23.11.13

Trabajar en equipo es muy fácil. O muy difícil. Pero es inevitable

Las empresas deben trabajar en equipos, adaptados a su tamaño de corporación y producción, pero como pequeños grupos autónomos que toman decisiones y las realizan. Cada empresa debe ser dividida en los grupos pequeños que necesite pero con capacidad para ser ágiles y tomar decisiones. Y para dar cuenta de ellas y de sus resultados.

Las empresas que solo se basen en sistemas productivos donde una persona mande y todos los demás tengan que obedecer son obsoletas e irán cerrando poco a poco. El concepto válido es el de “Equipo”. Unos meten goles, otros los evitan, alguien organiza pero todos ganan o pierden en relación a otros equipos. Unos suben y otros bajan.

Los integrantes de cada equipo deben tener una referencia cercana y no un superior sobre “el todo” pues con el sistema viejo solo crecen las excusas ante los problemas. Siempre había un responsable claro y máximo que al final es el culpable de que algo o todo salga mal. No hay que depender de uno solo sino de diversos compañeros de equipo que deben procurar el funcionamiento correcto, gestionando pero también decidiendo.

El miedo a la responsabilidad no tiene cabida en una empresa moderna y válida. Quien solo sepa trabajar cuando tiene a un jefe que ordena y organiza no sirve para este tipo de empresas. Se acabó la figura del maestro, del profesor, del sargento, del padre familiar. Ahora cada uno es responsable dentro de su pequeño equipo y demostrar que sabe tomar decisiones válidas. Que sabe encajar y ayudar, que sabe obedecer “al todo”, al proyecto, a la meta, y que sabe darse cuenta de los errores y de los éxitos.


Hoy toca otra vez bautizos. Vuelve la rueda


Hoy me toca acudir a un bautizo, más bien a un bautismo que no sé si es lo mismo. A ciertas edades se acude a bodas, en otros a entierros, incluso los hay que no se acude a ningún rito pues dejan de existir. Ahora viene los nietos de los que antes acudiste a sus bodas, comuniones y más bodas. Una mañana aburrida más. Un volverse a ver todos, pero más ajados.

22.11.13

Vargas Llosa y yo hablamos de nacionalismo. Jodo qué osadía, hacerlo seguido

Mario Vargas Llosa es como es, no lo vamos a descubrir a estas alturas; un excelente escritor y a veces un opinador incómodo y muy cerrado. Sobre todo por su propia experiencia personal es un enemigo brutal de todos los nacionalismos. Lo complejo es saber, si en verdad es enemigo todos los tipos de nacionalismo y no solo de los que él considera nacionalismos “pequeños”, defendiendo en cambio los que se consideran “de Estado”.

El nacionalismo no existe. Existen varios nacionalismos, varias formas de entender lo que podría ser la defensa de la nación, desde la nación pequeña y cultural a la nación histórica e impuesta, pasando por la nación cómoda e interesada por el momento económico o político del momento. Hay nacionalismos violentos como hay curas violentos, médicos asesinos o cocineros que odian los guisos de toda la vida. Y efectivamente hay nacionalistas pacíficos como hay curas humanistas, médicos que están trabajando todas las horas o cocineros que adoran los guisos de su madre.

Pero como me parecen interesante conocer las palabras de Vargas Llosa en su discurso de aceptación de los Premios del Periodismo de El Mundo, os dejo algunas de sus palabras. No comparto en absoluto nada de lo que dice, pero le respeto. Espero que lo que opinan como él hagan lo mismo con los que opinamos que algunos nacionalismos son muy útiles para defender la pervivencia y el respeto hacia lo cercano, lo histórico, lo que no nos pertenece pues estamos de paso; sabiendo que debemos dejarlo en herencia al menos tal y como nos lo encontramos; en derechos, respeto y vitalidad histórica y social.
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 Mario Vargas Llosa
(…) Yo creo que el nacionalismo es una de las grandes aberraciones de la Historia, es un sobreviviente del estatismo y del colectivismo, es una doctrina que atribuye la importancia del individuo a su pertenencia a un colectivo, aberración absurda que niega la libertad individual, que niega la posibilidad de un ciudadano, de una ciudadana de elegir su propio destino y ser lo que quiere ser mediante una conducta determinada.

Es una aberración que convierte el pertenecer a una colectividad en un valor, en un valor cultural, en un valor político, en un valor ético. Las peores desgracias que ha vivido la humanidad en los tiempos modernos han sido el resultado de la ceguera de la obtusa visión y la violencia que forman la esencia misma del nacionalismo. Por eso tenemos que combatir el nacionalismo sin complejos de inferioridad, absolutamente convencidos de que el nacionalismo es la negación de la civilización, de la democracia, de todas las instituciones que han ido desbarbarizando la vida y humanizando al ser humano.

Es verdad que hay nacionalistas pacíficos, cultos, benignos y que parecen inofensivos. No nos engañemos, ésa es una apariencia, ésa es una postura fugaz, momentánea; basta escarbar lo que se esconde tras ella, y lo que se esconde tras ella es el prejuicio, es en última instancia la discriminación, el encono, la violencia. (…)


Ayudar a las librerías es ayudar a la cultura

Celebrado en Zaragoza el V Congreso Iberoamericano de la Cultura se plantearon sesiones para hablar del futuro de las librerías y del libro en papel. Sus conclusiones además de interesantes son imprescindibles en este momento, si las librerías tradicionales quiere sobrevivir como servicio muy útil para la sociedad.

El librero debe ser el facilitador de las lecturas
 Una librería debe ser un lugar apetecible para ir y sentarse
Las librerías deben ofrecer más servicios a sus clientes
Las librerías deben ayudar a socializar culturalmente a los clientes
Los libreros deben recuperar su viejo oficio de comunicadores y trasmisores de cultura, reinventando la forma de vender lo mismo
 Hay que crear más lectores de todo tipo
Hay que crear espacios de lectura, cafés de lectura dentro de las librerías, etc.
Hay que vender libros en papel y libros digitales en el mismo espacio físico