29.8.16

Parques zoológicos. ¿Cúal es su futuro?

Hay un debate muy serio y complejo —sobre todo desde desde la izquierda social— sobre la existencia misma de los parques zoológicos, pues aunque la sociedad en estos momentos tienen problemas económicos, laborales y sociales muy profundos, todos los temas que tenemos encima de la mesa debemos tratarlos, pues sobre todos ellos hay que tomar decisiones de forma constante y a veces rápida. ¿Qué se hace con los zoológicos que ya existen en las grandes ciudades?

En Barcelona y por premura de tiempo en cuanto a inversiones y decisiones sobre el estado de su ya "viejo" parque zoológico, el tema del futuro de estas instalaciones está encima de la mesa con más urgencia que en otras ciudades europeas, pero no es un tema fácil ni claro, al tener diversas posibilidades de actuación y diversas opciones desde la propia ideología progresista y ecologista. 

Las opciones que se plantean las grandes ciudades son:

A/ Cerrar los parques zoológicos

B/ Convertir los zoo en parques de animales en peligro de extinción

C/ Convertir los zoo en parques solo con animales autóctonos de la zona y con grandes espacios para cada animal

D/ Tener muy pocos animales muy variados y en mucho más espacio adaptado a su medio natural

E/ Suprimir grandes mamíferos de los zoo, y especializarse en aves, reptiles y peces

Sin duda el debate sobre el papel de los zoológicos, su inversión y coste de mantenimiento, y su sentido útil, está sobre la mesa, más cuando el último caso de 'culling' en Europa afectó a Barcelona, matando el propio zoo a una cría de gacela por decidir que no había espacio para mantenerla con dignidad. Decisión absurda que también se ha dado en otros zoológicos europeos.

No es lo mismo mantener unas ovejas de raza autóctono, que tiene un papel pedagógico para los niños y que su comportamiento en un zoo se puede construir para asemejar al de un establo, que meter en un recinto cerrado y escaso de espacio a dos docenas de chimpancés. 

Si hay duda de estas palabras, con ver a unos chimpancés encerrados en una zoo durante unos minutos, se observará la sensación de cárcel, de tristeza, de comportamientos rayando la locura, de sensaciones casi humanas en sus formas de interactuar con su ambiente y con los visitantes. 

No es lógico mantener grandes mamíferos marinos en espacios pequeños para que salten ante nuestro ojos, cuando esto lo podríamos ver en una película de 3D incluso con más detalle y calidad pedagógica.

Tener elefantes, hipopótamos, leones o jirafas está bien si su espacio es semejante al que tiene los osos pardos en Cabárceno. Si por coste esto es imposible, la decisión debe ser no tenerlos en una cárcel de un tamaño ilógico para su volumen y necesidad natural. Eso mismo sirve para todos los grandes mamíferos.

Pero es cierto que el papel de los zoológicos es mayor al demostrativo. Se han logrado rescatar animales en peligro de extinción. Tienen un papel pedagógico que no se debe olvidar, como tampoco nos debemos olvidar que un zoo en el siglo XXI no puede ser igual a uno del siglo XIX. En nada, pues las nuevas tecnologías nos permiten muchas funcionen incluso mejores, sin tener a los animales encerrados en un recinto sin condiciones.

El debate está empezando, vamos a asistir al mismo sin la suficiente información, pues los costes de las adaptaciones de los viejos recintos son altas y se van a meter por esa vía gran parte de las posibles decisiones, olvidándonos otra vez de la dignidad de los propios animales. 

Entre un león o un elefante ya humanizado no se pueden tomar muchas decisiones que sean positivas para ellos. Excepto dignificar con dinero su estancia entre nosotros, dentro de un zoo muy diferente a los actuales hasta que fallezcan. 

El resto de opciones pasa por entregarlo a otro zoo, matarlo o llevarlo a la selva o a una reserva natural, que es también matarlo o resolver el problema tapándolo.

28.8.16

Terapia para limpiar de basura nuestra cabeza

La poesía es (sirve para) algo más que literatura, va más allá de intentar que los versos tengan las mismas sílabas, o rimen, o suenen bien. La poesía expresa lo que nuestros labios quieren decir, o lo que escribiríamos en una prosa, tal vez llena de enojos, o de sinsabores. La poesía sería literatura con música.

Sin embargo si convertimos esa tristeza, rabia o alegría en unos versos, tú lo expresas y te desahogas y quien lo lee en vez de leer un texto sobre algo de tu vida personal, está leyendo algo que no sabe si es personal o no, aunque quien lo escribe sabe lo que expresa. Es una forma de llegar dentro de cada persona con pocas palabras, con sonidos escritos.

Es por esto que la poesía, más que la prosa —porque admite más juegos de palabras— es un buena terapia para sacar la “basura” de nuestra cabeza.

De hecho, una de las mejores terapias que existen para hacer un “reset”, es la siguiente:
Coge un papel y un bolígrafo, y escribe todo aquello que te atormente, o que te preocupe, si estás de mal humor, escribe insultos o palabras malsonantes. Léelo, escúchate, vuelve a leerlo hasta que te suene mal, intenta entender por qué lo estás diciendo.

Eso sí, cuando hayas acabado, lo rompes en trozos lo más pequeños posible y lo tiras o los quemas, pues no es cuestión de llenar los cajones de malos rollos. Te habrás vaciado y a la vez, habrás limpiado de malas ideas parte de tu momento actual.
 
Laura Puente