20.6.13

Extraña mirada de la mujer muerta del pelo alborotado

Sobre el paisaje árido y con unos árboles sin hojas, como de invierno profundo, unas vallas pequeñas, tal vez de cañas, remarcando las pequeñas lomas del descampado. Sobro todo un letrero inclasificable y una dama árida, tal vez muerta, de gestos desencajados, que no mira hacia ningún lugar. Está perdida. Casi es de noche, pero en el suelo se amontonan las basuras, los papeles perdidos, las nadas que esperan los derribos.


La dama del pelo alborotado espera el tiempo de ser repintada, de tal vez derruida por una excavadora. Por eso está desencajada. Po eso o por que es así, pues recordemos que siempre hemos creído que estaba muerta.

19.6.13

Nos vamos apagando como una vela inútil sin mecha

La energía social se va apagando como una vela de las pequeñas y no hay recambio a corto plazo. Así que o nos compramos una linterna nueva o nos vamos a un país en donde siempre sea de día.
El Papa ya bendice a los motoristas, lo cual es un detalle, pero sigue sin bendecir a los gays, a las mujeres que quieren ser sacerdotes o a los curas que quieren casarse. Son cosas del tempo, de los cambios sin ruptura, pues nada ilusiona más a quien manda que cambiar sin que nada cambie. Que se note mucho pero para que todo siga igual.

Dentro de unos siglos, o antes, se recordarán estos tiempos como los perdidos, los inútiles, aquellos en los que simplemente perdimos.

Efectivamente, ya hemos perdido, ahora solo falta disimular y no creérnoslo para no sufrir más de la cuenta.