29.8.19

Brandy español contra decisiones de otros países

En el Reino Unido y en Italia ya han venido de vacaciones y nada más llegar de los calores de sus fiestas han decidido tomar cambios políticos que sorprenden. Lo de menos es el motivo o incluso el qué o a favor de qué o quién. Lo guapo es que hayan cambiado nada más llegar de sus agostos. Eso es urgencia y no la calma o flema española que todo lo reta a controlar los tiempos calmos, los vagos, los pasmados.

El brandy español se vende menos cada día, nos va cambiar al whisky o incluso a la ginebra o la tequila. Así que ahora podemos tomar excelente brandy andaluz o catalán a precios casi baratos. Salimos ganando con esto de los precios de los mercados. No dudo que el bourbon es excelente, me gusta un par de marcas que me callo. Pero excepto esos detalles de madera y sabor viejo, los brandis si sabemos comprarlos son excelentes.



28.8.19

Soñé con una máquina que no servía para nada

Hoy he soñado que me vendían una máquina de hogar que no servía para nada. Hacía de todo, pero no servía para nada excepto para joderme los ahorros. Una vez que la compraba todo eran visitas para venderme más “cositas” que tampoco servían para nada. Era oscura y alargada, pero nunca he logrado saber más de ella, ni para qué servía ni para qué puñetas la he comprado. Pero siempre estaba encima de mi mesa.

Creo que la vida es así, una constante sucesión de compras de nadas, de utensilios con los que se cae en la trampa del consumismo infantil y absurdo. Pero no solo de productos para el hogar, también de políticos, de ideas, de ciudades, de trabajos, de parejas, de hogares. 

Tenemos la obligación de autoengañarnos para no ser libres, pues no estar endeudado y disponer de un seguro de monedas, debe ser muy peligroso. No tener miedo es peligroso.

No pretendo elevar a rango de maravilla el ascetismo, es bueno estar entrampado de la propia vida. Son cuatro días y hay que saborearlos e incluso mal gastarlos. Pero al menos apoyo la idea de saberlo. 

Yo quiero ser tonto, pero antes quiero poder elegir ser tonto. Incluso si es posible quiero elegir qué tipo de tonto quiero ser y en qué tamaño de tontuna me quiero mover. 

Nota.: La imagen de arriba no es la realidad de mis sueños y ni se parece en nada.

27.8.19

Se acerca el otoño, es decir el inicio de Año Nuevo

Todo lo que hacemos tiene importancia. No hacerlo también. Todo son decisiones que se nos van amontonando. Todas nos afectan. Incluso algunas de ellas mucho más de lo que pretendemos al tomarlas. Es la vida, la ley de la selva vital. Creo que hoy he mandado a tomar por el culo a un buen montón de amiguetes, pero es que estoy hasta…, estoy cabreado.

Hoy han operado de cáncer a una amiga. El cáncer dentro de unos años, de unas décadas, será la enfermedad crónica que molestará. Pero no matará. Y se acordarán de ella en clave de comparación, diciendo que de ella se moría antes. Hoy ya empieza a ser una crónica enfermedad dura de complejo tratamiento. Que asusta sobre todo. Que marca la vida. Poco a poco.

Se acaba agosto, empiezan a volver aves del norte marcadas no tanto por el frío como por sus relojes biológicos. Empezará septiembre con todo sin hacer. Lo malo es que incluso no sabemos qué hacer. Creemos que sí, que todo lo tenemos controlado, que somos capaces. pero en realidad marcamos un inicio del siglo XXI (y llevamos 19 años) con muchas dudas y cada vez menos capacidades.

26.8.19

La justicia, el pollo asado y una cárcel

La justicia o la injusticia tiene sus aristas. Es curiosa. Pensaba ayer que si era el dueño de un supermercado y decidía poner el precio del pollo asado a 4,60 en vez de a 4,50, como vendo 50 pollos al día ganaría unos 5 euros más cada jornada. Y solo era una subida de 10 céntimos en pollo asado.

Por otro lado contemplaba que si una persona con graves problemas económicos y que no pudiera dar de comer a su familia me entrara a robar al supermercado un pollo asado, sería un ladrón que posiblemente tendría que ir a la cárcel por su fechoría.

Yo en un mes ganaría sisando a mis clientes el equivalente a unos 25 pollos asados. El hombre que pasa hambre con robar uno solo ya sería declarado ladrón. Por eso la justicia y la injusticia tiene sus aristas.

Esta persona si se la condena a entrar en la cárcel gozaría de poder comer pollo asado gratis todos los días. Pero su familia seguiría pasando hambre. Incluso más hambre que antes de que robase el pollo asado. El supermercado ficticia y durante el mes del robo solo ganaría sisando a sus clientes el equivalente a 24 pollos asados. Uno menos. Los graves perjudicados serían los hijos de la persona que roba por hambre.

La justicia o la injusticia tiene sus aristas. Es curiosa. Si esta persona solo roba una vez no iría a la cárcel. La sociedad no es tonta y no va a mantener a pollo asado a una persona por que sí. Pero si roba dos o tres veces entonces ya empieza a compensar meterlo a la cárcel. El dueño del supermercado… bueno… es el dueño.