6.11.11

Primeras nociones de Reiki y de posiciones de manos



Cuando nos duele algo, el estómago, la cabeza o una muela, automáticamente nos llevamos la mano a ese lugar como si el simple contacto de nuestras manos aliviara el dolor. Sin darnos cuenta, aplicamos de manera lógica el fundamento del Reiki, una terapia milenaria japonesa para sanar a través de las manos que cada vez tienen más adeptos en Europa.
El Reiki, que en japonés significa 'energía universal', consiste en canalizar a través de las manos una poderosa fuente de energía en forma (dicen) de micro vibraciones, hacia uno mismo o hacia otras personas para curar enfermedades físicas o sanar emociones. Además, cualquiera puede practicarlo o recibirlo, ya que no es un 'don' especial reservado a unos privilegiados, sino una técnica que se puede aprender y practicas. Aunque el Reiki tiene más de 3.000 años de antigüedad, cayó casi en el olvido hasta que fue rescatada en 1920 por el doctor Usui, un monje y catedrático japonés al que se considera el primer maestro del Reiki actual.
Al igual que la acupuntura o el shiatsu, esta técnica oriental parte de una tesis muy sencilla: que el ser humano es "todo energía". El Reiki sostiene que cuando la energía se bloquea, por cualquier circunstancia, es cuando se produce una enfermedad. La imposición de las manos en la zona enquistada, donde la energía ha quedado taponada, sirve para disolver ese 'nudo' que impide que la energía fluya y así devolver el equilibrio al organismo. Lo cierto es que el contacto humano es beneficioso en sí mismo por lo que tiene de tranquilidad, de seguridad, de bienestar física pero sobre todo mental. "El Reiki es una herramienta muy poderosa que está al alcance de cualquiera. No hace falta nada especial, todo el mundo puede hacerlo. Además, no tiene contraindicaciones porque siempre es para bien",

El Reiki es un complemento a las terapias convencionales, ya que en ningún caso se recomienda suspender ninguna medicación para sustituirla con esta técnica. Además, está reconocida como terapia alternativa por la Organización Mundial de la Salud (OMS). De hecho, en Estados Unidos y Reino Unido ya se utiliza en más de 1.000 centros hospitalarios y está incluido en el Sistema Público de Salud. En España, donde esta terapia aún lleva pocos años de desarrollo, aún no se ha llegado tan lejos, pero ya se aplica en varios hospitales como el Gregorio Marañón o La Paz gracias a los buenos resultados que se han observado en los pacientes.
Sus seguidores aseguran que el Reiki sirve para sanar una interminable lista de enfermedades, tanto físicas como emocionales. Así, afirman que su "práctica habitual" puede aliviar e incluso curar dolores crónicos como la artritis, reuma o migrañas. También acelerar la recuperación de lesiones óseas y musculares, ayudar el organismo a combatir infecciones o mitigar el estrés y la ansiedad. La práctica de la imposición de manos también lucha contra la enfermedad del siglo XXI: la depresión. "Como su objetivo es equilibrar energéticamente a la persona tanto física como espiritualmente, este tipo de dolencias psíquicas desaparecen cuando la persona vuelve a su estado de equilibrio", "No hay cuerpos enfermos, hay almas enfermas", dice una máxima reiki
Una sesión de Reiki suele durar 45 minutos. El paciente se acuesta en una camilla en un ambiente tranquilo mientras el maestro posa sus manos en distintas zonas de su cuerpo. Hay doce posiciones de manos, se empieza por la cabeza (nuca) y se termina con las plantas de los pies, reequilibrando todos los centros de energía o 'chakras'. Durante la sesión, es habitual cerrar los ojos porque es normal que el paciente se quede dormido o entre en profunda relajación. Tras el tratamiento, se recomienda beber mucha agua y estar muy atentos a los cambios que sucedan en el cuerpo. Todo el mundo puede dar Reiki. No hay que tener ninguna condición especial. Aunque sí hay que hacer un sencillo curso que dura unas horas para aprender a trasmitir la energía.  Otro vídeo aquí: http://youtu.be/WSVdSLvdLTk

5.11.11

Al votar no haga caso al CIS, es peligrosísimo que se nos clasifique

El CIS de octubre 2011 nos da una radiografía de los españoles, muy interesante para leer entre líneas; es cuestión de ponerse a buscar y llorar en el intento.

Es curioso que los que mantienen en el poder alternativo al PSOE y al PP son los ciudadanos que menos les interesa la política entre todas las demás opciones de votantes. Son pues las opciones fáciles pero también, ojo por ellos, las menos consistentes si apareciera un mirlo blanco o negro que ofreciera soluciones y esperanzas. Algo complejo con los mecanismos de autodefensa que se han pactado los dos grandes, en contra de los pequeños.

Queda claro además que los votantes del PSOE son —con perdón— más mentirosos que el resto, pues curiosamente ven la situación económica de España menos mala que los votantes del PP. Es como si fueran más ricos, con menos necesidades económicas. ¡Jope!

El 41% de los votantes de PSOE en 2008 dicen ahora que la gestión del PSOE ha sido entre mala y muy mala. Estos son los que ahora dudan, cambian o se quedarán en su casa. Cuidado que son un gran paquete y hasta el día 20 no decidirán con rotundidad qué piensan hacer. Esto es un gran miedo para el PP, no tanto para no ganar como para no ganar con suficiencia. ¿Lo habría hecho mejor o peor el PP?, pues aquí la desesperación para el PP debe ser grande. Si le restamos lo que opinan los votantes del PP todos coinciden en que lo habría hecho peor, incluidos los de voto en blanco, los que no tenían edad o los que no saben ni contestan.

El PP, ni como oposición es admitida por todos los demás, excepto por los votantes del PP que incluso solo el 30% califican su trabajo en la oposición como buena o muy buena. Esto es un lastre para el futuro con ilusiones. Mucho tendrá que trabajar Rajoy para levantar el ánimo de los españoles, con estos datos.
El Gobierno aprueba en asuntos como seguridad ciudadana, terrorismo, medio ambiente, igualdad entre hombre y mujer o infraestructuras. Poca chicha ante los suspensos en economía, trabajo, política exterior, vivienda, inmigración, autonomías, sanidad, política social o educación.

Cuando se nos pregunta si acudiremos a votar volvemos a mentir un poquito. Decimos que más del 83% iremos a votar cuando no llegaremos al 75%, incluso podríamos quedarnos en las puertas del 70% por dentro o por fuera. Aun así el 96% de los antiguos votantes del PP dicen que irán a votar, pero el 90% de los del PSOE dicen que lo harán. Curiosamente el 76% de los nuevos votantes irá, demostrando que pasan de la política más que los adultos.

El 87% de los anteriores votantes del PP ya tiene decidido su voto. Pero solo el 63,4% de los anteriores votantes del PSOE lo tiene claro. ¿entre qué dudan?, ¿se les podrá levantar la moral? Algo parecido les sucede a un 26% de los votante de IU. Siguen dudando.