25.6.20

Mala comunicación política en estos meses de pandemia

La buena comunicación política es imprescindible para gestionar.
Y suele ser la que marca muchos de los éxitos o fracasos en este trabajo de gestión pública. Curiosamente no siempre se admite así y no siempre se tiene a los mejores para estos trabajos.

La comunicación es sobre todo explicación, pedagogía desde el poder hacia los que tienen que entender para qué sirve lo que se hace, por qué no se hace de otra forma, por qué las velocidad son las que pueden ser. 

Comunicar es hacerse entender.

En esta pandemia en España se ha tratado a los ciudadanos como a niños o adolescentes. Un exceso de "buenismo" ha prendido entre la equivocada comunicación, equivocando la profesionalidad de saber y querer comunicar.

El bichito nos ha puesto nerviosos y casi nos vence.

Empezamos mal con más militares que políticos o técnicos explicando el día a día. ¿Era necesario cometer ese error?

Continuamos con un exceso de comunicación como si comunicar se tratara de sumar apariciones en vez de aparecer menos pero con más chicha. No hay que comunicar más, hay que comunicar mejor, y sobre todo hay que comunicar sustancia.

A la sociedad se la ha tratado de una forma un tanto infantil, restándonos imágenes duras, lo que ha propiciado un cierto relativismo. Los números de fallecidos son eso: números. Las imágenes de ataúdes amontonados son ya otra cosa y no se llama morbo, se debería llamar: Prepararnos por si acaso hacia una desescalada con respeto.

Explicar mil veces que esta enfermedad no afecta a los niños ni a los jóvenes ha sido otro error. Siendo cierto, hay decenas de maneras distintas de hacerlo, para que la responsabilidad social siga ejerciendo su labor. 

Algo similar sucedió con el uso de las mascarillas o del millón de multas en muy pocas semanas. O consentir que ciertos pueblos pusieran barricadas en las entradas de sus pueblos. O hablar de "los policías de balcón" mezclando multas con imprudencias, churras con merinas. 

A quien se salta las normas lo mejor es premiarlo con una semana de trabajo voluntario en la UCI de un Gran Hospital. O al menos decirlo así aunque luego sea complejo decidirlo. 

Hemos publicado excesivas normativas, a veces en barullo, con un mando único que no ha sido Mando. ¿Aprenderemos para la próxima? Seguro que sí.

La pandemia está creciendo, pero nuestra despreocupación también


Todos admitimos que la Pandemia del Covid-19 está en un punto creciente, sin atisbar el momento del control de la enfermedad. Y aunque en España ya parezca controlada, ni está extinguida ni es posible saber si somos capaces de dominar los brotes de momento leves que afectan a zonas muy concretas. 

Pero si vamos a los datos mundiales vemos que la crisis va en aumento, y sobre todo lo está haciendo en zonas sin Sanidad de calidad, sin un control de los fallecidos o los enfermos, lo que nos hace temas que el problema irá a más y ya es más grave de lo que nos dicen los datos.

En estos últimos siete días hemos superado en cuatro ocasiones y por primera vez en todo el proceso los 150.000 infectados en todo el mundo. Ayer mismo, 24 de junio, fue el segundo peor día de la serie.

Tenemos ahora cerca de 60.000 enfermos en estado grave o crítico y estamos a punto de llegar a los 500.000 fallecidos declarados. La suma de afectados por coronavirus que se pueden asegurar con pruebas es de 9.533.141 personas. Quedan casi cuatro millones de casos que siguen enfermos a día de hoy.

Que la pandemia sea global no sirve de consuelo a nadie, y que no estuviera el mundo preparado para ella si dice mucho de nuestra incapacidad como sociedad global para aprender a defendernos. En realidad este virus… es una débil posibilidad de las varias que el hombre es capaz de fabricar para joder el mundo.

Tal vez si somos capaces de creernos estas cifras y no ser señalados como agoreros a los que advertimos de su gravedad, seamos capaces como adultos de entender lo frágiles que somos y lo imbéciles en no aprender a defendernos antes de que sea ya demasiado tarde. ¿Aprenderemos para la próxima?


Nota.: Los datos son de la página worldometers.info

España sigue paralizada aunque estén llenas las playas

Esta imagen de este martes 23 de junio de 2020 a las 8 de la mañana en la Estación Delicias de Zaragoza dice mucho de la auténtica pandemia que tenemos encima. Posiblemente peor que la sanitaria y que tiene también una complicada salida en el tiempo, sin saber a fecha de hoy qué medidas hay que tomar para evitar su drama.

Los que viajamos normalmente hacia Madrid o Barcelona esta imagen a esa hora es preocupante, sorprendente y muy triste. El vacío llenaba la Estación Delicias, estábamos una docena de personas para un par de trenes de Cercanías y el que va a Valencia. No había AVE hasta media hora más tarde, bastantes menos que en otros meses y en el tren a Valencia con tres vagones íbamos esa docena de viajeros.

Las videoconferencias, el teletrabajo, puede ser una opción válida pero no moderna. O al revés, moderna pero no válida para la economía que se sujeta como las paredes de ladrillos, cada uno al de su lado. Los movimientos a cientos de personas cada día, en cada tren hacia y desde… suponen unos movimientos económicos que han dejado de producirse.
 
Ayer ya se hablaba de una facturación total en las empresas de España sobre un 40% menor en este pasado mes de abril con respecto al abril de 2019. Menos facturación total, menos ingresos por vía de impuestos y muchos más gastos por ERTE y ayudas sociales. Pero la Caja no es infinita, se puede jugar a llenarla de forma artificial pero hasta un volumen, hasta un periodo de tiempo.

Lo curioso es que esta apreciación no se nota pues las zonas de ocio están llenas, las personas salimos a la calle, pero en un grado de actividad totalmente diferente. Hablo de la suma de resultados de la actividad como Grupo. 

Un país con una tasa de desempleo tan alta como España, no es capaz de soportar el añadido de un parón como este. Ni de un frenazo que dure meses. 

Conjugar la Salud vital con la Salud económica será el próximo reto aunque queramos disimular.



24.6.20

Zagreb, Croacia. Urbanismo amable y limpio

Es Zagreb, es la capital de Croacia, una calle normal y similar a cualquier ciudad importante de Europa. Y vemos dos elementos urbanos básicos para buscar la humanidad urbana, las ciudades amables, las ciudades con calidad. Un sistema de transporte urbano que nop contamine y ser rápido y de gran capacidad, y zonas verdes rodeando las zonas por donde se mueven las personas. 

No debería pedirse mucho más, un sistema de movimiento urbano limpio y zonas verdes suficientes y bien cuidadas para que la contaminación sea menor y para poder pasear disfrutando de la sombra en meses de calor. ¿Pero todas las ciudades piensan así? ¿Todos los ayuntamiento son capaces de entender lo que ya funciona en otras ciudades europeas?