6.2.12

Los progresistas comunicamos muy mal

Desde la política progresista hablamos muchas veces de “comunicación” como la panacea de casi todo. Estamos convencidos de que no sabemos comunicar bien y es cierto. Pero también lo es más, que tan importante es comunicar como el valor de lo que comunicamos, la substancia que se esconde dentro de cada acto de comunicar. 

Llevamos muchos años creyendo en nuestro interior que la comunicación es manipulación, es interferir en las decisiones libres de los demás, es aplicar técnicas profesionales para insistir e incidir sobre la libre elección de otros. Y eso no es cierto, o al menos no lo es en la gran mayoría de los casos.

Sobre todo el consumidor, pero el consumidor “de todo”, no es tonto. Sabe dejarse engañar o sabe discernir entre lo que es manipulación y lo que es información o comunicación. Incuso sabe cuando la comunicación es buena o rematadamente mala. La comunicación sirve para dar a conocer o para ayudar a vender productos e ideas; gestiones o decisiones, nuevos caminos o viejas sendas que se quieren volver a poner en valor. 

Pero las palabra “vender” y “comunicar” —básicas para funcionar en estos siglos—, no son peyorativas ni negativas por obligación. Vender es convencer, pero también es dar servicios, es entregar algo interesante a cambio de algo, es conseguir que sigamos todos avanzando. No estoy hablando de mercados, pero tampoco estoy en contra de los mercados, incluso desde perspectivas socialistas. Comunicar es informar, es explicar, es decir los “por qué” y los “hacia donde”.

Lo malo de ciertas prácticas no son ellas mismas, sino el uso que de ellas se hace. Mercado, publicidad, venta, productividad; pueden ser mecanismos buenos, neutros o malos, como lo pueden ser familia, religión o policía. Pero es cierto que las connotaciones que ciertas palabras tienen sobre el pensamiento progresista afecta a no saberlas asumir y a creer que solo se utilizan para beneficio del que emplea las herramientas y para que no se nos manipule a los que las tenemos que asumir.

La comunicación no debe ser manipulación. Nunca. No debe ser sesgada. No debe ser resumida ni breve. Debe estar abierta a la retroalimentación, a la participación de quien la recibe. Debe ser lo más profesional posible para que sea efectiva y debe ser puesta en valor y respetada por todos. La comunicación desde las fuerzas políticas progresistas debe ser sincera y autocrítica, abierta y atrevida, sin entrar al debate violento y manipulador que le harán como defensa los grupos políticos que no desean una comunicación amplia y libre. 

Pero mientras los progresistas no aprendamos a valorar la comunicación como un activo que hemos perdido, en manos de unos conservadores que la saben emplear como nadie, estaremos jugando al ajedrez con normas diferentes, con piezas de menos, con un campo marcado y unas reglas que nos afectan negativamente. Los conservadores saben comunicar lo que quieren, como quieren, hacia quien quieren, enmarcando un lenguaje que nosotros hemos perdido, accediendo a toda la sociedad desde distintos ángulos, sabiendo modificar sus discursos con profesionalidad. Ellos lo hacen bien, tan bien, que casi no se nota.

Valoremos más a los técnicos con capacidad de gestión

Muchas veces las empresas no saben elegir bien a sus directivos, a sus gestores, y las consecuencias son siempre malas cuando vienen crisis y problemas. El perfil del ejecutivo ha sido durante muchos años el de un gerente empresarial al que se le intentaba enseñar las particularidades del tipo de empresa en la que entraba a desarrollar su gestión. No era necesario que fuera técnico, que conociera el sector al que entraba a trabajar, que fuera un comercial del producto terminada, que supiera vender, que entendiera de RRHH. Con tal de que tuviera una buena experiencia como gestor en otras empresas, servía para valorar por encima de todo esta capacidad. 

Pero la realidad aconseja otros perfiles. Es muy interesante que el gerente de una empresa, sea esta del tipo que sea, conozca bien el sector, el oficio sobre el que va a intentar gestionar y obtener buenos resultados, y que además sea conocedor de las relaciones laborales aunque no tenga que ser él quien dirija estos departamentos. Para ordenar hay que conocer.

Si somos capaces de contratar o ascender a un buen técnico con suficientes conocimientos en gestión económica y empresarial, estaremos cerca de la excelencia, pues sabrá gestionar desde la particularidad que ofrece un sector determinado, conociendo sus singularidades. 

Un ejecutivo sin experiencia técnica no sabrá valorar de igual manera una nueva idea, un nuevo producto o proyecto, un nuevo camino para ampliar servicios. No estoy haciendo de menos a los gerentes puros, sino valorando la posibilidad primer de que estos sepan adoptar conocimientos técnicos y de que estos sean valorados como importantes a la hora de la contratación. Es muy normal en los estudios universitarios, ampliar conocimientos sumando doctorados o máster de diversa calidad, pero menos veces de las deseadas, en España se suman a los doctorados teóricos, master técnicos que amplíen los conocimientos de manera trasversal.

Aprendamos a escribir mejor, copiando para modificar

Para aprender a escribir mejor hay diversas técnicas, pero nada como practicar y practicar. Y analizar lo escrito, pasadas una semanas para guardar o tirar. Yo casi siempre recomiendo guardar, pues incluso siendo malo, siempre puede servirnos para otra ocasión un personaje, una idea, un lugar, uno nombres.

Un ejercicio sencillo y efectivo para dominar personajes y escenarios es leerse una escena determinada de una novela conocida (o no) e intentar copiarla con otros personajes o con algunas variables en el desarrollo, o verla desde el punto de vista de otro personaje que en la obra original no existía.

Imaginemos una escena de El Quijote, en donde habla el personaje principal o Sancho Panza. Podemos ejercitarnos en plantear —con el mismo desarrollo e idioma—el punto de vista de un secundario. 

Podemos coger un relato negro y cambiar al asesino por otro, pero manteniendo la trama y todos los personajes que intervienen en el original. Son juegos de copia pero que nos sirven para jugar con los personajes y crear nuevas tramas modificando escenas.

Escribir puede ser como dirigir una película, un cortometraje, pues se trata de crear argumentos y con unos personajes que también creas tú, moverlos por unos escenarios hasta que sucedan cosas interesantes. 

Debes crear una historia y sobre todo un final interesante. Y hacer trampas pero como los buenos magos, sin que nunca se noten. Para eso debes practicar con la herramienta de la escritura y nada como practicar incansablemente.

5.2.12

Rubalcaba ha ganado. El PSOE ha perdido otra vez

En Sevilla con el PSOE ha sucedido lo esperado. Nada. Ni Rubalcaba ni Chacón eran socialistas de recambio, de futuro, y ha ganada “la nada”. No he visto a socialistas aragoneses nuevos, no he visto garra y empuje y sí ganas de acabar como fuera ante un Congreso flojo que les venia en muy malos momentos pues no estaban recuperados del golpe de noviembre. Lo de menos era quien ganara, lo de menos incluso es saber cómo se ha ido conformando la Ejecutiva alrededor de Rubalcaba pues nada suena a nuevo. Ahora lo importante es saber qué sucederá dentro de 4 años, cuando vuelvan a perder otras elecciones generales con un candidato que ya ha perdido por mucho.

Dentro de 8 años, cuando el PSOE volverá a tener posibilidades para demostrar de lo que es capaz, Rubalcaba tendrá 69 años. Me parecen muchos y eso que lo digo desde la madurez cercana. Queda pues la labor tremenda de edificar un nuevo PSOE si es que quieren de verdad ofrecer alternativas reales a la gestión. De momento el PP se está frotando las manos con cava, ahora que han vuelto a abrazar a los catalanes, por si acaso.

Aragón ha salido perdiendo de este Congreso del PSOE, pero no tanto por la división entre gran parte de sus delegados, como por el flojo papel que ha realizado Marcelino Iglesias. Que Aragón salga perdiendo es algo habitual, estamos acostumbrados y además demostramos tener agallas para saber aguantar las pérdidas como nadie. Pero detecto nervios y crisis, cabreos y abatimiento, desafección y apatía. Uno, aunque sea de otro partido tiene buena relación con socialistas de muchos años, y sabe notar las tensiones y las fiebres. Quedan ahora los “Congresillos”, los apaños y las trifulcas más internas, los pasillos y los desayunos a media mañana haciendo oposición dentro de su posición. Queda la salsa que dará luz o tinieblas. 

Pero mucho me temo que Rubalcaba, que sabe muy bien jugar a fontanero, sabrá controlar todo para que se quede en nada. Sí, un PSOE que nada de nada, mientras no salga definitivamente un recambio socialista de verdad, que sepa trasmitir ilusión. ¿Y el resto de las fuerzas de izquierdas, qué van a realizar para recoger lo que desilusiona el PSOE?