25.10.18

Soy de los Buenistas. Un insulto más

La derecha y la izquierda buscan lo mismo. Un mejor reparto del poder y de la economía, de las condiciones de vida y del bienestar. Pero cambian los sujetos. La derecha quiere ese reparto para los ricos y los ya poderosos y la izquierda para la sociedad que menos tiene.

La derecha en los últimos años he logrado que muchos de abajo crean que en el reparto de los de arriba, les tocará un pellizco. Y para eso han conseguido convencernos de que la política es caca, mala, incapaz, innecesaria. Y lo dicen ellos que también son políticos.

La izquierda podría decir que el poder, los bancos, los empresarios son caca, son malos y egoístas, innecesarios y prescindibles. Pero la izquierda no es irresponsable. Y se calla. Lo cual se confunde con que seamos tontos.

Lo grave de estos años no es que la izquierda pierda el poder, pues ya lo perdimos hace años en sectores sociales muy importantes y a lo sumo aspiramos a seguir gobernando, que no es lo mismo ni mucho menos. Y si hay dudas fijarse en la pérdida de influencia de la izquierda en educación, justicia, cultura, tercera edad, desempleados o mundo rural.

Los grave es que nos jugamos la democracia como forma de gestionarnos. Votar cada cuatro años no es democracia de calidad. Se necesita mucho más y eso ya lo hemos roto. El camino emprendidos por las fuerzas escondidas de la reacción es convencernos de que vuelva el tiempo de la tranquilidad social. Pero el negativo. 


Henos cambiado el rosario por el fútbol, y llamar comunistas a los que creían que era posible el cambio, por llamarnos “buenistas” que es un insulto simpático y blando. Para no cabrear y seguir creando marcos mentales de tranquilidad social. Nos vuelve a mandar “papá estado” para que no tengamos que sufrir. Pero no nos reparten con justicia lo que nos debería corresponder como ciudadanos.