25.10.18

Justicia versus Política. Me gusta el riesgo

El mismo día que nos dicen que el aceite de oliva virgen extra es de mentirijillas nos cuentan que sube el PSOE y baja el PP, mientras que parece renacer el aznarismo pero metemos a la cárcel a Rodrigo Rato, que era el ídolo económico de aquellos años. ¡Vaya lío mental! Y mientras tanto el grave asunto catalán avanza..., y hoy ya los tribunales marcan fecha. Seguimos pensando que el problema catalán debemos dárselo a la Justicia y que ella decida. Decidir no es Resolver. Se advierte.

No sabemos a quien creer de los que publican cosicas por los papeles que ya siempre leeremos en la pantalla. ¿El aceite es de verdad o es de verdad el aznarismo de la mala lecha? ¿Meter a Rato a la cárcel es hacer dieta de los años raros. Quitar sobre peso. Adelgazar para que la democracia esté un poco más ágil? ¿Y si la Justicia en vez de resolver Cataluña la jode más, aunque sea con toda la Ley, a quién recurriremos?

El Tribunal Supremo da la sensación, creo, dicen, igual no, que ya no parece tan supremo a raíz de las hipotecas y sus impuestos, pues duda y frena, retrocede y busca la vuelta. Son cosas que suceden cuando creemos que nos pueden gestionar desde la Justicia en vez de desde la Política. A los primeros no les elegimos los ciudadanos y eso quiere decir que como poco son más complicados de mirar sus pasos con Ley. No es posible nunca negociar, tras las sentencias judiciales.

De Rato dicen poco en el Mundo Mundial por vergüenza. No les gusta recordar que estuvo varios años de Presidente del Fondo Monetario Internacional en los años en los que el optimismo económico mundial desembocó en la crisis de 2008.  El aznarismo optimista. Pero optimista para los que tenían poder y dinero y pesimista para los que tenían que trabajar y luego pagar las crisis provocadas por los optimistas de laboratorio.


¿Y aun así queremos que vuelvan los aznaristas y quitar una parte de la democracia ágil y política? Nos debe gustar la marcha arriesgada.  Y yo observo y sonrío.

Soy de los Buenistas. Un insulto más

La derecha y la izquierda buscan lo mismo. Un mejor reparto del poder y de la economía, de las condiciones de vida y del bienestar. Pero cambian los sujetos. La derecha quiere ese reparto para los ricos y los ya poderosos y la izquierda para la sociedad que menos tiene.

La derecha en los últimos años he logrado que muchos de abajo crean que en el reparto de los de arriba, les tocará un pellizco. Y para eso han conseguido convencernos de que la política es caca, mala, incapaz, innecesaria. Y lo dicen ellos que también son políticos.

La izquierda podría decir que el poder, los bancos, los empresarios son caca, son malos y egoístas, innecesarios y prescindibles. Pero la izquierda no es irresponsable. Y se calla. Lo cual se confunde con que seamos tontos.

Lo grave de estos años no es que la izquierda pierda el poder, pues ya lo perdimos hace años en sectores sociales muy importantes y a lo sumo aspiramos a seguir gobernando, que no es lo mismo ni mucho menos. Y si hay dudas fijarse en la pérdida de influencia de la izquierda en educación, justicia, cultura, tercera edad, desempleados o mundo rural.

Los grave es que nos jugamos la democracia como forma de gestionarnos. Votar cada cuatro años no es democracia de calidad. Se necesita mucho más y eso ya lo hemos roto. El camino emprendidos por las fuerzas escondidas de la reacción es convencernos de que vuelva el tiempo de la tranquilidad social. Pero el negativo. 


Henos cambiado el rosario por el fútbol, y llamar comunistas a los que creían que era posible el cambio, por llamarnos “buenistas” que es un insulto simpático y blando. Para no cabrear y seguir creando marcos mentales de tranquilidad social. Nos vuelve a mandar “papá estado” para que no tengamos que sufrir. Pero no nos reparten con justicia lo que nos debería corresponder como ciudadanos.

23.10.18

El PSOE no es de izquierdas. Sus militantes si

Mientras en Madrid el partido socialista vota junto a la derech, en Aragón no quieren hablar de las propuestas de Podemos e IU. Cada uno puede pensar lo que quiera, pero no hablar de dependencia en Aragón o votar que no hay que opinar lo mismo que Europa en la venta de armas a Arabia Saudí, es un síntoma que califica bastante.

Vuelven a ponerse sobre la mesa las medidas macroeconómicas sobra las que afectan a las personas que suelen ser las microeconómicas. Es preferible vender armas sin mirar nada más, que construir economía económicas donde se exporte talento e investigación que sea beneficio para las personas y no muerte aunque nos digan que es muerte inteligente.


De un partido que quiere ser enmarcado en la izquierda, se espera otro tipo de decisiones. No entiendo por qué engañan a sus militantes que sí son de izquierdas y a sus votantes que siguen creyendo en el siglo XX.

Necesitamos una nueva izquierda

Nunca en siglo y medio ha sido tan necesaria la izquierda en el mundo como en estos años, y nunca tampoco hemos dado muestras de incapacidad de ideas como en este periodo. El capitalismo sí se ha transformado hacia su autodestrucción hasta convertirse en el newcapitalismo de laboratorio pero la izquierda o se ha escondido o no se ha transformado o se ha debilitado enormemente.

El nuevo capitalismo ha logrado sumar nuevos adeptos entre las clases sociales más obreras, algo que sin duda es un trabajo de aplaudir hacia su trabajo, pues demuestra su inteligencia social para vender helados en el Ártico. Pero los compran y los chupan, pues los vendedores de sopa calientes no están con nuevos sabores.


Ni la derecha de hoy es igual a la de 1980 ni la izquierda real debería seguir anclada en los marcos viejos de la Guerra Fría o de la división de clases de hace un siglo. Las Terceras Vías nacieron equivocadas y empujadas por la necesidad de cambiar, pero excepto en Reino Unido, no se ve luz nueva, pero muy necesaria. ¿Hasta cuando estará la sociedad huérfana de ideas sociales válidas?