20.2.20

Jueves lardero, saturnales de primavera

Hay pequeñas fiestas religiosas o ancestrales, convertidas con el paso de los tiempos en fiestas populares que pierden su primitivo sentido, pero que se mantienen vivas. En realidad es una fiesta de “salir” al campo, de empezar a notar que se puede volver a la calle, que los fríos más duros han pasado y que además hay que celebrarlo con “grasas”, posiblemente las que habían quedado tras los meses encerrados en el hogar sin poder tomar alimentos frescos.

Jueves lardero viene de “lardear” o untar el pan de grasa. Y a partir de esta realidad se sale al campo a comer chorizo, longanizas, huevos fritos, hornazos, tortillas con embutidos, bollos preñados, siempre productos grasos con pan y fiesta, cambiando algunos detalles entre las diversas zonas de España en donde se celebra.

El jueves anterior a la semana de Carnavales se toma como el inicio de las fiestas carnales, de comidas copiosas y vinos nuevos. En realidad es muy posible que dentro de esta fiesta no existiera en su nacimiento ninguna religiosidad marcada y cambiante pero en España el peso del catolicismo ha sido total durante siglos.

Es cierto que ahora es una entrada al periodo en donde está permitido comer de todo sabiendo que en breves fechas entraremos en la Cuaresma donde la carne está entre prohibida y restringida según siglos. Pero también es cierto que su base se asienta sobre los Saturnales paganos, que si se celebraban como norma a finales de año, en las fechas similares a las actuales navidades, también se celebraban en el final del invierno.

Fechas ambas para demostrar el triunfo en el lucha contra la oscuridad del día más corto que cae en los últimos días de diciembre y el triunfo sobre el frío que sucede en los últimos días de febrero y primeros de marzo. En ambos casos son fiestas agrarias, del final de la recogida de la uva y de los últimos productos agrarios, y en el de marzo el inicio del trabajo en el campo, sembrando y arando.

19.2.20

Somos violentos, y no queremos aprender a no serlo

Esta viñeta de Summers resume muy bien los momentos actuales de la sociedad líquida. Hablamos de la barbaridad racional que supone recurrir a la violencia, pero no sabemos resolver el problema que radica en gran manera en la educación que parte de la sociedad no recibe y en los inevitables procesos enfermos de esa otra parte de la sociedad a la que se le rompe el sentido común de la racionalidad.

La humanidad es débil y debemos reflexionar

Hace menos de un mes publicaba esta entrada sobre las primeras noticias del coronavirus chino, cuando todavía no se le había puesto nombre y con 17 fallecidos y 571 personas contagiadas ya se intuía que aquello iba a ir a más. Hoy con 2.004 personas fallecidas en China y unos 75.000 infectados, sabemos que el problema es mucho más grave, aunque de momento lo tengamos casi encerrado en una zona muy determinada de China.

Siguen la dudas de la forma de contagio, del inicio de la enfermedad, de su virulencia desaforada en algunas familias y escasa entre otras personas. Pero sí podemos afirmar que con todas sus carencias democráticas, el hecho de que se haya producido la enfermedad en China ha facilitado mucho su encriptación al menos de momento, pues de haberse iniciado en países con muchos menos recursos sanitarios o de control de fronteras, el problemas sería ahora brutal.

Es verdad que la saturación de personas en un país como China facilita el contagio, que en territorios rurales de África por poner un ejemplo sería un proceso totalmente diferente en todos los aspectos. Pero sin saber los motivos del brote, estamos siempre a expensas de que se puede volver a repetir otro diferente en otra parte del mundo.

Lo peor es el miedo, lo básico es hacer caso a las autoridades aunque no siempre nos digan toda la verdad, y admitir que nuestras formas de vida o de consumo alientan que estos problemas encuentren caldo de cultivo aunque debemos también admitir que en la Edad Media ya se producían plagas de enfermedades terribles.

Los Satisfyer Men son las nuevas Rumba del sexo masculino

Tras el éxito del Satisfyer femenino los hombres nos pusimos locos buscando nuestro aparatito Satisfyer Men con final feliz pues no se podía consentir sin gritar que las féminas tuvieran su máquina para apartar hombres de la cama y nosotros no tuviéramos pequeñas damas de plástico duro que hicieran el trabajo feliz. Así que si lo primero era buscar, lo segundo era encontrar.

Los hombres ya asistimos gozosos (y descansados tras las dudas) tras encontrar las diversas máquinas que nos permiten prescindir de la mujer para terminar felices de la zona baja. O de la zona alta que dicen que el placer viene de arriba. 

Desde 40 euros tenemos lo que buscábamos, diversos Satisfyer men, sustitutos de damas en diversos colores y hasta con 14 programas de succión de penes. Joder, es como tener a 14 señoras dispuestas a que tocando el botón te toquen el botón. Un éxito.

Claro que… joder en qué estamos convirtiendo el acto de joder. Todos con máquinas en la mano, hasta que descubran una Rumba folladora que se mueva sin manos. Es cuestión de meses. ¿O ya existe? Un Satisfyer men tipo Rumba que sepa moverse por el cuerpo subiendo y bajando y además sepa ella sola volver a su casa a cargarse.

Lo llaman juguetes que es una manera sencilla de intentar engañarnos. No son juguetes sino peligrosos aparatos para estimularte. ¿Y si se queda atascado con tu cosa dentro? ¿Y si en la ducha empieza a darte calambres y te la socarran? 

Dicen que existen con diversos tamaños de vagina de plástico, pero siguen siendo por fuera un aparato que parece un molinillo de café. Vibra, puedes elegir a qué temperatura te hace la felación, y tiene recogedor que es lo más guay del invento masculino. Vamos, como si fuera un aspirador de mano, pero para las partes bajas.