18.10.11

El gran drama de los desempleados y parados mayores de 50 años

Debemos pensar que si la actual crisis económica es dura y tremenda, lo es con más virulencia y dolor hacia los trabajadores de más de 50 años que están siendo lanzados al desempleo, al paro.

¿Qué les podemos ofrecer a los trabajadores mayores de 50 años, que en muchos casos llevan más de 35 años trabajando y cotizando por todos nosotros y que ahora se ven desplazados de su vida laboral?

Se encuentran en un malísimo momento vital, puede que con alguna deuda todavía, sus hijos no encuentran trabajo, han entrado en los años que sirven para ser tenidos en cuenta a la hora de calcular su pensión de jubilación. 

Se encuentran vitales, con muchas ganas de ser útiles. Y se les dice en todos los sitios que no, que son mayores, ¡joder!, que no tienen suficiente formación, que no sirven ya para el trabajo al que han dedicado toda su vida laboral.

Les preguntan incluso: —¿y a usted por qué se le despidió?; cuando sería más sencillo intentar encontrar la respuesta en manos de los empresarios y trasladársela a los interesados, para que se enteraran, pues aun están sorprendidos.

Esta crisis económica, laboral y social, está dejando muchas heridas que todavía no sangran. En los próximos años nos daremos realmente cuenta de los destrozos sociales de esta crisis económica. 

Los parados de hoy, los desempleados con más de 50 años tendrán que terminar en la jubilación, pero muy mermada. No van a tener los mismos derechos que sus antecesores. 

Y les seguiremos pidiendo el voto y que consuman mucho y que participen en la sociedad. Les vamos a decir que se olviden de sus problemas, que los admitan y los asuman. 

Quien hoy con 50 años termina en el paro, en el desempleo, debe decirle a su familia que está jodido, que ahora las cosas ya no son fáciles. Que resultará muy complicado encontrar trabajo. Y a continuación intentarlo con todas la fuerzas del mundo. 

Pero ser sinceros consigo mismo y con los que les rodean, para desde la sinceridad, estar indignados y ser más consecuentes con sus posibilidades.

Pero prohibido transmitir miedo y temores, que es lo que quieren los asquerosos capitalistas de laboratorio, tenernos acongojados y sujetos del pescuezo. Cuidado con el miedo, que es contagioso.

17.10.11

Sobre la utilidad de la experiencia. O no

"La experiencia nos enseña que la experiencia no sirve para nada. Perich

Trucos para ayudar a los niños a comer más verduras

Es posible que tenga con sus hijos problemas con ciertos alimentos, incluso que sean niños difíciles que no desean comer fácilmente en ninguna condición. Es algo habitual en todas las casas con niños pequeños. Pero se debe consumir verdura y legumbres varias veces a la semana y es complicado convencerles de sus efectos positivos, sobre todo con las verduras de color verde.

Un pequeño truco es intentar que el niño participe en el proceso de compra y de preparación en la cocina de los alimentos. Imaginemos unas judías verdes. Acudamos un día en concreto con el hijo a comprar exclusivamente esta verdura, y una vez en casa limpiemos la verdura con él, dependiendo de la edad con cuchillo o a mano y demos la oportunidad de que sea él quien la cocine, controle el tiempo de cocción y vea la transformación de una verdura en un alimento. 

Una vez cocida ofrézcale tres oportunidades de tomarla en el plato. Refritas con ajos. Con aceite crudo y unas gotas de vinagre. O con un poco de tomate frito por encima. O incluso por qué no, dígale de hacer ese día una cata de judías verdes con dos posibilidades de presentación.

El niño entenderá la alimentación de otra manera, más participativa. Y esta misma idea puede servir para algunas legumbres, arroces, puré, pescado, sopas. Poco a poco verá como ser participativo sirve para comer más y mejor, y sobre todo sin tantos nervios.

Por cierto con os puré de verdura verde, añada zanahoria que conseguirá un sabor final algo más dulce y no olvide de colar para que no tenga trocitos que muchas vces producen asco a los niños.

“Más Platón y menos Prozac” no es un grito, aunque sea una recomendación

“Más Platón y menos Prozac” es el título de un libro de Lou Marinoff como conocéis. No es un grito ni una recomendación, que tal vez también.

Se inspira en casi todos los más grandes filósofos y filosofías de la historia del mundo para enseñarnos a controlar los aspectos más importantes de nuestra vida. Trata sobre los problemas habituales como la manera de llevar las relaciones amorosas, de vivir con ética, de prepararse para morir, de enfrentarse a un cambio profesional y de encontrar sentido a la existencia. En lugar de ofrecer enfoques pseudomédicos orientados a las patologías o proponer superficiales principios propios de la New Age, este libro presenta una sabiduría puesta a prueba por el tiempo y adaptada específicamente para ayudar a vivir con plenitud e integridad, en un mundo que cada vez resulta más desafiante. 

Lou Marinoff plantea la utilidad de la filosofía como conjunto de saberes de sanación de las patologías individuales y sociales que en el mundo posindustrial acosan al género humano. Para él la filosofía contiene un acerbo histórico con un potencial de terapia incalculable. Recurrimos enseguida a las pastillas como remedio más rápido y sencillo, cuando en realidad produce más efectos que seamos nosotros mismos los que tomemos las riendas de nuestros problemas, los entendamos lo mejor posible y seamos capaces de buscarles respuestas y soluciones.

Ya, lo sé, no es fácil, pero es más eficaz que las pastillas, que son necesarias cuando los problemas se convierten en enfermedad, pero que hay que intentar precisamente que nuestras formas de entender la vida no se conviertan primero en problemas y luego en enfermedades de complicada solución. Platón o Sócrates nos pueden ayudar desde su distancia a entender los problemas que de siempre han castigado a la sociedad, a las personas.