que nos pensamos. Antes de llegar a tus manos ya han pasado por dos tipos de líquidos, el revelador y el fijador, lo que asegura que sus materiales saben comportarse bien ante las humedades. 

NUNCA seques las fotografías de forma rápida, menos con secadores de pelo. Se puede cuartear la gelatina, las emulsiones fotográficas, saltar y ser irrecuperable. 

NUNCA ponerlas tampoco al sol, al contrario, deben ser conservadas a la sombra hasta poderlas digitalizar o hasta que e han secado del todo.

No los limpies por arrastre para no rayar su superficie, pues si está el papel húmedo se puede despegar la capa de gelatina exterior. 

Límpialas metidas en un agua limpia (mejor destilada, pero no siempre es posible tener en cantidad, en según qué momentos) con suavidad y sin casi frotar, mueve el liquido para que este haga desaparecer barros, y déjalas secar colgadas boca abajo de una pinza de tender ropa, poniendo un peso de otra pinza en su zona más baja, para que se mantenga el papel fotográfico recto. 

Puedes utilizar con suavidad papel de cocina o papel secante, NUNCA tampoco algodón pues las fibras se meterían sobre las emulsiones fotográficas. 

Cuando ya están casi secas, muy poco húmedas, las puedes meter entre las páginas de un libro (que no sea papel tipo brillante, tipo Limoges, pues lleva cal y se puede transmitir al papel fotográfico) unos pocos minutos, para que se terminen de secar por la pérdida de la humedad. Poco tiempo para que nunca se peguen a la superficie del papel del libro. 

Secar una fotografía es un proceso en donde la rapidez es un mal consejo. Es más seguro que se vaya secando lentamente y sin prisa.

Y siempre que puedas, nada más limpiarlas, fotografíalas para conservar al menos su recuerdo. Y dale copias a todas las personas que salgan en esas fotos, pues en estos momentos de dremas colecivos, es muy de agradecer que no todo se ha perdido.