13.2.16

Deberíamos tener siempre mucha curiosidad y creatividad


“Un niño sin curiosidad pierde parte del niño y un niño sin creatividad pierde parte del niño” 

Es una frase que nos parece básica, escrita por el gran profesor César Bona en su libro La nueva Educación. Nos parece básica pero no la practicamos, al revés, la intentamos pulir y lijar. Y la gran duda sería analizar porqué si entendemos como básico en un niño tener curiosidad y creatividad (que siempre van unidas) no lo entendemos como saludable y positivo para la sociedad estos mismos adjetivos en un adulto.

Todos deberíamos tener SIEMPRE, curiosidad y creatividad. Para nuestras relaciones humanas, pero sobre todo para nuestras relaciones sociales, profesionales, laborales, de vida, de relación con el entorno.
Sólo seremos capaces de crear sociedad, riqueza personal y grupal, si sentimos curiosidad por lo que nos rodea pues de ello nacerá la formación constante y las ganas de seguir aprendiendo y creciendo; y además teniendo creatividad pues esta nos impulsa sin duda a probar, experimentar, crear nuevos caminos, explorar y edificar, ser emprendedores, no ser nunca conformistas, confiar en nosotros mismos para aprender sobre todo a levantarnos tras cada caída.

Curiosidad primero. Creatividad después. En todos los seres humanos. Y no nos dejemos arrebatar estos conceptos, pues algunos sin duda intentan que no los tengamos, ya que con ellos en pocas manos, tendrán más poder sobre todos nosotros.

La inteligencia emocional y el positivismo

Todos queremos conocer más sobre todas las partes del comportamiento humano, sobre todo aquellas que nos resulten más positivas a todos. Nadie queremos pensar en negativo, transmitir en negativo. Para ello conocer cómo funciona la inteligencia emocional es la herramienta más eficaz y sencilla. Para conocer a los demás, pero también para saber dominarnos y conocernos mejor nosotros mismos.

Si somos capaces de desarrollar la inteligencia emocional nos estaremos acercando a nuestros objetivos pero además de forma positiva, pues estaremos entendiendo todo de una forma más sencilla y eficaz, y sabremos frenar nuestros impulsos negativos, violentos, grotescos, absurdos a veces. 

Si algo no sirve para construir, realmente sobra en un diálogo y no tiene sentido enseñarlo. Eso no quiere decir que haya que abandonarlo, sino que no merece la pena estar defendiéndose en público.

Tenemos que saber con claridad qué somos, qué queremos lograr, cómo nos debemos comportar, pues así seguro será mucho más sencillo poder organizar nuestras formas de actuar para conseguir lo que nos proponemos.
Si todos nuestros pasos se realizan desde el positivismo, lo normal sería que enfrente nos encontraremos a quien recibe, también predispuestos a comportarse de forma positiva.

La verdad es que esto no es siempre así, pero crece en la medida en que el positivismo lo sepamos transmitir. Si la relación entre todas la partes la logramos llevar al campo del positivismo, será más sencillo encontrar puntos de comprensión, de trabajo en común, de más fácil construcción entre las partes. Que es al final lo que todos queremos conseguir en nuestras relaciones.

Estar en la misma sintonía entre las partes ayuda sobre todo a fiarnos de sus palabras y de sus intenciones. Y sin perder nuestra capacidad de defensa, es mucho más útil para encontrar puntos de apoyo y trabajo en común. Desde el positivismo podemos construir más. Desde el negativismo podemos destruir más rápido.

¿Para qué puede servir la inteligencia emocional?

Todos queremos ver sobre todas las partes del comportamiento humano, aquellas que nos resulten más positivas a todos. Nadie queremos pensar en negativo, transmitir en negativo. Para ello la inteligencia emocional es la herramienta más eficaz y sencilla. Para conocer a los demás, pero también para saber dominarnos y conocernos nosotros mismos.

Si somos capaces de desarrollar la inteligencia emocional nos estaremos acercando a nuestros objetivos pero además de forma positiva, pues estaremos entendiendo todo de una forma más sencilla y eficaz, y sabremos frenar nuestros impulsos negativos, violentos, grotescos, absurdos a veces. Si algo no sirve para construir, realmente sobra en un diálogo y no tiene sentido enseñarlo. Eso no quiere decir que haya que abandonarlo, sino que no merece la pena estar defendiéndose en público.

Tenemos que saber con claridad qué somos, qué queremos lograr, cómo nos debemos comportar, pues así seguro será mucho más
sencilla poder organizar nuestras formas de actuar para conseguir lo que nos proponemos. 

Si todos nuestros pasos se realizan desde el positivismo, lo normal será que enfrente nos encontraremos a quien recibe, también predispuestos a comportarse de forma positiva. 

La verdad es que esto no es siempre así, pero crece en la medida en que el positivismo lo sepamos transmitir. Si la relación entre todas la partes la logramos llevar al campo del positivismo, será más sencillo encontrar puntos de comprensión, de trabajo en común, de más fácil construcción entre las partes. Que es al final lo que todos queremos conseguir en nuestras relaciones.

Estar en la misma sintonía entre las partes ayuda sobre todo a fiarnos de sus palabras y de sus intenciones. Y sin perder nuestra capacidad de defensa, es mucho más útil para encontrar puntos de apoyo y trabajo en común. Desde el positivismo podemos construir más. Desde el negativismo podemos destruir más rápido.

Mariano Rajoy se despidio ayer de todas sus posibilidades


Mariano Rajoy ya sabe que se le ha acabado su tiempo histórico, que ya nunca será cartel electoral del PP y mucho menos Presidente del Gobierno de España. Lo curioso es que no está entendiendo los motivos, una muestra más de que es incapaz de seguir en las expectativas de futuro.

La “cobra” de ayer a Pedro Sánchez es un ejemplo más de su incapacidad para saber comportarse ante la política como representante de todos los españoles pues es el Presidente, con la lógica necesaria para no hacer daño. Ayer lo observaban “todos”, también los que quieren creer en España. Y la imagen ofrecida es triste, rencorosa, absurda, vacía de sentido, enana, incomprensible.

España camina lentamente hacia su futuro con más nubes negras de las previstas hace unas semanas. Una posible reactivación de la crisis económica mundial podría dañar el incipiente levantamiento de nuestras posibilidades económicas. Nadie sabe hasta dónde nos llevarán estos temores, aunque las perspectivas con datos económicos macroeconómicos no son nada buenos.
Albert Rivera desde su pequeño tamaño representativo sigue intentando cuadrar números sabiendo que sólo la suma del PSOE y Ciudadanos con Podemos o con el PP podría evitar las elecciones de nuevo. 

Ambas opciones han quedado ya claramente divididas a la mitad. Nos esperan dos meses intensos, donde muchos deben ceder para que no ceda España. Y todas las miradas están puestas en Podemos, tal vez en busca de un acuerdo para una legislatura corta pero suficiente para calmar el duro momento actual.

Si a esto le añades las corrupciones que desde el PP salpican todo el panorama desde diferentes ventanas, estamos ante la lógica reconstrucción con más urgencia que calma, del mayor partido de derechas de España desde la UCD, pues o son ellos mismos los que al final deciden limpiar mucho y muy bien toda la basura de su casa, o serán definitivamente los españoles y posiblemente dentro de pocos meses, los que obviarán las formas, fondos y trampas económicas, de quienes de momento no pueden liderar más una España que debe caminar hacia la limpieza y el respeto.