2.4.11

Algunas pequeñas ideas para crear muchos puestos de trabajo en España



Ahora que Zapatero ha puestos normas y leyes para que te atiendan por teléfono personas y no máquinas, deberían aprovechar el cambio de leyes y no parar con tal de crear más puestos de trabajo.
Por ejemplo se debería legislar para que estuviera prohibido echar gasolina a los coches si no eres poseedor del carnet de manipulador de sustancias peligrosas. Así recuperaríamos a los gasolineros de toda la vida.
En las comunidades de más de 100 viviendas debería ser obligatorio por ley tener a un conserje y en las de más de 200 viviendas tener a dos en turnos de 8 horas. Si el desempleo aprieta se podría bajar el número a 80 para que entraran más comunidades en el nuevo impuesto. Y lo digo en serio.
A las empresas que trabajan para el Estado, Comunidades o Ayuntamientos se les debería exigir un número determinado de trabajadores para determinadas tareas comunales.
A las empresas que quieran optar a contratos del Estado, Comunidades o Ayuntamientos, se les debería exigir un porcentaje determinado de licenciados

31.3.11

Ideas para escritores que pierden las ganas y deseos de seguir escribiendo

Cuando nos dedicamos por gusto y afición a escribir nos encontramos con periodos de auténtico vacío intelectual, de días o semanas en los que nada parece gustarnos o incluso que ni nos apetece escribir. 

Es normal aunque hay que vigilar su duración pues nos puede suceder que se pierda la costumbre y nos extraviemos en la maraña de la indolencia.

En todo proceso se necesita respirar, dejar un tiempo de mirar fijamente a una sola dirección y cambiar de rumbo. 

Puede —debe— ser bueno y positivo pues al volver lo haremos con otra mirada, con otro equipaje. Por eso cansarse de escribir, agotarse, puede ser incluso positivo si sabemos encajarlo bien.

Una solución es dedicarnos esos días o semanas a escribir otro tipo de literatura. Poesía, relatos o novela corta, blog, ensayo y sin duda para corregir lo ya escrito con anterioridad. 

Otra solución puede ser leer algo más de lo habitual y diferente, eligiendo aquello que en periodos normales no leemos. Y sin duda al final, sería volverse más contemplativo y tomar notas. 

Mirar, observar, revisar, analizar y estudiar comportamientos, nos pueden servir para el próximo ataque de actividad y creación. 

Debe haber momentos para analizar y repasar, para corregir incluso los proyectos que tenemos en el cajón hasta darles algo más de forma y ver si nos encajarán en el futuro próximo. 

Lo importante es no perder de vista la escritura, aunque sea desde otra óptica, utilizando posiciones diferentes que sean complementarias.

30.3.11

Tengo el vicio de comprar, de poseer cosas importantes ¿Me puedo curar?

Comprar es algo más que poseer, es también sentirte capaz y asombrosamente rico. Y es algo que en alguna medida todos necesitamos. De hecho el éxito de las tiendas “todo a 100” es precisamente la de recuperar para el consumo y la compra a las economías débiles o a las personas de ingresos medios pero de gasto compulsivo.
Necesitamos sentir que lo que existe a nuestro alrededor también es posible tenerlo, poseerlo, pues si no es así nos sentiremos mal aunque lo intentemos. No será posible saltarnos del consumismo más que con una herramienta muy sencilla. Poseer cosas que no tengan precio. Pero al fin y al cabo es consumir.
Libertad, sol, naturaleza, silencio, tranquilidad, literatura, arte, compañía. Son también posesiones complicadas de poseer aunque no tengan precio. Podemos ser compulsivos consumidores de libertad, de sol, de agua, necesitar sentir bajo nuestros pies le hierba o las piedras, disfrutar del espacio vacío o de unas líneas de color sobre un lienzo. Es un vicio también, maravilloso vicio para quien disfrute de él. Como todos los vicios.
Comprar tranquilidad también es poseer y sentirse rico.

¿Estamos ante un cambio de ciclo social y cultural?

Toda sociedad tienda hacia su desarrollo y crecimiento casi imparable, hasta alcanzar el punto más alto, para a continuación empezar a bajar de una manera muy rápida. Todo cultura social dispone de un punto máximo que nadie sabe posicionar hasta que se alcanza, no pudiendo este determinarse, hasta que se produce una caída pronunciada en su relación sobre todo consigo misma.
El dato más dramático de la hecatombe social es que se devora ella misma. Los mayores desastres que le suceden a una cultura social en su decaimiento brusco; es precisamente la multiplicación exponencial de sus propios problemas y la nula capacidad de respuesta y soluciones, más que la pelea de contrarios que quieren modificar culturas y sociedades.
Normalmente a una catástrofe social no le sucede un recambio social; queda un vacío que es precisamente el que produce el desastre con mayor crudeza y rapidez. No hay una transición, pues esta formaría parte del propio crecimiento de la sociedad, no hay evolución hacia otro punto sino un gran vacío que se come todo lo construido —queriendo o sin querer—, pero sin capacidad de respuesta.
Por eso la destrucción de un sistema de cultura social se produce a una velocidad muy alta, pues no dispone de mecanismos de defensa al estar todo él paralizado; es pues una incomprensión e incluso un alentamiento social para que se produzca el desplome como mal menor.
Es complicado decir que estamos ahora (en el 2010/2020) en un punto máximo