15.6.15

Humor negro amarillo o como ser tonto sin pretenderlo

El humor negro es una excelente forma de reírnos de nosotros mismos, pero es tal vez el humor en el que se necesita una mesura y una inteligencia algo más elevada que en el resto de clases de humor. El castellano es tremendo para crear chistes, pero incluso en el humor, la modas pasan, los criterios cambian.

Pero lo que en el año 2015 está mal en el 2011 también estaba mal. No han pasado tantos años. Que un concejal actual diga idioteces en el año 2011 cuando era un ciudadano de calle nos indica que en el 2015 tiene muchas posibilidades de seguir diciendo idioteces aunque haya crecido de categoría laboral.

Yo ayer me puse totalmente de lado del concejal Guillermo Zapata. No tanto porque precisamente solicitaban su ajusticiamiento público los que han permitido robos y saqueos sin tamaño, como porque la libertad de opinión, de escritura, de humor, de literatura —el humor es literatura, buena o peor— me parecen fundamentales. Pero hoy tropezando de bruces con el chiste sobre Irene Villa me he dado cuenta que no fue un exceso verbal sino un comportamiento mantenido, y aquí ya me entran dudas sobre la idoneidad de este señor para mantenerse en un cargo importante en el Ayuntamiento de Madrid. Si se le hubiera sometido a una selección de personal básica del tipo a las que se someten los desempleados en España, casi seguro que no la hubiera pasado.

14.6.15

Vuelve la modernidad, la revolución, el caos. Bien, bien. ¿Será cierto?

Los museos ya no deben ser almacenes de "cosas" como las bibliotecas no deben serlo de libros sobre la pared, ni los colegios son ya almacenes de niños. Hoy todo debe moverse por sí mismo, y poco a poco nos vamos dando cuenta de la importancia de que todo sea creativo. Es la mejor señal de que estamos saliendo de la crisis. Sobre todo de la mental.

Desde los años 80 el mundo occidental y España como ejemplo no había avanzado nada en cambios sociales, en modificaciones importantes en sus hábitos de cultura social. Si en los años 70 creíamos que al ser ancianos nos iríamos de vacaciones a Marte hemos descubierto que seguimos escapándonos a Benidorm. Si en los 80 pensamos que la música y el vestir iba a ser revolucionaros nos estamos dando cuenta ahora que nos sigue gustando el pop y que cuando vemos a un concejal sin corbata pensamos que es un provocador. 

Hemos estados tres décadas retrocediendo o intentando en el mejor de los casos, mantenernos en el mismo lugar. Avanzan las tecnologías del entretenimiento pasivo. Creemos que avanzan las tecnologías de la comunicación personal pero tres décadas después el sexo parece menos libre y sin duda nos abrazamos y tocamos mucho menos. Hablar ya no hablamos, si acaso escribimos pero entrecortado. Avanza internet pero no lo empleamos para ser más formados o listos, sino para estar entretenidos y encogidos, como ensimismados.

Así que pensar que en alguna biblioteca ya se puede escuchar música, dormir la siesta o hablar alto, es una bocanada de aire nuevo. Pensar que en los museos se pueda fotografiar la obra y llevársela a casa será la hostia. Que en los cementerios se hará teatro por las noches un virús que parece contagiarse. Que el teatro o la ópera puede ser un lugar donde los actores se inventan los sonidos mientras los espectadores son los que de verdad hagan la obra como ya sucedía hace 30 años, un volver a soñar con los cambios. Para ver la moda actual hay que moverse a los años 60 o a lo sumo a los 70 pues luego vinieron las modernidades y nos hicieron creer que todo podría cambiar. Así que tener alcaldesas de 71 años, concejales que salen bailando del salón de Plenos, familias enteras que podrán entrar a sus ayuntamientos a pisotearlos sin que los serios guardias les pongan caras de romanos, puede ser otra señal de que el cambio ya ha llegado.

Ha cambiado la comida de los ricos, que ahora es mucho más cara en los restaurantes donde te venden cuadros y sensaciones, pero también la de los pobres que ahora es más escasa y de peor calidad. Así que debemos trabajar tanto que sin duda hay que abandonar el escribir y leer y ponernos a pensar y a crear soluciones nuevas.

12.6.15

Cambio y ampliación en la división de las clases sociales

Hasta ahora había izquierdas y derechas pues la lucha de clases era casi un elemento subsidiario entre las ideologías. Todos teníamos claro donde se debía posicionar cada persona. Pero poco a poco nos hemos ido dando cuenta que en su libertad y por muy diversos motivos, esto no era así y crecía esta divergencia.

Muchos trabajadores de duros turnos laborales votan a los conservadores, donde en teoría están los empresarios que les sisan derechos, sueldos y calidad de vida. Algunos pequeños empresarios votan a la izquierda sabedores de que el mundo necesita ser más humano.

Así que como posibilidad nueva está surgiendo dividir a la sociedad entre los de arriba y los de abajo en un uso curioso del idioma, sobre todo por parte de Podemos. ¿Pero solo arriba y abajo? ¿Y los de en medio? Pero sobre todo ¿y los que ya están fuera del sistema, los que ni tan siquiera son de abajo?

Las clases sociales se están moviendo. Crecen las clases altas y bajas, disminuyen las clases medias y sobre todo ha nacido la clase de los desplazados, de los que no tienen clase, de los que tienen que vivir a costa de sus familias, de las ayudas sociales, de la subsistencia. Esos no son clases bajas, pues sumarlos todos supone que las personas con ingresos bajos no recibirán ayudas para que tengan una vida digna. O separamos en dos grupos sociales estas diferencias pues son también diferentes las políticas de ayuda y crecimiento que hay que realizar, o no estaremos trabajando bien.

Ambos colectivos sociales y de clase necesitan ayuda, pero es muy diferente. Por un lado hay que potenciar las ayudas a los que no llegan a fin de mes y pueden perder lo poco que ya tienen. Pero por la otra hay que buscar fórmulas políticas para que este grupo social de los desplazados, jóvenes en muchos casos, logren reincorporarse a la vida social no solo desde el punto de vista económico básico, como sobre todo en el de la producción, formación, reciclaje laboral, autoestima, consumo incluso, para reengancharlos como ciudadanos comunes. El grave problema en estos momentos es un auténtico agujero social de una generación sin futuro que puede ver como son empujados por la nueva generación que ya está llegando con brío y cambios.

10.6.15

A veces ver una exposición puede ser peligroso para la salud mental

Uno a veces entra donde no debe, pero entra. Ayer en La Coruña y tras ver una exposición del primer profesor de Picasso, su obra y los inicios del Picasso niño, en el mismo edificio de la Fundación Abanca, antigua Caixa Galicia, se ofrecía una exposición de la Policía Nacional. Jodo Pedrín.

 Al entrar todo bien, banderolas, emblemas, un traje entero de antidisturbios y..., enseguida vimos que no era solo una exposición de la Policía Nacional sino del grupo de antidisturbios en su no sé cual aniversario. Decenas de fotografías poblaban la sala nada más entrar, llenas de sabrosas intervenciones de esas que a veces publico yo en mis blog, pero con criterios diferentes a los suyos. Para mi, pegar y ensangrentar a una personas que hay que desahuciar es una cabronada, nunca un elemento para montar una exposición.

Pero además teníamos una amplia y excelente colección de pelotas de goma según años y colores, cascos y escudos de plástico, elementos varios para pegar, incluida una gran vara de plástico que dices es solo para entrenar. ¿Para entrenar para qué?

Aguantamos como machotes la exposición llena de soldados de carne y hueso deseosos de explicar para qué sirven esas cosas que colgaban de la pechera en los maniquíes, pero os juro que las fotos ni las miramos más que de reojo, no fuera a notarse mi cara de asco. Uff. Salimos con ganas de irnos al wc. Donde coño nos metemos, por viajar entre tierras conservadoras. En otras ciudades estas exposiciones no me las puedo ni imaginar en salones de un banco privado, en el centro de la ciudad.