26.6.21

¿Y si no somos de izquierdas, de qué somos a esta altura de la vida?


Nos escribe Jorge Fauró sobre la dificultad actual para ser de izquierdas e ir diciéndolo. Que también os digo, no sé que resulta más complicado en estos tiempos si seguir siendo de izquierdas escuchando lo que escuchamos o presumir de eso dando la cara. 

Pero… ¿y si no somos de izquierdas, de qué somos a esta altura del partido de la vida? 

Pues yo ya he encontrado la respuesta. Ser de "MIS" izquierdas. Ahora en que todo se trocea, se multiplica… pues yo he decidido ser "DE MIS IZQUIERDAS", que es una manera de ser como en todo: independiente de mis izquierdas, inventadas por mi.

En los últimos meses a los que creíamos ser de izquierdas —y que posiblemente no lo seamos— se nos ha liado la cabeza con mensajes que no comprendemos bien. 

Lo de "NIÑES" nos mareó un poco, pero lo de la Reforma Laboral de Rajoy sin cambiar, las dudas sobre la economía de crisis, el facilitar las cosas a los de VOX desde la incapacidad para presentar proyectos que sirvan para los que los necesitan, algunos errores de bulto en temas clave para el futuro como no saber entenderse bien con casi nadie —que si apoyan al Gobierno es porque el PP es peor que el PSOE— nos ha ido llevando a una desafección brutal que tendrá un precio tremendo.

¿De dónde sacamos a nuevas generaciones que se crean la necesidad de la política cuando desde todos los espacios lo ponemos tan complicado?

El asociacionismo social o político está bajo mínimos, las personas han huido de todo lo que suena a política aunque sea de muy lejos. 

A los pocos que seguimos nos miran de reojo para advertirse ellos mismos que no se tienen que fiar de nosotros. Si además notan que eres de izquierdas creen enseguida que estás viviendo de las tetas del Estado.

 ¿A dónde podemos llegar con estos mimbres?

Lo malo es que NO HAY RECAMBIO, es decir, no existen formaciones de ningún tipo, sean de derechas o de izquierdas, que se crean el futuro y sepan navegar hacia él. 

O volvemos la mirada al caballo y la banderola de águilas —¡aghh!—, o nos movemos entre la escudería de los que han manejados sobres y policías, o navegamos con los naranjas desaparecidos o entramos a unos socialistas de poca chicha y muchos errores, o nos vamos hacia un Podemos que no puede. 

¡Uff! qué mal lo tenemos todos. ¿Y los partidos pequeños?

El poder es tan grande en manos de unos pocos, que en esa Tertulia del Poder de verdad nunca dejan entrar a los pequeños, para que no se les coman los mocos a los grandes. Excepto que los ciudadanos, todos a una como en ese pueblo de Córdoba, decidiéramos otra cosa, pero eso ya… eso es para otra década.

25.6.21

La auto censura es la peor de las censuras, y la mas idiota


Debería ser habitual que con 65 años uno pudiera decir lo que le sale desde dentro con la suma de sus experiencias y cambios vitales. Pero no siempre es bien entendido pues la edad no es garantía de nada. Excepto de libertad personal para poder andar por cualquier camino, si el cuerpo te aguanta. En estos años (ya) de auto censura, poder pensar en que ya tengo libertad para poder decir lo que me viene desde dentro parece entre una tontería y una barbaridad. 

¿No lo podías hacer hasta ahora? 

¿No lo pueden hacer en libertad los que tienen menos años que tú?

Es verdad que la auto censura es un mal terrible en tiempos de una democracia que pensábamos ya asentada. Si somos 47 millones es muy posible que ante cualquier tema haya al menos media docena de opiniones distintas, que unidas y mezcladas todas ellas a las posibilidades de opinión, construyen millones de personas distintas a la hora de pensar y opinar. Y eso debería ser bueno.

Pero ahora estamos en tiempos en lo que la suma no sirve de nada. Nos gusta en exceso calificar para menospreciar o criticar, para poner etiquetas simples a lo que en realidad es muy complejo.

Si eres del Real Madrid eres un facha, aunque votes a Podemos. Y si votas a ERC pero eres del Sevilla resultas un idiota aunque tus artículos académicos tengan valor. 

Se han creado compartimentos estancos donde debes entrar con todo. Es la simplificación total.

Si eres de izquierda debe ser pobre, obrero barato, feminista, amante de los LGTBI y a ser posible vegano. Si eres religioso o simplemente entras a las iglesias a ver el arte que esconden eres facha, y si tienes piso en propiedad y un apartamento en la playa un capitalista de los que has engañado a alguien.

Eso empobrece a la sociedad, pues si somos plurales lo somos por ser distintos. Puedo tener un Audi y ser de izquierdas, como puedo ser ateo y ser de derechas. 

Puedo estar en contra del esclavismo pero comprender algunos aspectos de los vientes de alquiler. Puedo amar y respetar a las mujeres pero opinar que algunos aspectos del feminismo del siglo XXI no van por buen camino. Estoy a favor de la igualdad sin que tenga que intervenir el sexo elegido por las personas, que no por ello me gustan algunas alharacas vestidas de colorines. 

Y quiero poder opinar de todo esto sin que se me clasifique de nada. Soy quien soy por lo que he venido haciendo y sobre todo por LA SUMA de todo lo que opino y hago, por eso me jode que se nos coloque a todas las personas solo por los detalles que saben emplear para descalificar, y así intentar alimentar la auto censura.

Si Ana Rosa Quintana no se censura y lo advierte, si José María Aznar dice como Felipe González lo que piensan aunque estén en todos estos casos en línea enfrentada con la suavidad y la concordia básica… ¿por qué nos tenemos que frenar nosotros que somos un mosquito en el aire que nos envuelve?

23.6.21

¿Sirven los indultos para destensar Cataluña y España?


El problema de las relaciones de Cataluña con España viene de muy lejos, posiblemente sigan las heridas de unos años 30 del siglo XX no bien gestionados y de la suma de errores políticos por parte de muchos y poco respeto de todo hacia todos. Así que en esas tesituras es complicado encontrar soluciones que destensen las realidades. Todo lo que avance un poco en esa sensación de buscar soluciones no fáciles debe ser abrazado, por si acaso. 

Hay que trabajar mucho más en encontrar espacios de diálogo y no espacios de confrontación.

Los indultos son simplemente un paso, absurdamente negados por parte de los que tampoco tienen ninguna solución diferente, válida, aceptada por las partes. Porque aquí aunque no nos guste admitirlo hay dos partes, y eso lo podemos negar, pero no lo podemos evitar si no somos capaces de buscar soluciones.

Cataluña es España y por eso el problema es muy grave. Si no fuera España tendríamos más opciones. Todas las partes. Pero es España y eso de entrada como no es admitido por una de las partes complica cualquier atisbo de solución pues se parte de la Mayor. Pero es que Cataluña no puede dejar de ser España simplemente por que esa posibilidad, de momento, es irrealizable. Incluso sería imposible aunque el 75% de los catalanes lo quisieran. 

No se trata del tamaño de sociedad que desee una opción u otra, pues seamos sinceros, en ese caso las decisiones del llamado “Poder” simplemente serían para desgracia de muchos, todavía peores. Si se alcanzara ese 75% el problema no caminaría hacia la solución sino hacia la violencia.

¿Y por dónde pueden ir las soluciones? Pues una de las opciones es una España Federal. Dentro de una Europa más Unida y por ello con un papel de los Estados integrantes más diluido dentro de la Europa del futuro. Las distancias que nos separan el hoy de esa opción son tan tremendas que nos cuesta imaginarlas, pero no hay otra.

Tenemos que admitir que siempre hay dos sectores sociales claramente enfrentados ante las opciones, y que contra acción de una siempre surgirá la reacción de la otra, y eso sin tino ni sentido de futuro, es peligroso y no sirve de nada.

¿Servirán de algo los indultos? No del todo, no son la solución sino un paso para destensar la realidad. Son tantos los errores amontonados por todas las partes que ahora todo coses con hilo fino, con suavidad, con sonrisas, y sin pensar ni en el pasado ni casi en el presente.

19.6.21

Se impone cambiar la Fiesta de la Almohada por la Fiesta de la Mascarilla


Enorme éxito a las 2 de la madrugada de las nuevas libertades tras la pandemia que ya nos creemos superada sin saber leer la letra pequeña, como si nos hubieran sacado de la cárcel eterna. Ahora lo que parece lógico desde los jueves es estar hasta las 3 de la mañana armando bulla y bailando en la calle, para demostrarnos a nosotros mismos que ya somos libres. ¿Libres… de qué?

En realidad somos tontos, pero esa es otra. Creer que porque desde Madrid nos han abierto a toda España la opción de poder estar hasta las tres de la madrugada es tanto como tener libertad para gritar desaforados, es de escasos. 

Pero somos así, y por eso las medidas duras tienen que tener un recorrido mayor del necesario a costa de los realmente tontos que tenemos que soportarlas, sin ser capaces luego de aprovechar en grito que ya podemos estar emborrachándonos hasta la madrugada. ¿A quién se le ocurre dormir sabiendo que desde Madrid nos han mandado estar de juerga hasta las 3, una hora en la que incluso los murciélagos ya se han ido a la cama?

Nos falta hacer la Fiesta de la Almohada pero adaptada a la Fiesta de la Mascarilla sin importarnos que no seamos adolescentes de edad. Pero creo que eso es para la próxima semana.