Nada es eterno, todo se va transformando poco a poco o a golpes, depende de los momentos vitales, hasta convertirse en otra cosa distinta, que no ni mejor ni peor. Eso ya lo valoraremos con el tiempo.
Cuando una sociedad entra en crisis y además sufre transformaciones y alteraciones rotundas aunque sea sin darse cuenta en ese momento, podemos decir que en realidad camina hacia el cambio profundo de modelo, hacia la modificación de esa sociedad en otra cosa.
La sociedad occidental y la cultura capitalista está viviendo momentos de gran tensión y crisis, que le hacen proclive a ser resueltos hacia un modelo diferente, del que todavía no conocemos nada.
No somos capaces de imaginar otro modelo social, una diferente manera de comportamiento social que las ya conocidas por nosotros. Pero en realidad existen, o mejor dicho, existirán. Al igual que los griegos o romanos no podrían imaginar un sistema de relaciones sociales como el occidental actual o como el de la Edad Media o como el comunismo hoy desaparecido, así nosotros hoy no somos capaces de ver un sistema diferente a los ya conocidos y que serán los sistemas del futuro. Insisto que sin predecir si serán mejor o peor. La historia se escribe, pero no siempre hacia delante.
En nuestro sistema social y cultural se detectan niveles de agotamiento claros: se entra en crisis que no se saben resolver, se tiene que recurrir a la violencia para modificar sociedades, la relación trabajo y vida no guarda una cadencia lógica para poder vivir, no hay líderes que gestionen los problemas, no existen ideas diferentes que sirvan para comparar, no existe una sensación de futuro