A mi de muy joven ya me enseñaron que endeudarse es un acto de gran responsabilidad y que hay que hacer con mucha mesura. Hoy a los jóvenes no se os debe enseñar esto pues cuando os convertís en adultos enseguida os entran ganas de endeudaros. Y lo que veo es que además lo hacéis acudiendo a empresitas de nombre raro que no son bancos, creyendo que así es más rápido todo. Y mucho más caro y peligroso también.
Un banco es la mejor manera de que analicen tu proyecto y te digan si creen en él o no lo ven factible. Ellos no te lo dirán pero escucha sus negaciones y aprende a leer entre líneas. Son gratis sus consejos.
Quien presta dinero sabe que posee lo que todo el mundo quiere. Sobre todo los que no tienen suficiente. Es como vender pan, pero sin que te dejen montar muchas panaderías para hacerse competencia. Todos necesitamos tener dinero o pan, pero con el dinero no hay competencia libre, aunque ahora parezca que como está barato la cosa funciona.
Y otra cosa que me enseñaron es que endeudarse para pagar deudas es la muerte segura. Si una deuda no la puedes pagar, nunca te vuelvas a endeudar más para pagar la deuda primera. Negocia la refinanciación, los plazos, negocia periodos de cadencia. Pero si todo te lo niegan, excepto el darte una nueva deuda, desconfía totalmente. No están creyendo en tu proyecto deudoso y muy dudoso, pero a cambio te quieren pillar más avales, tenerte más pillado.
¿Y si no te la quieren refinanciar? Pues mira amigo, si debes 100 y no te ofrecen más salida que deber 200, empieza por no pagar 100. Te sucederá lo mismo que cuando debas 200, pero con menos carga. E igual se dan cuenta que es mejor asegurar el cobro de alguna forma, de esos primeros 100. Porque si no has podido pagar 100 ¿cómo vas a poder pagar 200? ¿tal vez porque te den más plazo? Pues que te lo den sobre los 100.
A mi de muy joven ya me enseñaron que endeudarse es un acto de gran responsabilidad y que hay que hacer con mucha mesura. Hoy a los jóvenes no se os debe enseñar esto pues cuando os convertís en adultos enseguida os entran ganas de endeudaros. Y lo que veo es que además lo hacéis acudiendo a empresitas de nombre raro que no son bancos, creyendo que así es más rápido todo. Y mucho más caro y peligroso también.
Un banco es la mejor manera de que analicen tu proyecto y te digan si creen en él o no lo ven factible. Ellos no te lo dirán pero escucha sus negaciones y aprende a leer entre líneas. Son gratis sus consejos.
Quien presta dinero sabe que posee lo que todo el mundo quiere. Sobre todo los que no tienen suficiente. Es como vender pan, pero sin que te dejen montar muchas panaderías para hacerse competencia. Todos necesitamos tener dinero o pan, pero con el dinero no hay competencia libre, aunque ahora parezca que como está barato la cosa funciona.
Y otra cosa que me enseñaron es que endeudarse para pagar deudas es la muerte segura. Si una deuda no la puedes pagar, nunca te vuelvas a endeudar más para pagar la deuda primera. Negocia la refinanciación, los plazos, negocia periodos de cadencia. Pero si todo te lo niegan, excepto el darte una nueva deuda, desconfía totalmente. No están creyendo en tu proyecto deudoso y muy dudoso, pero a cambio te quieren pillar más avales, tenerte más pillado.
¿Y si no te la quieren refinanciar? Pues mira amigo, si debes 100 y no te ofrecen más salida que deber 200, empieza por no pagar 100. Te sucederá lo mismo que cuando debas 200, pero con menos carga. E igual se dan cuenta que es mejor asegurar el cobro de alguna forma, de esos primeros 100. Porque si no has podido pagar 100 ¿cómo vas a poder pagar 200? ¿tal vez porque te den más plazo? Pues que te lo den sobre los 100.
Somos libres en la medida en que no debemos nada. Hay que deber para asuntos ineludibles e importantes, a largo plazo y estudiando muy bien las cuotas mensuales de esa devolución de la deuda más los intereses, con los que hemos perdido libertad.
Nos han enseñado a vivir de prestado, a vivir debiendo, a estar siempre en manos de los que nos prestan el dinero porque lo tienen. Mientras debemos, en realidad, estamos trabajando para devolver lo prestado, pero además por pagar los intereses que le produce el dinero que sí tenía alguien, y que nosotros no tendremos nunca mientras no logremos salir de las deudas.
Nunca debemos deber para el consumo. Y mucho menos para el consumismo desaforado y programado por los mismos que tienen el dinero para prestárnoslo.
Ayer me decía el Angelito —un amigo de la infancia con tantos lustros como yo— que ve a la izquierda muy vaga, que no se la ve con ideas nuevas ni currando por la sociedad. Yo le dije que no, que en estos momentos la izquierda en España está currando de veras y mucho, pero que no se la ve pues está absorta en asuntos minoritarios.
—¿Absorta…? —me dijo— yo creo que está soñando.
Le expliqué que la izquierda que yo conozco trabaja todos los día hasta las diez de la noche, que los sábados y domingos se dedica a responder mensajes o notas, a realizar artículos de prensa o a reunirse con el partido.
El Angelito sonreía cínicamente.
Si me paro a pensar observo que efectivamente mi izquierda está currando, y que como toda la izquierda ha caído en temas menores, empujado por la programación de los neoliberales, que saben un huevo de manipular al enemigo. Y que nos han llevado hasta temas menores que no quiero nombrar para no ser acusado de lo que no soy, y que por ese engaño a la derecha que manda la estamos dejando en paz.
Me pongo a recordar que nuestros hijos están teniendo una juventud con menos derechos laborales y posibilidades de emanciparse que nosotros, sus padres ya viejos. Y admito con mala cara que hace 40 años teníamos más derechos de negociación colectiva y de respeto laboral, pero que ahora creemos que hay otros asuntos que la izquierda debe resolver con urgencia idiota, y que el que no esté de acuerdo…, que levante la mano para ser acusado de todo lo malo del progresismo actual.
Nunca los jóvenes desde la muerte del dictador están siendo considerados más esclavos en el mercado laboral de España. Nunca tampoco hemos exportado tanto españoles tan valiosos. Ya no se van a otros países los españoles con una formación justa, sino los mejor formados, los más valientes para emprender la huída y construir su futuro lejos de este barrizal.
Mi amigo Angelito me miró con cara de exigente y me dijo que me olvidara de tanto buenismo sin sentido. Y que si no estoy de acuerdo con lo que hace la izquierda, que me les queje y no le eche la culpa a los neoliberales, pues ellos están para ganarse su futuro, mientras nosotros soñamos.