20.10.18

La pobreza de África es un gran problema para Europa

Hay muchas maneras de medir la pobreza, sin duda una de ellas es saber cuantas horas de trabajo tenemos que dedicar para poder comernos un plato básico de alimentación. Eso nos lleva por múltiples conceptos a saber que la pobreza no es igual en un país pobre que en otro país vecino y también muy pobre, pues sus posibilidades son muy diferentes. Es decir, que siendo pobre, en unos países es mucho más complicado poder alimentarse de forma básica para no morir de hambre, que en otros.

En estos momentos se calcula como poco en unos 700.000.000 de personas son las que sufren una pobreza extrema. Y aunque en los últimos 25 años ha bajado en más de la mitad, tener 700 millones es una indignidad peligrosa. ¿Os suena a algo la palabra peligro, dirigida hacia nosotros, lo que no sufrimos el hambre?

Estamos hablando de entre 700 y 900 millones de personas con menos de 1,9 dólares al día y que padecen hambre, no tienen acceso al agua potable o a otros servicios básicos como la salud y la educación. Son para ellos 50 euros de ingresos al mes. Y la mitad de esos 700 millones de personas son menores de edad. ¿Alguien cree que estas personas no van a intentar rebelarse como sea ante su destino de pobreza extrema?

¿Qué podrías comprar tú con ese dinero? Pero vayamos al coste de un plato de comida, simple, básica, que contenga un 33% de las necesidades diarias en calorías. Pues este plato costaría elaborarlo en los EEUU un euro, que supone un 0,6% del ingreso diario si se trabaja. Pero en cambio en algunos países pobres de África ese mismo precio supone entre uno y dos días de trabajo. Es como si a un español le costara poder disponer de ese plato básico de pasta con un poco de carne picada o de una legumbre viuda entre 35 y 70 euros.

Hoy una gran parte de África está en venta, o en compra. Grandes corporaciones con enorme poder está comprando el África pobre a trozos enorme para hacer sus negocios. Pero el hambre sigue existiendo. 

La corrupción es una constante en todos los niveles administrativos de los países más pobres. El cambio climático está afectando muy negativamente a África como sucede en todo el planeta. Pero mientras tanto desde el Primer Mundo seguimos tirando alimentos a la basura, ya no solo desde los hogares sino desde los campos de producción. Consentimos y apoyamos guerras absurdas y contribuimos a la corrupción, no curamos enfermedades que solo afectan a estas zonas, no existen planes de repoblación ordenada y organizada, no queremos acabar con la pobreza extrema. ¿De verdad pesamos que estos problemas extremos no nos va a afectar a Europa? La imagen superior es de unos niños en Etiopía, sacada por una cooperante de Zaragoza.