28.2.12

Los trabajadores debemos conocer mejor la actual Reforma Laboral

La Reforma Laboral que por Real Decreto ha creado el PP, es un lastre para una España que necesita ser más productiva, competitiva, motivada, capaz. Todo país depende de sus activos, de sus personas, de sus ilusiones y sus ganas y la Reforma Laboral es una bomba en la línea de flotación de las normas que regían las relaciones laborales en España. Incluso en algunos aspectos es peor para los trabajadores que la relación que se tenía con el sindicato vertical de la dictadura.

Acercar en parte las normas laborales de España a las de algunos países de Europa es trampa, si no se acompañan de modificaciones sustanciales en el SMI, en la capacidad adquisitiva de los trabajadores, en la formación de todos los trabajadores pero sobre todo de sus directivos y empresarios, con una reforma contundente contra los mercados negros y los fraudes fiscales continuos, con unas rectificaciones profundas en nuestras maneras de organizar el trabajo, los horarios, la producción para hacerla también más europea.

Los trabajadores de España están agotados y desagrupados, desafectados de todo intento por creer en sus políticos y sindicatos lo que no es motivo para pensar que lo mejor para España es una reforma laboral como la emprendida. Muchos empresarios que sí creen en la producción moderna y en las relaciones laborales modernas nunca emplearán los mecanismos que les facilita la reforma laboral para despedir, pagar menos sueldos, endurecer las condiciones laborales en sus empresas. Pero muchos otros si, y eso empobrecerá nuestra país.

La Reforma Laboral no va a crear puestos de trabajo. En España hace 15 años se crearon 4 millones de empleos con la anterior norma laboral, al crecer la actividad económica. No es cierto que en España fuera complejo y caro despedir, pues la realidad nos enseña que hemos perdido muchos más empleos que ningún otro país europeo y la empresa que no podía pagar las indemnizaciones tenía mecanismos para descolgarse. No es cierto que fuera necesario crear nuevos tipos de contratos laborales sino más bien todo lo contrario, tan reconocer que nuestros 17 diferentes modelos de contratos laborales son excesivos y absurdos en algunos casos. No es cierto que los sindicatos no sirvan en la sociedad y por ello se les deba quitar funciones, pues una sociedad sin ellos será siempre mucho más conflictiva. No es cierto que precarizar nuestras condiciones laborales nos acerque a Europa, sino bien al contrario a otros mercados laborales que nos convertirá en un país más pobre y con peores y muchos menos empresarios. Con esta reforma laboral se consumirá menos, se tardará más en reactivar la economía y aumentará el conflicto social y laboral tanto por sectores, como por empresas grandes.

No es una Reforma Laboral para negociar sus puntos, sino para ser retirada —lo sé, algo imposible en estos momentos— o asumirla en el tiempo hasta ser posible su derogación cuando hayan cambiado las mayorías parlamentarias, dentro de 8 ó 12 años. Somos los trabajadores españoles los que somos capaces de asumirlas o de derogarla. Los que en mucha cantidad hemos (han) elegido a los gestores que han formulado eta Reforma Laboral.

Una mala reforma laboral nos puede convertir en un país menos productivo

Cuando hablamos de productividad y de motivación, de formar equipo y de trabajar con garantías, se nos olvida muchas veces de que son personas las que estamos necesitando para formar excelencias, equipos que funcione bien, producciones rentables e innovadoras. Pero la reforma laboral emprendida por el PP choca frontalmente contra todo intento de normalizar las relaciones laborales, durante unos años al menos. Los conflictos dentro de las empresas serán constantes, unos claramente exteriorizados pero la inmensa mayoría en forma soterrada que congelará gran parte de los caminos de seguridad y excelencia, de los que están tan faltos las empresas españolas. 

Nada incide más en una productividad baja y en una motivación escasa, que la inseguridad en el empleo, que la sensación de percibir lo que estás haciendo dentro de una organización como algo que no sirve para mucho o lo que es peor, que en cualquier momento te pueden separar del equipo, sin razonar los motivos, sin que tengas unos derechos de defensa, de réplica. 

La reforma laboral incide en dos apartados que considero claves para afectar negativamente a la producción española. Crea mucha más inseguridad laboral sin que sirva para crear empleo (lo han reconocido incluso los que la han creado), y somete las condiciones laborales de todo tipo al libre albedrío del empresario, que puede modificar las condiciones en cualquier momento. Estas actitudes pueden no ser importantes en un gran número de empresas que trabajan con eficacia en la búsqueda de la excelencia y que ya saben lo que es cuidar el clima laboral, la motivación y tener al equipo en buenas condiciones laborales. Pero en el conjunto del país, serán muchas las empresas, que también escuchen cantos de sirena y se dejen atrapar por las facilidades abiertas para gobernar con mano de hierro sus propias organizaciones. Que haya menos derechos no significa que sea bueno para la empresa, aunque tal vez parezca bueno para el empresario.

Contra toda acción, siempre, hay una reacción. En periodos de crecimiento los trabajadores se sentirán seguros para exigir mejores condiciones laborales particulares una vez que parecen desaparecidas si no se modifica la ley las condiciones pactadas en convenios globales o sectoriales. No es bueno tirar a la basura a los sindicatos, y el tiempo nos enseñará que es un error prescindir de ellos. Pero España no está preparada para una globalización laboral. Ni para la llegada de mano de obra barata ni para asumir la escapada de buenos profesionales que buscarán en otros países mejores sueldos para sus mejores años laborales. Aunque algunos empresarios crean que esta ley de reforma laboral les facilitará la vida a sus empresas, en el medio y largo plazo puede llevarnos a un empobrecimiento como país. Sin duda no es el camino que nos llevará a la excelencia.

La reforma laboral del PP nos alejó de la excelencia empresarial

En este blog hemos hablado varias veces de productividad y de motivación, de formar equipo y de trabajar con garantías. Pero la reforma laboral emprendida por el PP choca frontalmente contra todo intento de normalizar las relaciones laborales durante unos años al menos. 

Nada incide más en una productividad baja en cantidad y calidad y en una motivación escasa, que la inseguridad en el empleo, que la sensación de que lo que estás haciendo dentro de una organización no sirve para nada o lo que es peor, en cualquier momento te pueden separar del equipo, sin razonar los motivos.

La reforma laboral incide en dos apartados que considero claves para afectar negativamente a la producción española. 

Crea mucha más inseguridad sin que sirva para crear empleo, y somete las condiciones laborales de todo tipo al libre albedrío del empresario, que puede modificar las condiciones en cualquier momento. 

Estas actitudes pueden no ser importantes en un gran número de empresas que trabajan en la búsqueda de la excelencia y que ya saben lo que es cuidar el clima laboral, la motivación y tener al equipo en buenas condiciones laborales. 

Pero en el conjunto del país, serán muchas las empresas que también escuchen cantos de sirena y se dejen atrapar por las facilidades abiertas para gobernar con mano de hierro sus organizaciones.

Contra toda acción, siempre, hay una reacción. 

En periodos de crecimiento los trabajadores se sentirán seguros para exigir mejores condiciones laborales particulares una vez que parecen desaparecidas si no se modifica la ley las condiciones pactadas en convenios globales o sectoriales. 

No es bueno tirar a la basura a los sindicatos, y el tiempo nos enseñará que es un error prescindir de ellos. 

Pero España no está preparada para una globalización laboral. Ni para la llegada de mano de obra barata ni para asumir la escapada de buenos profesionales que buscarán en otros países mejores sueldos para sus mejores años laborales. 

Aunque algunos empresarios crean que esta ley de reforma laboral les facilitará la vida a sus empresas, en el medio y largo plazo puede llevarnos a un empobrecimiento como país. Sin duda no es el camino que nos llevará a la excelencia.

26.2.12

8 consejos para jefes que tienen dudas con su equipo

Nunca es bueno dar consejos generalistas, pues cada empresa es un mundo, cada grupo de personas un asunto muy personal y complejo, cada situación una historia. Pero tal vez dar pinceladas sirva para conocer opiniones, para valorar posibilidades, para saber qué opinan desde otras ópticas para problemas comunes.

 Los empleados, cada empleado, es algo muy importante en la organización. Si no lo es, algo falla, usted o él. Conozca bien a cada empleado y no emplee traductores para comunicarse con ellos, con cada uno de ellos.

 Hay que estar seguro de dónde se encuentra su empresa, qué objetivos persigue y que le falta por conseguir. No le asuste la trasparencia y la información, si acaso la forma de trasmitir y de ser claro.

 No sea paternalista. Las personas no buscan padres, ya los tiene o los tuvieron. Buscan líderes y gestores capaces. Critique con justicia pero sobre todo felicite cuando algo se ha realizado bien.

 Ataje los problemas de raíz. Aprenda a aprender, sepa conseguir información y gestione con rapidez los problemas antes de que se hagan muy grandes.

 Sepa hacer promoción dentro de la empresa, pero la haga con inteligencia social, por competencias profesionales y nunca por amistad. Con la promoción se puede motivar. Pero si se hace mal se desmotiva enormemente.

 Comunique bien. Tanto los errores como los aciertos. El grupo necesita disponer de información, de claridad, de posibilidades de intercambiar ideas.

 Querer es poder. Trasmita positivismo, ganas de colaborar, ánimos nuevos cada día. Debe tener como jefe una credibilidad a fuerza de fallos. Los jefes también se equivocan. Más que los demás pues tienen que tomar más decisiones.

 Sea justo y sepa motivar a sus colaboradores. Pero no convierta la empresa en un campo de batallas en donde cada persona deba estar constantemente en alerta para ganar o perder. El ambiente de trabajo debe ser de cooperación.