La incompetencia es tremenda, pues muchas veces nubla la vista de los incompetentes. Y entonces, raudos, se dedican a buscar la incompetencia en los que le rodean. Cuanto más se manda más posibilidades de mandar mal. E incluso de mandar bien.
13.10.14
Nos quedan 80 días. Mucho tiempo para seguir equivocándonos
Nos quedan dos meses y medio para acabar
el año 2014. Malo de narices. El año que decían iba a ser el tiempo de la
recuperación. Son 80 días para la desesperanza o la suerte, pues parecen
imposibles los acuerdos y los aciertos. No voy a enumerar los tremendos errores
que penden sobre nuestras cabezas en espera de que el tonto de mi lugar siga
equivocándose y no sepa sujetar cuerdas, arreglar rotos, apañar las costuras
sociales que ya empiezan a oler. Da igual pues se multiplican.
Tienen —los que mandan— que dar gracias a
Podemos pues como son la esperanza están logrando sin darnos cuenta nadie que
las sociedad siga esperando al 2015 como agua de mayo para que los cambios
surjan de forma legal, pacífica y democrática. Si no existiera Podemos la gente
no podría aguantar igual, pues como nos falle la recuperación anunciada, se nos
estrella el futuro.
Los datos que saldrán en noviembre sobre
desempleo serán muy interesantes para ver si nos tenemos que tranquilizar algo.
No importa tanto el tercer trimestre como el cuarto de 2014 para ver si España
está cayendo con Europa o ha sabido salir del camino del infierno. España es diferente
por el turismo y sus cuentas importantes son las de los trimestres que vienen
ahora, el último de 2014 y el primero de 2015. Ojala sea verdad ese enunciado
de que hay ramas vigorosas, pues lo necesitamos muy seriamente.
Nos queda la incapacidad de muchos
miembros del gobierno, nos hace dolor el asunto de Cataluña, la tremenda corrupción
asentada y por descubrir, el poder débil y absurdo de ciertos medios de comunicación
enfermos de miedo, un tomar espacio y tiempo para Felipe VI, Pablo Iglesias y
Pedro Sánchez. Un tener empatía con la sociedad que sufre cada vez más y en
mayor medida y que ya no espera que le expliquen nada. La propia realidad le está
explicado todo.
Acierta el Gobierno del PP. No todo van a ser errores
El gobierno de España ha tomado (casi) la primera
decisión lógica ante un sistema de comunicación absurdo e ineficaz. Nombrar a
un experto médico que además tenga capacidad de comunicación y lo haya
demostrado con anterioridad. Y para ello ha nombrado al doctor Fernando Simón.
Nos hemos quejado en muchas ocasiones de
la mala comunicación de los políticos, incapaces de saber qué hay que opinar y
trasmitir o simplemente si es necesario trasmitir o no. Increíble error en
estos años de tanta comunicación fácil y sencilla. Una cosas son los gestores
políticos y otra bien distinta en todo equipo humano que gestiona, el grupo que
se tiene que dedicar a trasmitir, a comunicar.
En el futbol hay porteros, defensas y
metedores de goles. En todo equipo de profesionales deben existir miembros para
todo tipo de acciones. Y la figura del Portavoz del Gobierno era ya vieja hasta
que algunos se creyeron que no era necesario y decidieron ahorrar, como si
fuera un gasto y no una inversión. ¿Cuántos millones se han perdido por la mala
gestión comunicativa del ébola en España?
Comunicar es el hilo que une a los
ciudadanos con los que gestionan. A los padres con sus hijos, al jefe con sus
colaboradores, al entrenador con sus jugadores. Es gran parte del éxito, de los
goles, de la facturación, de los beneficios en la relación. Y para eso hay que
buscar una persona que sume comunicación y técnica. Y si falla, se quema o
equivoca, cesarle es muy sencillo y representa el primer pararrayos fácil de
cambiar.
Nota.: Efectivamente no podía ser verdad. A las 24 horas del nombramiento, ya ha salido hoy a contarnos las novedades otra persona, un tal Fernando Rodríguez, que no es ni meor ni pero, sino otro. Y una consigna básica para comunicar es que SIEMPRE sea la misma persona. Snif!
Nota.: Efectivamente no podía ser verdad. A las 24 horas del nombramiento, ya ha salido hoy a contarnos las novedades otra persona, un tal Fernando Rodríguez, que no es ni meor ni pero, sino otro. Y una consigna básica para comunicar es que SIEMPRE sea la misma persona. Snif!
El juego de la canasta de los tesoros - Preescolar 002
En el blog amigo de “La mirada de Lluna” nos explican un juego para niños muy pequeños que aunque ellos indican como novedoso —y lo es pues hemos pasado unos años en los que se ha atendido diferente a los niños— es un tipo de juegos que en los años 70 y 80 ya practicábamos los padres con nuestros hijos, tras aprender y concoer técnicas educativas que nos venían del Norte de Europa.
Ahora lo llaman “La canasta de los tesoros” y nosotros lo llamábamos “El cajón o el cesto de juguetes” pero la función es parecida. Se les entrega a los niños entre los 6 meses y antes de que aprendan a andar un cesto de mimbre (que no se debe poder morder) o de plástico (más seguro), lleno de pequeños objetos cotidianos que no tengan peligro a la hora de manipular por los niños casi bebes. Los padres deben estar junto a ellos provocando la interactuación con los objetos, pero dejando libertad y sin intervenir más que como vigilantes, excepto que haya un abandono de la atención.
En la caja hay objetos que suenan, objetos blandos y duros, calientes y fríos al tacto, ásperos y suaves. Todos muy limpios pues la boca es un elemento a esta edad muy utilizado por los niños y que les sirve para tomar conciencia de los objetos. Ellos los cogen, los miran, los agitan, los lamen o no, los sueltan con rabia o suavemente, hacen ruidos y los entregan. Ellos observan los distintos colores, pesos, texturas, formas, sonidos e incluso sabores en la boca. No, no es un juego cochino si lo tenemos todo bien limpio. Y los niños saben defenderse bien de los gérmenes del ambiente que les rodea, faltaría más.
El juego trata de darles a conocer partes del mundo que les rodea y que luego serán herramientas para su vida común. Emplearán todos los sentidos en elegir qué les gusta más y en posteriores sesiones elegirlos con preferencia a otros.
La caja o cesto no debe ser muy grande, para que esté lleno de objetos y se ofrezcan visualmente al niño. Sentados en el suelo sobre una alfombra o un lugar cómodo se le ofrece la canasta y se les deja hacer. Puede estar un niño o varios amiguitos con el mismo cesto, jugando o cogiendo los diversos objetos. Siempre un adulto debe vigilar qué hacer con todos ellos.
Los objetos deben ser de materiales naturales, nunca con piezas pequeñas que puedan desmontar o morder, ni con aristas. El sentido común es el mejor sentido de los padres para elegir estos objetos. Maderas, mimbres, cartón, lanas, pequeñas muñecas de tela, saquetes de lanas, etc.
Los padres no debemos intervenir en el juego, sino controlar para que haya seguridad y limpieza. Es un juego de y entre niños. Si hay un niño solo si se puede jugar a entregar y recoger, a nombrar y pedir. El niño elije y es esta la principal idea del juego, que aprenda a elegir, a volver a elegir otro día, a conocer y seleccionar objetos. El tiempo de juego puede ser de entre 30 y 60 minutos. Y los objetos deben cambiarse de vez en cuando para que ellos vean que hay diferentes y que pueden elegir otros que no conocían.
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