20.8.20

El socialismo adaptado al siglo XXI debe ser útil para la sociedad

Nada hay peor para la izquierda que no saber ser de izquierdas según los tiempos, no detectar que la derecha es muy lista y capaz de construir sus propios teatros sobre los que la izquierda pueda representar sus obras dirigidas por las derechas y sin que se note. 

Lo peor que le puede suceder a la izquierda es que se apoderen de sus ideas, las transformen las derechas de libro, las retuerzan y las sirvan esas mismas derechas haciéndolas pasar por ideas de izquierdas, pero ya cocinadas y aliñadas.

Sucede ahora ya con la buena idea de los ERTE, que tuvieron su sentido en un momento crítico del confinamiento cuando había que cerrar empresas temporalmente para que los ciudadanos se quedaran en casa, y que ahora con el aplauso nada crítico de los sindicatos, se han convertido en auténticas trampas laborales, imposible además de explicar que se están convirtiendo en algo negativo.


¿ERTEs hasta cuándo? ¿A todas y todos… y por qué? 


El propio Sistema de empresa ha aprendido a vivir de y con los ERTE, es decir, a utilizarlos como hace siempre con las leyes, para sus propios beneficios. Y tenemos ejemplos de todo tipo ya en medianas y grandes empresas. Que mantienen en ERTE a parte de su empresa, mientras el resto trabaja más por menos coste, con horas extra sin cobrar y con el miedo sobre el cuello. 

¿Hasta cuándo puede soportar España los ERTE? O lo que es igual ahora que nos hemos acostumbrado a vivir de la deuda siempre y como método de engañarnos todos. 


¿Cuántos de los empleos de este septiembre acoplados a los ERTEs son en realidad empleos destruidos que están agarrados con las pinzas del disimulo?


¿El Sistema Capitalista no vive precisamente de purificarse él mismo a costa de cerrar las empresas que no son rentables?


En la crisis del 2008 la sociedad soportó —con los dineros de todos— el rescate a los Bancos que por cierto además de seguir ganando más juegan ahora a dejar degradar el mercado inmobiliarios provocando incluso a parte de los okupas. Y en esta crisis del COVID-19 la misma sociedad va a soportar que empresas NO rentables desde hace mucho tiempo, que una economía productiva engañosa en la España de la mentira consentida, se sigan salvando a costa de que todos los españoles nos endeudemos más y más.

Seamos sinceros. Si una empresa no es rentable y no queremos que desaparezca, si no queremos que cierre, convirtámosla en una Cooperativa entre todos sus propios trabajadores, para que sean estos los que gestionen los dineros que cuestan los ERTEs en forma de crédito para reflotar la empresa. 

Es decir, que el dinero público, el de todos, sirve de verdad para que si hay que salvar una empresa en quiebra, esta empresa revierta a todos pues el dinero de la ayuda es de todos.


A esto lo llaman Comunismo los neoconservadores de libro y universidad fina. 


Es lo que ellos intentan que sea un insulto, absurdo por cierto pues el comunismo quebró hace ya algunas décadas. 


No existe el comunismo, excepto para insultar. Es simplemente sentido común. 


Si con nuestro dinero se salva una empresa, algo loable y lógico, debe revertirse como poco a sus trabajadores. No a los empresarios que no ha  logrado hacerla funcionar. Y si no al Estado, que sería hacer algo como se hace con el capitalismo chino, que ya hace décadas dejó de ser comunismo para ser capitalismo estatal o de Estado.

No, no hay que equivocarse, no busco el espejo de China, que los críticos son muy agudos con sus lanzas. Ellos aprendieron que el capitalismo transformado puede ser bueno, nosotros deberíamos aprender que el socialismo adaptado al siglo XXI debe ser bueno.

19.8.20

Tres mini cuentos abreviados para perder el tiempo lo menos posible

Yo le preguntaría a usted si tiene vergüenza de algo, si siente reparos de alguna situación peculiar, ligeramente anormal. Y usted me podría responder de muchas maneras, ya lo sé. 
Y por eso mismo no se lo voy a preguntar. Es que mire, con sinceridad, ni me importa su respuesta, ni estoy seguro de que fuera capaz de responderme con lucimiento; y para soportar una pérdida más de tiempo, pues no estamos aquí ni usted ni yo. 
Pero en cambio, si te lo pregunto a ti, de tú a tú, tal vez la relación de tanto tiempo nos ayude a encontrar una respuesta lúcida y entretenida. 
Ni nos conocemos más ni menos, pero si eres tú, es muy distinto a si es usted. Seguro. 



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Yo siempre tengo un vaso de agua junto a mi puesto de trabajo. E incluso contiene agua, que aun siendo lo más lógico no siempre va unido. 
Y yo de pequeño cometí el gran error —eso si inducido por un profesor— de ver a través de un microscopio los bichitos tremendos que contiene al agua del grifo, la misma que ahora tengo puesta en mi vaso. 
Aquel atrevimiento me llevó durante semanas a no beber agua de ningún sitio porque estaba seguro de que los bichos cabezones y más oscuros soportaban muy bien el paso de la garganta y una vez dentro eran capaces de morderme las tripas. 
Pero aquello lo curé imaginando la visión de las heces a través del mismo microscopio. Nunca me creí que aquello hubiera sido mucho peor. 



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Estoy escuchando una canción bastante lejana pero me resulta agradable el tintineo. Es una voz femenina que habré escuchado mil veces mil, y tal vez por eso me resulta tan familiar que me agrada más que si sólo la hubiera escuchado pocas veces. 
No me debe encantar lo que dice porque no lo distingo bien entre mis pensamientos que siguen fluyendo. Habla de felicidad, de soledad, de sueños, de tí, de que eras tú a quien buscaba. 
Pero yo estoy entretenido en seguir escribiendo cuentos pequeños para llenar hojitas de cartón. 
Intento que no me distraiga pero no lo consigo del todo, así que me veo obligado a tener que hablar de ella. Creo que se lo merece aunque sólo sea porque ha conseguido engañarme.

Callicidas de antaño, para callos y durezas

Los callos y las durezas, esos problemas dolorosos que parecen más de pobres y de mayores que de señoritas bien, han afectado siempre incluso desde hace siglos. 

Ahora te los tratan con mimo en la consulta del podólogo pero hace 120 años solo se podía recurrir a los callicidas no siempre de farmacia pues cada familia tenía sus propios sistemas vegetales para intentar tratarlos. 

Aquí vemos un anuncio que por simplemente seis reales y con una aplicación muy sencilla del callicida, te los intentaban quitar. Casi milagroso, pero que no siempre funcionaba. Dolores que matan. 

¿En qué Universidad se aprende a ser como los otros quieren verte?

En la vida eres lo que otros creen que eres. Si aparentas 1.000 pero eres 100.000 te convierten en un instante en una persona de respeto. Si eres 100.000 pero empiezas a flojear y te conviertes en 50.000 empiezas a ser una mierda con tendencia a serlo de forma inevitable. 

La simpleza en el análisis es tremenda, pero es lo que vamos aprendiendo todos los días. Y siempre va acompañada de una falta de respeto. 

Los demás te tratan con arreglo a como ellos creen que eres. No como persona y a todos más o menos por igual, sino por lo que aparentas ser. 

Puedes ser un hijo puta, pero si pareces simpático tienes las puertas abiertas hasta que empiezas a joderla. Es decir, hasta que ya no hay remedio. 

¿En qué Universidad se aprende a ser como los otros quieren verte?