22.10.18

Pilar Urbano, Juan Carlos I y Suarez

En el diario digital "El Salto Diario" Pilar Urbano responde en una entrevista a diversas preguntas sobre la historia reciente de España. Os dejo dos párrafos de esta interesante entrevista.

No tan soberano

Historia en mano, Juan Carlos de Borbón le debe el trono a Franco; pero también a Estados Unidos. Son Nixon y Kissinger quienes, en el año 63, envían a Vernon Walters a El Pardo para preguntarle a Franco “¿cuándo corona al rey? ¿cuándo se va usted? ¿habrá una democracia? ¿habrá una dictadura, o habrá una revolución? Franco contestó “dígale al presidente Nixon que aquí no habrá revolución porque ‘dejo el freno echado”, Walters le preguntó ‘¿el freno echado qué es? ¿el ejército?’ Franco le dijo: “No, las clases medias. Yo encontré una España arruinada y pobre, y dejo clases medias, ahora la gente tiene su TV, su coches, su pisito, sus ahorros… y cuando se tiene eso no se quiere hacer revolución”. Obvió decir que esa España se había destruido por obra y desgracia de la Guerra Civil que él provocó. 
Vernon Walters (1917-2002), número dos de la CIA, general de aviación. Richard Nixon (1913-1994) expresidente de Estados Unidos. Henry Kissinger (1913) exsecretario de Estado de EE UU. 
Estados Unidos le estaba diciendo ya a Franco que desaparecieran los ‘mussolinis’ y ‘hitlers’ del Parlamento, porque iban los procuradores vestidos de ‘mussolinis’, o con uniforme militar y alicatados con insignias. Es entonces cuando Franco empieza a quitar falangistas y militares de sus Gobiernos y a meter gente civil, burócratas, tecnócratas, ministros democristianos y profesores universitarios o ingenieros del Opus Dei.  

El compromiso sobre cómo ha de reinar Juan Carlos le viene de Estados Unidos, está en el “catecismo” del embajador Wells Stabler. Ahí se le marca el ritmo, la pareja de baile y la pista donde se puede mover: “El comunismo debe esperar, el socialismo puede esperar; que haya solo dos partidos de centro, uno a la izquierda y otro a la derecha”. Ritmo lento, ‘andante ma non troppo’. Sin cambios radicales, poco a poco. Compromiso atlántico, entrando en la OTAN, por supuesto. Esto era la clave. Y en los Acuerdos Bilaterales con Estados Unidos, amarraron bien que los créditos blandos se nos darían a condición de que no utilizásemos nuestro uranio —mucho uranio— en energía militar atómica si no para uso industrial civil. Teníamos que estar uncidos a la OTAN.


Suárez y el rey

Y así se está, hasta que Adolfo Suárez dice que no a esa integración, que no a esa dependencia. Que él es partidario de una España no alineada ni integrada en la OTAN. De ahí arrancan las verdaderas diferencias, cada vez más acusadas, entre Suárez y el Rey. Hasta que el rey decide que ya no le gusta Suárez. Y ahí empieza también el plan “corrector desde dentro” de derrocar a Suárez parlamentariamente, extra urnas, fraguando una moción de censura. Literalmente: un golpe de Gobierno. 

Llevamos 18 años y parece un siglo

Llevamos casi dos décadas de este ya no tan nuevo siglo y parece que han pasado todos los tiempos del mundo por encima de nosotros. El mundo ha cambiado mucho y aunque nos creamos que no nos damos cuenta, los cambios han sido tan profundos que en estos momentos nadie se atreve a decir qué será del mundo, de Europa o de España en el 2040.

Podríamos hablar del ataque a New York, del terrorismo globalizado, de las nuevas economías de laboratorio, de la inmigración imparable, del cambio climático, del auge de la extrema derecha, de la caída de Europa como idea positiva, de la crisis económica de 2008 que ya dura 10 años, de las guerras alrededor del Mediterráneo, del crecimiento abrumador de las economías de India y China, del nuevo papel de Rusia, del desprestigio de la política y casi de la democracia, del control exquisito de la alimentación como mercado de futuro, de la caída del empleo y sus derechos en todo el mundo. Creamos primaveras árabes para disimular o para cambiar a los que no se doblegan a las nuevas economías de unos pocos.

Casi lo curioso es el uso del idioma que hemos modificado para utilizarlo como un elemento más de manipulación, de posverdad (mentira emotiva para modificar pensamientos), de trabajo social. Ya no decimos —por poner un ejemplo sencillo y globalizado— países emergentes, sino mercados emergentes. No nos interesa tanto el país pues suele estar llenos de personas, como los mercados que suelen estar llenos de dineros.

Las economías globalizadas y de laboratorio han tomado protagonismo, pero no tanto por parte de los economistas como por los políticos que lo son sin presentarse a las elecciones. La inmensa mayoría de las personas que se dedican a la política, que es esa actividad para organizar sociedades humanas y poderlas gobernar e intentar influir en ellas, ya no lo hacen los políticos elegidos democráticamente, sino personas que nunca admitirán que son políticos.

No hay quer ser político que se someta a la elección de sus influenciados, para poder gobernar y gestionar sociedades. Las Grandes Corporaciones, esa miles de empresas que por ejemplo en Bruselas tienen hermosas oficinas llenado centenares de grandes edificios destinados para los grupos de presión, son los que al final y sin someterse al examen cada cuatro años de sus sociedades que votan para otras cosas, saben que pueden seguir haciendo lo que quieran sin que nadie les mira ni les tenga que juzgar.

La democracia se ha quedado pequeña. Y lo curioso es que la inmensa mayoría de los ciudadanos no quieren saberlo, enmarcados muy bien en la idea de que todo esto es mentira. O incluso en los pocos restantes que sí creen que es verdad, en el convencimiento de que nada se puede hacer, más que rezar o sufrir. O ambas cosas.

Hoy los políticos que gobiernan, los que no vemos ni nunca veremos, admiten que su competencia son otros políticos que tampoco vemos ni veremos nunca. Y que incluso ni ellos ven o verán nunca, aunque cenen juntos en grandes y emotivas reuniones. ¿Quién es quién en este mundo de escondidos?

Ahora por ejemplo la cadena DÍA de supermercados se tambalea. Hay tantos factores dispuestos a jugar con ella, que nadie sabe bien quien empuja y de quien dependen los 30.000 puestos de trabajo repartidos por todo el mundo con unos 15.000 en España. ¿Quien juega a ganar espacio e influir en el mercado de la distribución?

Matamos y troceamos a periodistas y mentimos. Lo hacemos con el esclavismo del siglo XXI o con el control del terrorismo a base de vender o no armas. Controlamos los pasos de la sociedad de calle y no sabemos controlar las decisiones de los que de verdad deciden y no conocemos. Logramos crear crisis permanentes en los medios de comunicación para que siempre sean débiles y se pueden doblegar. Manipulamos las educaciones para dosificar sus resultados, convertimos a las personas no ya tanto en productores como en consumidores, donde es más sencillo manipular con alegría.

No digáis que no son apasionantes estas dos décadas de siglo XXI.

21.10.18

Pablo Iglesias y Enric Juliana hablan de la Transición

El líder de Podemos, Pablo Iglesias y el director adjunto de La Vanguardia, Enric Juliana han recogido en un libro: Nudo España (Arpa Editores) sus largas conversaciones que han supuesto más de 500 páginas para hablar de España, Europa y los problemas actuales de la democracia. Os dejo solo unos párrafos en los que se habla de la Transición en España.

Pablo Iglesias: “La izquierda nunca quiso creer en la fuerza del franquismo, aceptarlo. Diré más: la historia de la oposición antifranquista, especialmente la del PCE, es una historia de autoengaño permanente, fundamentada en el mito de que el franquismo está permanentemente a punto de caer y de que las masas obreras y campesinas solo necesitan un pequeño empujón para hacer la revolución”.

Enric Juliana: “Ante el relato mágico de la transición, surge la reacción iconoclasta: la transición fue una rendición de las fuerzas democráticas. (...): los líderes de la oposición democrática se bajaron los pantalones; fueron unos cobardes, unos pusilánimes reformistas que dejaron escapar una gran oportunidad... El relato de la transición necesita una revisión crítica, estamos de acuerdo. Pero si hemos de sustituir una narración edulcorada por otra catastrofista, vamos apañados...”

La vida es un salto para disfrutar

Hoy nos han avisado de la muerte de la madre de un muy buen amigo. A las pocas horas a mi hija le han avisado del fallecimiento de una amiga. Son 93 contra 49. La muerte existe y no sabe contar años. Lo sabemos…, pero no lo queremos saber. Tampoco es que haya que estar con el peso encima de los sesos. Mientras estamos vivos, estamos. Pero no siempre estamos en lo que estamos.

La vida es un espacio temporal de trabajo por el continente. Somos el contenido de todo esto, que nunca ha estado vacío. Somos temporales, efímeros…, pero lo malo es que muchas veces no somos responsables de nuestras obligaciones. Posiblemente la más importante es dejar esto al menos como nos lo encontramos. Y trabajar con el momento en el que hemos llegado, para que se lo encuentren algo desplazada hacia delante los que vengan.

La muerte es dolor, es vacío, es inevitable. Es también salud de la propia sociedad. La muerte es el camino de la vida, pero no estaría de más que mientras fuéramos caminando nos habláramos con los compañeros de viajes como lo que somos, simples sujetos efímeros de un tiempo. Nada más. Y nada menos.