22.10.08

Salvemos Carabanchel

Es cierto que hay que mirar al futuro con ojos abiertos que no tengan rencor, que no guarden malas babas; es cierto que conservar recuerdos tristes lleva a la melancolía.
Pero la historia hay que respetarla sobre todo para que no la tengamos que volver a vivir.
Carabanchel es un barrio con necesidades de todo tipo, incluido el de disponer de un edificio histórico que logre no hacer olvidar su nombre, tan unido a la democracia en este país.
Carabanchel fue una cárcel y por ello debería ser demolido. Pero es también un lugar de sufrimiento y de lucha, un sitio lleno de recuerdos de ciudadanos todavía vivos en este país. Por ellos debemos salvar de la demolición un Carabanchel que debe recordarnos que hasta hace poco hubo campos de castigo en esta España que hoy es libre.

¿Quien nos va a cuidar cuando seamos ancianos? ¿Qué años tendremos cuando los nietos nos reconozcan?

No hay duda de que yo y tú, algún día, seremos ancianos. Y si no, peor.
Y que necesitaremos ayuda.
Y que las nuevas generaciones se emancipan cada vez más tarde, con el desplazamiento inevitable de la edad de tener hijos y cuidarlos, que lo acerca a la que los ascendientes necesitan cuidados.
A los 35/40 se casan y como sus padres se casaron ya a los 30/35 año, los hijos los tienen cuando loa padres tienen entre 70/75 años.
Se acabó el chollo de tener a los abuelos de colagas ayudantes de guardería. Ahora hay que cuidarlos o encerrarlos en una residencia.
Mala elección.
No hay solución milagrosa, es imposible emanciparse antes, pero el peligro de tener hijos de poca edad con 45/50 años es importante, tanto para entenderlos como para ayudarlos y aguantarlos. Los niños, los hijos requieren mucha energía. Desde que nacen hasta los 35 años. Calcula ahora cuantos años tendremos en el momento que los nietos se emancipan. Si, sobre los 80/85 años de edad.
Nunca veremos a nuestros nietos con ganas de conquistar el mundo ¡Snif!

La economía se desploma

El deterioro económico de los países de la eurozona y el temor a una recesión internacional han provocado una nueva jornada de números rojos en las Bolsas europeas y han llevado al euro a su nivel más bajo desde noviembre de 2006 al caer a 1,2274. Además, la decisión del Gobierno argentino de nacionalizar el sistema de pensiones se ha cebado con el parqué español, cuyo selectivo Ibex 35 se desplomaba un 5,4% arrastrado por la mayoría de los valores, en especial, las grandes compañías con intereses en la región como Telefónica, Repsol YPF y la banca.

El texto de arriba, publicado hace unos minutos en El País Digital es un claro ejemplo de que las turbulencias no se pueden ocultar por mucho que lo pida el Presidente. Medio mundo está pendiente de un estornudo para salir pitando a la farmacia. Da igual que el soplo de aire frío venga de Argentina (no, por favor, de Argentina que no venga ahora ningún aire) que de Irlanda, la globalización es de lo primero que hemos entendido todos en este momento tan delicado.
Se necesita inyectar dinero al sistema, de manera artificial, como las pastilla de caballo o el aceite de hígado de bacalao. Es duro tomar estas dosis, el sabor es amargo de huevos, pero hay que tomarlo o no nos pondremos buenos.
Dicen los que entienden de medicina de las abuelas que un resfriado se pasa en 7 días en la cama o en una semana sin hacer nada. Lo malo es que esto es una bronconeumonía.

La crisis económica camina a pasos secretos

Tras la reunión de Zapatero con los medios de comunicación de España, tan reservada que todos ellos no han querido publicar nada de lo comentado, está claro que la tranquilidad ha vuelto a los medios de comunicación.
Es lógico pensar que el mensaje a todos los medios fue que había que trasmitir confianza, de que el miedo no se podía apoderar de la sociedad, de que había que medir muy bien las noticias para no crear temor infundado.
Y desde ese lunes estamos observando como ha bajado el tono de los asuntos económicos, no tanto en los artículos de opinión y de análisis como en los titulares.
Está claro que desde la llegada de internet, los ciudadanos leemos solo titulares, no nos importa tanto saber lo que opinan en párrafos largos como leer una cabecera bien llamativa.
La crisis avanza según lo previsto, y como ya se había avisado, queda lo peor. Pero de momento no hay que temer nada pues los titulares ya los tenemos controlados.