19.8.20

Tres mini cuentos abreviados para perder el tiempo lo menos posible

Yo le preguntaría a usted si tiene vergüenza de algo, si siente reparos de alguna situación peculiar, ligeramente anormal. Y usted me podría responder de muchas maneras, ya lo sé. 
Y por eso mismo no se lo voy a preguntar. Es que mire, con sinceridad, ni me importa su respuesta, ni estoy seguro de que fuera capaz de responderme con lucimiento; y para soportar una pérdida más de tiempo, pues no estamos aquí ni usted ni yo. 
Pero en cambio, si te lo pregunto a ti, de tú a tú, tal vez la relación de tanto tiempo nos ayude a encontrar una respuesta lúcida y entretenida. 
Ni nos conocemos más ni menos, pero si eres tú, es muy distinto a si es usted. Seguro. 



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Yo siempre tengo un vaso de agua junto a mi puesto de trabajo. E incluso contiene agua, que aun siendo lo más lógico no siempre va unido. 
Y yo de pequeño cometí el gran error —eso si inducido por un profesor— de ver a través de un microscopio los bichitos tremendos que contiene al agua del grifo, la misma que ahora tengo puesta en mi vaso. 
Aquel atrevimiento me llevó durante semanas a no beber agua de ningún sitio porque estaba seguro de que los bichos cabezones y más oscuros soportaban muy bien el paso de la garganta y una vez dentro eran capaces de morderme las tripas. 
Pero aquello lo curé imaginando la visión de las heces a través del mismo microscopio. Nunca me creí que aquello hubiera sido mucho peor. 



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Estoy escuchando una canción bastante lejana pero me resulta agradable el tintineo. Es una voz femenina que habré escuchado mil veces mil, y tal vez por eso me resulta tan familiar que me agrada más que si sólo la hubiera escuchado pocas veces. 
No me debe encantar lo que dice porque no lo distingo bien entre mis pensamientos que siguen fluyendo. Habla de felicidad, de soledad, de sueños, de tí, de que eras tú a quien buscaba. 
Pero yo estoy entretenido en seguir escribiendo cuentos pequeños para llenar hojitas de cartón. 
Intento que no me distraiga pero no lo consigo del todo, así que me veo obligado a tener que hablar de ella. Creo que se lo merece aunque sólo sea porque ha conseguido engañarme.