15.10.20

Comparemos el COVID con la II Guerra Mundial


"Cuando termine la tormenta, probablemente ni siquiera sabrás cómo la cruzaste y saliste vivo. De hecho, ni siquiera estarás seguro si se acabó" -
Haruki Murakami

Ayer en una reunión de Sanidad estuvimos dos horas analizando el momento actual, los errores y desfases,  incluso las responsabilidades de todos nosotros. Pero si hubo un item que hoy quiero sacar aquí, no es precisamente la crítica hacia los que gestionan, que sin duda dejan mucho que desear. Pero son los que son y posiblemente no son los mejores, aunque son los que han dado un paso al frente, pues algunos se han escondido. 

Quiero hablar de nosotros, de lo que creemos que estamos para mirar y sufrir.

En todo proceso social histórico de crisis severa se necesita la implicación contundente de la sociedad para salir de los problemas, para volver a edificar la normalidad. 

A nivel individual, cada uno de nosotros tenemos que ayudar, en vez de zancadillear o criticar en donde no sirve criticar. 

Recuerdo que en una visita histórica sobre la II Guerra Mundial hace muy pocos años a la ciudad de Dresde, tras ver lo que quedaba real de toda su enorme catedral y lo que se había tenido que reconstruir se nos informaba de la implicación de la sociedad derrotada para reconstruir su ciudad. 

Como no había fábricas de ladrillos, tampoco máquinas ni materiales, quien sabía o podía hacer de albañil reconstruía edificios, y quien no podía o sabía hacer paredes estaba asignado a recoger ruinar y a limpiar ladrillos derruidos, recuperar trozos de paredes, limpiar calles, atender a enfermos.

Sin la implicación de la sociedad alemana, la derrotada, no se hubiera levantado Alemania Occidental ni tan rápido ni tan positivamente. En la Alemania Oriental las cosas funcionaron de otra manera y la implicación del Estado fue mucho mayor y la de la población mucho menor. No se trata de comparaciones siempre odiosas, sino de saber que siempre hay distintas formas de actuar, de dirigir.

Cada uno de nosotros somos necesarios y no podemos permanecer ante el problema de la pandemia, simplemente criticando, insultando incluso. 

¿Cuántos vecinos de tu escalera necesitan apoyo? 

¿Cuánto hace que no eres voluntario en alguna Asociación? 

¿Cuantas veces te has mordido la lengua, pensando que era mejor callar si no se aporta nada para la solución, y en cambio has trabajado para que en las responsabilidades estén los mejores? 

¿Cuántos bulos han frenado? ¿Sabes el daño que hacen las informaciones mentirosas e insultantes?

¿Sabías que los Médicos de Familias están muy cansados y además muy desmoralizados pues ahora han pasado de recibir aplausos a recibir insultos por todos los sitios, incluidas llamadas telefónicas?

Nota.: Los edificios públicos fueron los últimos en restaurar o reconstruir. En esta iglesia podemos ver claramente diferenciados los pocos ladrillos de antes de la Guerra y los muchos que se tuvieron que construir nuevos pues el resto o quedaron destruidos o se utilizaron para otros edificios civiles.

Humor del año 1973, para comenzar el día


Humor del año 1953, solo son casi 70 años de nada. Pero sí, el humor ha cambiado en estos años. 

14.10.20

No son burros, son asnos. Gestionan y mandan, pero no ven


Los líderes actuales, de la sociedad, de la cultura, de la política sobre todo, son como estos machos (asnos) que refleja tan bien El Roto en el diario El País. Animales de carga, de gestión sin mirar a sus lados, capaces de obedecer no se sabe bien a quién, y poco más. 

Se parece mucho entre ellos, algo les cambia el color de la piel, tal vez los atadijos, pero por lo demás todos están callados, obedientes al poder de la vara en forma de Sistema Económico y de tranquilidad, e incapaces de hacer un trabajo si no es gestionado con la vara que puede venir de Europa, de los EEUU o de las grandes empresas amigas o no, que son las que les mantienen el establo un poco limpio.

Cada momento es único, diferente a todos los demás. Ichigo Ichie


Escribíamos ayer sobre el "ikigai" en esta entrada, hoy vamos a referirnos a "ichigo ichie" otra expresión japonesa que nos indica el placer de hacer una sola cosa muy bien. Si en el caso del ikugai hablábamos de que nuestra vida merezca la pena, para que la vivamos  con calidad y entrega, en el caso de ichigo ichie de lo que se trata es de convertir una de nuestras actividades (la que estamos haciendo en ese preciso momento) en algo único para nosotros, en un trabajo que debemos cuidar, mimar.

Se trata de poner en valor máximo (ichigo ichie) cada momento que vivamos, de no estar haciendo tres cosas a la vez, de centrarnos en una sola y dedicarnos a ella.

Si estamos tomando un café con un amigo, dediquemos ese tiempo solo a eso, a tomar un café con ese amigo. No debemos distraernos, atender llamadas, divagar, irnos a otros espacios mentales. Cuidamos las formas, disfrutemos de ese tiempo, de ese acto.

Debemos aprender esa capacidad de algunas culturas de disfrutar del momento, de estar solo muy atentos a cada momento que vivimos. Disfrutar de una compañía, de un trabajo, de una ceremonia, de unos sabores, de un acto cultural.

Yo mismo acudo a exposiciones con normalidad y me dedico a fotografiar las obras que me interesan (si me dejan). En realidad ni disfruto del placer de fotografiar, ni disfruto de las obras. Es luego en casa y revisando las imágenes cuando percibo detalles que se habían escapado. Pero he perdido el sentido real de la visita, no he sido capaz de disfrutar con ichigo ichie de las obras por estar haciendo dos cosas a la vez. 

Cada momento es único, diferente a todos los demás. 

Si no sabemos saborearlo lo habremos disfrutado a medias.