27.12.13

Un día me desapareció la ilusión por andar

Un día me desapareció la ilusión por andar. Me dije que para qué, que eso de andar era una tontería, que se enciende la televisión y ya se pueden ver paisajes distintos sin tener que mover las piernas. Aun sin confianza me esforcé y salí de casa a regañadientes, sabiendo que me iba a ir repitiendo constantemente que estaba invirtiendo mis fuerzas para nada.

Pero al llegar a la calle olí a pino húmedo que me llegaba de los alcorques, noté como me pasaba un perro rápido casi entre mis piernas en busca de un lugar donde apoyarse para miccionar. Escuché la voz de su amo gritando mientras el murmullo del tráfico me envolvía por el otro oído. Y todavía no había dado ni dos pasos.

Seguí en mis trece de que andar no me ilusionaba y pensé en los paisajes maravillosos que me estaba perdiendo por no estar viendo ahora la tele. Ríos inmensos, animales copulando entre la selva, calles de la capital del mundo llenas de señoritas de compañía, tiendas inmensas que solo venden imposibles, más ríos esta vez llenos de basura troceada.

Antes de terminar de dibujarse en mis memorias esos paisajes pensantes una mano se posó sobre mi hombro. Era un amigo que me saludaba. De esos no hay en la televisión. Nunca.

26.12.13

Qué libros leer para el año 2014

Si solo lees los libros que está keyendo todo el mundo, solo podrás pensar como lo hace todo el mundo. Haruki Murakami

Historias de cuando yo era sapo venenoso

Yo cuando era sapo tenía un problema mortal si sudaba o cogía esos cabreos del veinte por mi carácter un poco mandón, pues transpiraba un veneno asqueroso que mataba a quien se acercaba a tocarme, fuera pequeño o grande el visitante. Y aunque esto parezca una ventaja para hacerme respetar, mi manía de chuparme los morros me traía de cráneo pues cogía unas descomposiciones intestinales de aúpa. Tuve que dejar de ser sapo por eso mismo, me estaba envenenando yo mismo y encima sufría dolores retorcidos en las tripas. Pero ahora que soy rana me da asco relamerme los labios y encima solo meto miedo con mi color verde adelfa.

25.12.13

Soñé que estaba tumbado sobre un sofá. O sobre la hierba, que no estoy seguro

Me tumbé sobre el sofá para soñar escapándome, pero no lo entienden los que te miran y enseguida preguntan: ¿te pasa algo? ¿estás mal? Respondes mirándoles para mantener la educación pero no les dices la verdad para no descubrirte. Simplemente deseas encontrarte con un paisaje vital que allí no está, quieres volver a tumbarte sobre la hierba suave de la orilla tranquila del río grande, junto a donde termina la acequia en donde pescabas cangrejos con tu padre y reencontrarte por unos instantes con él. 

Te levantas sin despertarte del sofá para no preocuparlos y les sonríes educadamente mientras te sacudes la hierba del pantalón tras recibir el beso de tu padre.