27.1.09

Consejos para hacer un diario personal secreto

Llevar un diario personal es un excelente ejercicio de reflexión y de introspección que sirve para analizar los pensamientos, sobre todo los negativos. Es un ejercicio mucho más utilizado de lo que nos pensamos.

Cuando hay problemas de autoestima, cuando hay dudas sobre nuestra forma de pensar, cuando no estamos seguros de nuestros pensamientos, cuando necesitamos estar más acompañados; llevar un diario personal ayuda a entender mejor nuestros actos, nuestros pensamientos.

Algo que hay que tener siempre muy en cuenta: y es que un diario personal es eso, PERSONAL.

Y por ello debe mantenerse reservado, nadie debe leer los escritos, nunca debe darnos la tentación de entregar su lectura a terceras personas.

Sólo con los años, cuando el contexto de lo escrito pierde sentido, es posible releer con otras personas muy íntimas lo escrito.

Un diario personal es un desahogo, el cajón a donde van los pensamientos buenos y malos, el lugar en el que podemos plasmar y consultar aquellas ideas que consideramos propias. 


Y para que no exista ningún tipo de autocensura sobre el diario personal, es fundamental que nos fijemos como prioridad que NUNCA será enseñado a otras personas.

Es un desahogo que sólo pertenece a quien lo escribe.

Sirve una pequeña libreta que sea sencilla de adquirir, porque es muy posible que se necesiten varias y es bueno que todas sean iguales.

Se deben llevar encima SIEMPRE y guardar las libretas ya llenas en un sitio seguro como una pequeña cajita de caudales.

Para escribir sirve todo momento en que venga a la cabeza un pensamiento de cualquier tipo que consideres importante.

Escribe sin que te vean, y para ello es importante hacerlo en absoluta soledad.

Aprovecha también los momentos en los que si alguien te acompaña, no sea parte de tu vida.

Guardas las ideas que te han venido a la mente hasta que las escribas si te pillan estas ideas cuando están en un lugar en que no puedes escribir.

Es importante guardar escritas todas las ideas importantes y repasar de vez en cuando lo escrito.

No rompas lo escrito. Nunca, aunque no te guste ahora. Déjalo reposar. Es posible que con el tiempo cambies de ideas, es lógico, pero es bueno conservar lo escrito porque te sirve para ver cómo evolucionas.

Tengo una pregunta para usted, Sr. Zapatero. ¿Es bueno el formato del programa?

Este formato de intervención política es, –– hay que reconocerlo –– arriesgado para un político de primer nivel.
El directo por mucho que se utilice un cierto retraso de emisión (o no), tiene que estar muy bien hecho pues de notarse cualquier manipulación, se convertiría en negativo todo rédito político del juego.
Las preguntas por mucho que estén pactadas, se pueden cambiar en el momento de ser hechas. La selección del ciudadano debe ofrecer un perfil creíble. Cualquier manipulación en la selección del ciudadano se notaría y convertiría el programa en un juego negativo.

Es muy fácil caer en la falta de respeto, que se puede entender como positivo por acercar el político al ciudadano, pero también se comete la infravaloración del líder como figura que debe infundir respeto, no sólo ante el votante, ante el ciudadano, sino también ante todos los que le deben obediencia en un Gobierno, algunos con poderes muy fácticos.
No debemos olvidar que el líder es un ciudadano que simplemente dispone de algunas pequeñas herramientas que le hacen capaz de gestionar al grupo porque inspira confianza. Si se desarma su sistema de “parecer” superior, perderá poder de liderazgo ante los grupos que no le desean obedecer con facilidad.

El formato del programa me parece muy atrevido, hay que tener una cintura político y una autoestima muy alta. Más que conocer al dedillo todos los posibles temas.
Creo que el formato antiguo de una intervención institucional produce en tiempos de crisis más serenidad, más efectos positivos, pues se pueden (se deben) ofrecer soluciones como únicos contenidos válidos. Es más seguro inspirar confianza en la sociedad con una intervención medida que con un formato que se puede ir de las manos por cualquier error, a veces inevitable.

En tiempos de crisis, los esperimentos con gaseosa.