29.1.19

Europa se presiona así misma ¿Hasta dónde?

Tras los chalecos amarillos vinieron los pañuelos rojos en la Europa en movimiento contagioso, lo que nos lleva a unas crispaciones sociales casi organizadas que convierten en peligroso no hacer nada al respecto. 

Estos grupos de presión en la calle de variado ideal y color hay que tenerlos muy en cuenta, no solo por su poder de convocatoria violenta o de queja con razones, sino por su multiplicación y sobre todo por su nulo control interno y el desconocimiento de su dirección ideológica.

La sociedad está crispada y debe poder emitir sus quejas reales y sus motivaciones, pero...: ¿no estará siendo manipulada por oscuros intereses?

¿Quién está detrás, dentro, apoyando desde fuera? ¿Qué deseos finales tienen los que crean estos movimientos que nos pensamos espontáneos?

Su poder de crecimiento suele ser alto, pero tampoco sabemos nada real de su funcionamiento interno, por mucho que intenten convencer de su limpieza de acción. 

¿De verdad es todo limpio, espontáneo, sin causa escondida, buscando solo lo que pregonan sus lemas?

28.1.19

Prohibido pasar, si antes (o después) no reflexionas

Parece que está naciendo una nueva hora de la reflexión, de que salgan a la palestra de los medios los pensadores que hasta ahora habían permanecido en un segundo plano por timidez o miedo a la crítica desmotivadora.

Hay que tomar la calle del pensamiento y la reflexión por parte de personas nuevas, múltiplemente formadas y críticas con todo lo establecido, para formar mesas de tormentas donde se intente romper algo y regar otro algo diferente.

Puede que no sirva, que no sea suficiente, pero el actual clima de acritud, de sin sabor, de violencias verbales sin razones, de simplificación del mensaje hasta el hastío, nos obligua a tomar la única decisión sensata. Pedir tiempo muerto y ponernos a reflexionar.

Estamos dando todo mascado a los que simplemente miran, pero nos lo mascan a gusto del “dueño” y con su saliva y sabor. Creemos que así nuestro estómago social soportará mejor los ácidos, pero en realidad nos están pasando sus propias bacterias, perfectamente organizadas para que no tengamos que pensar.

Los mercados y el pequeños comercio tienen solución

El buen gusto a la hora de tratar a los clientes es un valor añadido en los comercios modernos que saben defenderse bien contra las nuevas formas de vender. Una tienda nunca debe ser ya un almacén “de cosas” sino un espacio de calidad donde haya valores añadidos al de comprar y pagar. Debe existir relación entre clientes y vendedor, un buen diseño moderno que nos haga sentirnos bien y arropados, debe existir sorpresa y calidad sin dejar de lado la calidez humana.

Los productos hay que mostrarlos ordenados y muy limpios, rodeados de colores y luz que acompañe al producto. Hay que demostrar profesionalidad y una decoración agradable que incita a “estar”. Y además debemos lograr unos precios competitivos y una calidad diferente en el producto, a ser posible cercano y complicado de obtener por sistemas más globalizados de compraventa.

Los marcados nuevos tienen ya servicios complementarios a los clásicos puestos de venta de toda la vida. Al mercado se va a estar y disfrutar, a encontrar, a pasear incluso. Lo importante no es tanto comprar y vender, como lograr que los clientes entren y vean. La venta caerá por su propio peso si lo que se ofrece una vez que logramos que entren a vernos, es de calidad global.

Seguimos sin entender que Cataluña es imprescindible

Mañana me voy a Cataluña, siempre ha sido un territorio muy cercana para mí. Tanto Tarragona o Barcelona, Cambrils o Salou, como ahora Martorell o San Sadurní. Tan cercana que la conozco bastante más que la media española que opina con acidez y me asombra eso. No es posible hablar de soluciones para Cataluña y de sus problemas, sin conocer a sus gentes, a sus calles y campos. No sirven las opiniones con miradas ajenas al enfermo, al problema catalán. Hay que pisarlo de cerca, para entenderlo desde alguien de fuera.

Martorell es tierra de inmigrantes, pueblo de gentes duras y trabajadoras, calles de mezcla, catalanes desorientados
pues no creen en la Cataluña que están viendo en los últimos años. Hay de todo. Tierra donde me tratan muy bien, como en todas ellas, sabiendo que soy aragonés y donde nunca he tenido problemas con el idioma.

Cataluña va hacia el abismo y con ella España. No lo estamos entendiendo bien. Si seguimos tirando de la cuerda, se romperá y no habrá arreglo pacífico. 

Hay decisiones pequeñas que joden todo. Así de claro y peligroso. Son pequeñas desde fuera pero se convierten en enormes, en muros tremendos que ya nadie sabe desmontar. Cuidado con los errores que son muy fáciles de cometer y muy complejos de desmontar.

España no puede funcionar igual sin Cataluña. Y eso no lo queremos saber. Y Cataluña no será igual si sigue insistiendo en separarse de España. Y ambas opciones, contrarias entre sí, no las queremos confrontar. Es imposible mantener el camino emprendido por las partes.

Claro que es ilegal intentar salirse de España por las bravas. Sin duda. Y sin duda también España no puede permitirse el perder en esta afrenta. Sin duda también. Pero tampoco es posible tener a media Cataluña enfrentada a España, eso impide que España sirva, se utilice el método que se utilice para intentar remediar la enfermedad. Sólo cabe el diálogo y el entendimiento político.

Ni las leyes, ni la policía, ni el ejército, ni la Constitución sirven para remediar la enfermedad. Se pueden emplear para amagar, pero nunca para resolver por imposición. Hay pues que buscar otros mecanismos. Si imponemos las leyes, la policía o la Constitución, será un arreglo momentáneo, un tratamiento en el tiempo, pero no servirá para curar el problema, si acaso los síntomas durante un tiempo. ¿Y luego volvemos a esperar que surja con más fuerza?

Lo estamos viendo ahora con los Presupuestos del 2019 que necesita aprobar Pedro Sánchez. Los votos de Cataluña en el Congreso son muy necesarios para nivelar opciones factibles. En España no se puede gobernar de espalda a los nacionalistas y sus geografías o economías, es obligatorio entenderse con ellos. O volveremos a los métodos violentos de antaño. No hay término medio. De momento estamos en una fase controlable, pero si tropezamos en los próximos meses, podemos entrar en un proceso muy complejo. Cuidado, por favor.