9.3.20

Los dormitorios no son para dormir. Son para soñar

Las personas somos la suma de dormitorios, el lugar del hogar más propio, más interno, más íntimo, donde nacemos y morimos. Nunca deberíamos morir en la calle. 

Yo tengo varios dormitorios fijos. Uno en Martorell, otro en Anzánigo, uno en Zaragoza, otro en Teruel y luego otro más en Madrid. Todos son dormitorios propios, siempre el mismo, con mis sábanas y mi almohada. Bendito invento el de la almohada hecha a tu medida. 

El de Madrid es menos fijo pues depende entre tres pequeños apartamentos turísticos, pero ya nos conocemos bien los tres y allí sí, las almohadas son del tun tun. 

En mi vida he tenido muchos más dormitorios fijos. En Gurrea, en Miranda, en Soria, en Cambrils, en Birmingham, incluso de niño en Huesca. Lugares fijos donde ponerme horizontal y soñar. 

Un dormitorio se compone precisamente solo de eso, de ser el contenedor de los sueños. Los vamos dejando pegados sobre las paredes y sabemos que son los nuestros pues casi nadie va por allí a dejarse engañar. 

El último dormitorio ha sido en Teruel. Ya es mío. El primero en el Boterón, del que ya nada queda.

Celtiberia pura, en los asuntos de cagar y mear

En esa Celtiberia básica y antigua nos podemos encontrar carteles como este, claros, contundentes y amables. Todo a la vez. 

Lo pide por favor, e incluso le da la gracias sin saber si lo va a cosneguir. Pero ordena que ya vale, que su puto dueño contenga al perro para que no cague y mee en la puerta de su casa. 

Y que no se preocupe, que le busca solución, que se lo lleve a su puta casa y lo ponga a mear y cagar en el salón. Eso si, dicho con amabilidad, no se vaya a cabrear. Celtiberia pura e incluso dura.

8.3.20

Aprender chino, a una palabra por día

En esta sociedad curiosa y mezclada te pueden encontrar iniciativas de lo más variadas, incluso tiendas de productos baratos y regentados por ciudadanos nacidos en China que cada día ofrecen a sus clientes y visitantes la opción de que conozcan una palabra en chino. 

No es posible aprender chino de esta forma, pero es un pequeño regalo simpático de unas personas que desean regalar a sus clientes una de las cosas que poseen, su cultura, su lengua e idioma. Todo un bonito detalle.

Del corona virus saldremos. Pero aprendiendo

Todos tenemos ya el coronavirus dentro, en el pulmón unos pocos y en los miedos la mayoría sin contar con que en los bolsillos lo tenemos y tendremos todos durante muchos meses después del final. ¿Y qué final y cuándo?

Si el puñetero virus no se transforma o muta no sucederá casi nada, pero si muta (que es una manera muy de novela de terror) nos joderá a todos un poco entre las ingles. Vamos, que nos dejará cambiados en nuestra forma social nos guste o no.

Decía la pasada semana un científico que la mejor manera de superar el coronavirus es superándolo cada uno de nosotros. Que de momento no hay otra. Hay que contagiarse y pelearlo, vencerle de forma individual y salir inmune. La vacuna tardará y valdrá un huevo los primeros meses. En un par de meses es de suponer que muchos miles y miles de españoles lo habremos "tocado" sin darnos cuentas.

Estemos hechos para morir así que tampoco es para tanto, lo que jode es que te digan que puede ser pronto y por un bicho que ni lo ves ni lo entiendes. Estamos levemente preparados para los fallecimientos a lo grande, pero con un bicho de mierda… jode.

De momento dos cosas tenemos que hacer. Confiar en los que mandan que son los mejores que tenemos sabiendo y teniendo información, y tener sentido común sin que nos lo ordenen


Si hay que lavarse más pues debemos hacerlo mucho más, y si no se debe salir de casa pues nos ponemos la tele pero programas optimistas. Al menos de entrada. Menos contactos de todo tipo fuera del hogar, pero debemos saber que este problema, que se superará, lo podemos coger simplemente en el supermercado o en el ascensor.