19.5.25

¡Dios, existe!


Hace unos días escribí un artículo en Arainfo donde hablaba, aprovechando el reciente Cónclave, de la teóloga y socióloga brasileña, Yvone Gebara. Aquí, se tocaba lógicamente el tema de DIOS y de la inclusión de la mujer en la iglesia. Observé varias respuestas a esta cuestión. Las que más me entusiasmaron eran las enconadas que, precisamente, eran las de las personas que veo tienen una doble moral. Venían a decir: Dios, no; pero luego le digo que sí. Me explico.

Partamos de la base que yo soy atea y mi posicionamiento racional de Dios es más bien Kantiano (difiero de él en su agnosticismo, ya que decía que no podía demostrar que éste existiera, igual sí igual no) de lo que sí hablaba era de la MORAL y la LIBERTAD en el día a día que para él era donde Dios existía; pero hete aquí que algunos con su simpleza intelectual te dicen que la religión ha originado tantas guerras, tantos dramas personales y yo digo, sí; pero, si siempre ves un cubo desde un mismo punto de vista, te pierdes el resto.

Yo he visto a Dios (ente personal y autónomo de dogmas religiosos) en los “curas rojos” que durante la dictadura de Franco estaban con los pobres y contra el franquismo y lo he visto en miles de misioneros que, muchos, se juegan la vida para estar con los más desfavorecidos (León XIV es un representante de ellos) y lo he visto en los miembros de la Teología de la Liberación que en los años más duros de dictaduras Hispanoamericanas fueron perseguidos y asesinados (Monseñor Romero en El Salvador y la masacre, que tanto recuerda mi madre, en la UCA del padre Ignacio Ellacuría junto a otros cinco jesuítas españoles, una cocinera y su hija); así que yo he visto su MORAL y he visto su DIOS.

Y no lo he visto en el día a día cuando alguien se ríe con retranca cuando una madre acude a Dios al ver morir a su hijo y para más inri quien se reía sabía que estaba un familiar del fallecido. Y qué hizo ese familiar, guardar silencio ante tanta estulticia y tener un dios personal que su familia le había enseñado desde la infancia porque sabe que contra los idiotas poco se puede hacer. Dejarles con sus visiones únicas y simplistas.

Dios existe y el Diablo también. 

Si la socióloga, Yvonne Gebara, vinculada a la Teología de la Liberación y amiga del opositor a la dictadura brasileña, Hélder Câmara, (arzobispo que decía aquello de que cuando daba comida a los pobres le llamaban santo; pero, cuando preguntaba por qué son pobres, le llamaban comunista) desea la inclusión de la mujer en la iglesia católica no es, por tanto, para blanquearla, sino más bien para limpiar y dar aires nuevos a una estructura putrefacta (recordemos aquí al banquero de dios, Roberto Calvi; al norteamericano Marcinkus; al mexicano Maciel; la logia P2...) 

Pero, por qué no se desea la inclusión de la mujer en la iglesia católica, preguntaría yo. Porque está corrupta, me contestarán algunos y yo les diría ¿no está corrupto el mundo?, ¿no hay guerras, genocidios, corruptelas, pedofília? Es por ello que ¿la mujer no debe participar en la sociedad ya que la estaría blanqueando? Iglesia y sociedad son, básicamente, dos estructuras que han creado los hombres principalmente; por ello dejemos que las mujeres participen en ambas.

Porque quien dice que la mujer en la iglesia blanquearía la podredumbre que la rodea, debería mirarse si con sus actos no lo ha hecho él o ella también. ¿Estas personas han ido a actos religiosos como bodas, comuniones...? Y acaso, ¿no se han cortado ellos el pelo largo y han ido a hacerse un traje a medida y ellas han competido por ver quién destacaba más? ¿Y no han posado sonrientes ante el retablo de la iglesia? ¿O se han casado por la iglesia? ¿Han bautizado a sus hijos y estos han hecho la comunión? ¿Blanquean o no blanquean a esa iglesia corrupta, pedófila?

Yo, como atea, digo que Dios existe. Y lo he visto en mis paseos por la naturaleza, en obras de arte literarias, arquitectónicas, pictóricas, musicales, escultóricas, en la humanidad de una amistad sincera, la he visto hasta en las risas desatadas de un bebé.

Pero también he visto al diablo en el día a día desde unas palabras y hechos realizados con la intención de dañar o tergiversar porque son, precisamente, los que llevan el diablo a cuestas, los que impostan una MORAL que no tienen. Y eso no quiere decir que cuando nos hieran, todos, hemos sacado a relucir nuestro diablo pero la diferencia entre los diablos malos y los diablillos es que estos, al final, asumen la responsabilidad de sus actos y piden perdón.

Es el Dios Kantiano donde las personas podemos ser agentes morales descontando de la ecuación a Dios, mal utilizado desde hace siglos.

Ya cada uno decide qué Dios lleva consigo. 

 Olga Neri