Andalucía se ha salvado de una nuevas elecciones que no interesaban a nadie de la derecha…, por si acaso. Y se han puesto de acuerdo los tres grupos conservadores, para quitar del poder al PSOE sobre todo con la intención de ver qué queda debajo de las alfombras, tras tantos años. No encontrarán nada, ya lo aviso.
Desde parte de la izquierda no entiende bien ese acuerdo donde VOX tiene voto y voz, pero eso es no creer en la democracia de los 400.000 votantes andaluces que decidieron dar al partido de la derecha extrema esa voz y ese voto. Hay que hacérselo mirar desde la izquierda, pues no es culpa de los andaluces, aunque lo parezca en una mirada excesivamente simple.
No es sencillo dejar el poder tras 40 años, lo sabemos, pero esa es la grandeza del sistema, que es posible mandar a casa a los que se aburguesan aunque sea en plan pobre. El voto cautivo, en este caso, no ha sido suficiente. Que aprendan desde otros territorios, no vaya a ser que…
26.12.18
Trabajadores débiles: todavía más abusados
Se me han quejado unas voluntarias de un Centro Ocupacional de Zaragoza por el trato laboral en una lavandería, rayando el abuso horario y de condiciones de trabajo hacia unas personas que no saben/pueden quejarse como los trabajadores comunes. La verdad es que en estos tiempos el trato indigno a todo tipo de trabajadores, a poco que sean oficios comunes y de fácil contratación o con algún añadido que haga complejo poderse defender, es una constante que no estamos atendiendo como se merece.
Pero lo curioso es que siempre son presiones desde personas en concreto, no funcionan tan mal las organizaciones, como las personas que llevan las organizaciones. Somos capaces de crear normas en la misma medida en que somos capaces de aprender a saltárselas. Y en la misma en que luego no somos capaces de inspeccionar su cumplimiento.
Pero lo curioso es que siempre son presiones desde personas en concreto, no funcionan tan mal las organizaciones, como las personas que llevan las organizaciones. Somos capaces de crear normas en la misma medida en que somos capaces de aprender a saltárselas. Y en la misma en que luego no somos capaces de inspeccionar su cumplimiento.
Las familias callan, los trabajadores no pueden defenderse, y las instituciones sociales y políticas estamos muy ocupados en temas mucho más vistosos y fáciles. Siempre salen perdiendo las personas más débiles.
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