7.12.17

Cronología de la Guerra del Vietnam

En la Transición de España, la guerra del Vietnam (las guerras más bien que se agruparon en una sola con el paso de los años) tuvo un peso simbólico pero a la vez temeroso sobre la sociedad, de freno y recuerdo en los más mayores, de una guerra que podría reproducirse si tras la muerte del dictador estallaban los recuerdos y las venganzas.

Hay que recordar —por muchas películas muy duras o hermosas que hayamos visto de la guerra del Vietnam— que duró 30 años (de 1945 a 1975), para no lograr nada que no fuera muerte y hambre, dolor e incapacidad.

Los EEUU entraron en 1960 (antes el conflicto fue comenzado por Francia) y se fueron en 1973 sin haber resuelto nada, excepto más muerte. No se sabe el número de muertos por la guerra, se estiman entre un millón y casi seis millones. Pero curiosamente los americanos, los que siempre vemos sufrir en las películas, tuvieron unos 60.000 muertos y desaparecidos, aunque representaron a enorme distancia el segundo país en número de víctimas. El resto eran ciudadanos del actual Vietnam (los que realmente más sufrieron el conflicto) o de Corea, Camboya, Laos, Francia, Filipinas, Tailandia, China o la Unión Soviética.

El futuro era la ilusión de la Transición

Era mayo de 1975 cuando los diarios Ya y El Noticiero publicaron esta viñeta. Refleja el momento social del boca a boca. Nadie quería hablar de revancha sino de miedo, nadie quería hablar de pasado sino de futuro. Sabíamos que éste estaba en las puertas, y simplemente la sociedad mayor de 35 años estaba esperando.

Esta realidad explica lo poco que se le pidió a la Transición, excepto por los jóvenes que sí sabíamos que se estaba edificando nuestro futuro. El resto todavía recordaban el dolor de la guerra y la posguerra brutal, y por eso sólo pedía que pasara el tiempo. Nada podía ser peor que lo vivido.

6.12.17

UAGA y su nacimiento en 1976

Sin ninguna duda la UAGA, la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón es un sindicato al uso que mira por los derechos de sus afiliados, todos ellos trabajadores familiares del mundo rural en todas sus vertientes. 

Nacen en el año 1976 en una de las clásicas guerras temáticas donde los agricultores se sienten engañados en los precios de venta, por los poderosos compradores, que saben siempre ir muy agrupados y unidos.


En febrero de 1976 se produce la llamada “Guerra del Pimiento” y de la necesidad de plantear un frente unido para defender precios, surge en Aragón la UAGA, para ir en contra del sindicato vertical que ya existía, llamado curiosamente COSA

De esos tiempos fundacionales es la imagen que os dejamos, de una de las primeras pegatinas de UAGA.


La UAGA nace del movimiento cristiano de base junto a los agricultores de izquierdas de las Comisiones Campesinas, en aquel momento un grupo interno de CCOO, que en un momento dado deciden disolverse para formar la UAGA. Desde el año 1974 se empiezan a organizar los jóvenes agricultores aragoneses, para defender sus intereses profesionales e intercambiar formación práctica.


Aunque como decíamos ya existían desde antes incluso del año 1976 como germen, no pudieron legalizarse hasta abril del año 1977, por problemas legales del momento. 

Su actividad en estos momentos es muy alta y sigue representando casi un ejemplo único en Europa como sindicato familiar, democrático y agrario, dentro de lo complicado que resulta aunar sus derechos cuando son tan diversas los orígenes sociales, identitarios e ideológicos de sus integrantes.

Una de las constantes de los últimos años ha sido seguir siendo independientes de cualquier partido político y sindicato de clase, para mantener la posibilidad de que puedan pertenecer cuantos agricultores y ganaderos deseen pertenecer. Editan en la actualidad la revista Tierras de Aragón

Transición en la educación, con sombras y luces

Con la llegada de la democracia hubo una serie de constantes que la izquierda admitió como cambios fundamentales para que socialmente tuviera sentido el cambio hacia una democracia occidental efectiva. Uno de ellos fue que la enseñanza sobre todo la básica, debía limpiarse de ideología y religiosidad. No era posible proclamar que se quería una enseñanza laica, pero sí que se quería potenciar la educación pública, sobre todo creando maestros jóvenes con las ideas democráticas en sus venas. Y restar poder a la escuela de pago, la hoy llamada concertada, para que no dominara la enseñanza de los niños.


Muchas de aquellas ideas no se han logrado. España sigue siendo un enorme negocio religioso donde la enseñanza es un gran activo en sus cuentas de resultados. El ministro José María Maravall lo intentó entre 1982 y 1988, con algunos éxitos y soportando algunos fracasos que supo explicar sin convencer. Aunque fue sin duda un gran ministro de Educación.


Maravall edificó la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE) y centró sus años de mandato en construir un sistema educativo que garantizara la igualdad de oportunidades, má que en desmantelar el que ya había. Puso condiciones no siempre cumplidas a las subvenciones públicas a centros privados y construyó un sistema  de atención preferente a niños con necesidades educativas especiales.


Esta pegatina del año 1976 es del sindicato CNT de la enseñanza y nos dice una frase muy sencilla y clara.

“Ayúdame pero no me manipules”