25.8.19

La borraja sin langostinos. Y la morcilla crujiente por fuera.

Hay muchas maneras de que el humor nos muestre la verdad escondida. Es lo que tiene el humor, que se le permite meterse por los recovecos de la vida hasta mostrarnos las penurias mientras sonreímos. Nada como no sentirnos nunca esclavos de los momentos como disfrazarlos de maravillosos tiempos de calidad alta.

Esto en el marketing se emplea mucho. Una colonia no es más que agua con algunas gotas de esencia de flores. No sabemos dónde la han mezclado, quien la manipula, de dónde vienen las hojas de olor. pero si nos la meten en un cristal de diseño dentro de una caja diferente a las demás y además nos la publicitan en la tele, miel sobre engaño. Nos pueden cobrar el ojo de la cara. El de arriba. Uno de los dos.

Es posible que sea espliego de Soto de San Esteban, cocido en El Burgo de Osma, pero nos han convencido de que es la misma fragancia que se pone la actriz famoso de las tetas sobresalientes. Y con eso y un bizcocho, hasta mañana a las ocho.

Con la restauración actual sucede lo mismo pero de otra forma. Nos pueden dar una sopa de cocido, pero si nos la sacan en pequeña cantidad —pues no vamos a alimentarnos sino a disfrutar— mientras huele a mies recién segada… pueden convencernos mejor de que estamos en los campos de la Castilla del mes de julio. 


Una morcilla ya no es una morcilla. Ni es cilíndrica ni con piel de los intestinos del animal. Si acaso sigue siendo negra pero no es seguro. Incluso pueden decirnos que ahora es dulce cuando las morcillas dulces llevan siglos en nuestra cocina. 

Tranquilos pues así vamos cambiando nuestra concepción del mundo, creyendo que todo se modifica y que los inventos actuales son fabulosos. 

¿Habéis probado la borraja cocida y aliñada solo aceite de oliva del bueno? Que no os engañen, no es necesario nada más. Los langostinos como están bien es frescos, francos y de Castellón. Sal y calor de brasa o parrilla. Si quieres y si eres de Murcia, con unas gotas de limón. Pero con la borraja es estropear los langostinos. Y la borraja.

La tortilla con cebolla. La paella sin cebolla

En el País Vasco (francés) se han reunido los del G7 que por si no lo sabemos son los amos, los dueños del mundo mundial aunque ellos tengan que obedecer a sus “Jefes” que son otros amos. Estamos llenos de amos, es decir, somos unos meros esclavos del siglo XXI.

Ahora la participación es breve y manipulada, pero no sucede nada, ya nos hemos acostumbrado a eso. Como dice el texto de arriba, hay que aprender a convivir de forma comunitaria y si la mayoría cree que es tiempo de rumores y mentiras lo mejor es decir amén, vayas o no vayas a la iglesia.

Se nos va el calor y tras jodernos durante unas semanas de exceso no es capaz ni de despedirse escapándose de tapadillo. El sol ya no sale por donde antes, aunque bien mirado somos nosotros los que nos hemos movido. Y lo curioso es que nos movemos sin darnos cuenta. Desde siempre. Incluso en nuestras empresas, en nuestras relaciones.

Los domingos toca paella. Hoy de setas con langostinos. Depende del domingo. Y del cocinero, servidor de vosotros, aunque no os voy a invitar a paella. Sin cebolla claro. Con ajo, algo de romero y un toque de vino rancio. Cosas de la vieja cocina vieja. La tortilla española sí, con cebolla, pero sin que se note en la boca. La cebolla muy picada y dando suavidad y algo de sabor. Pero sin que se note nada más.

24.8.19

Loa a las prostitutas del Madrid que madruga

Tras estar unos días por Madrid, mi Madrid, el de todos, vengo esperanzado. La derecha tampoco es capaz de hacer en 24 horas lo que yo sé no es posible hacer ni en cuatro años. Todo igual, incluso igual de bien. 

Madrid es como Londres con algunos toques de New York. 

Y lo curioso es que mientras los madrileños han optado hace unos meses por dejar en la estacada a Carmena, los millonarios del mundo siguen apostando por Madrid, comprando edificios enteros que ponen en obras como si fueran castillos. Hay varios y en las mejores calles de mi Madrid. En pocos meses será más Londres, más New York todavía.

Si los millonarios de marca creen en Madrid, es buena señal. 

Nada dejó de ser importante en Madrid con Carmena. Y los turistas que no se enteran de las trampas de los sitios a los que visitan, tampoco. Hay tantos como cuando más. Tantos que casi preocupan. Entrar en algunos museos es muy complicado. Menos mal que yo voy a las plantas menos visitadas y aun así me tengo que ir apartando a codazos si quiero ver los carteles indicativos.

Madrid puede ser caro o barato. Depende de lo que conozcas Madrid. Y en las horas de sol es una ciudad muy segura pues han sacado a la guardia de azul por las calles para que lo parezca más. 

El otro día tuve que madrugar un poco y a las 8 ya estaba por las calles. Las prostitutas de oficio, las de las esquinas céntricas, no descansan. Un duro oficio nunca respetado pero que lleva algunas mujeres a estar a las 8 en su puesto de trabajo, haga frío o color, que lo he visto con estos ojos. 

¿Para cuándo entender que la prostitución es dura, casi cruel, y sin duda un oficio?

El dinero llama al dinero. Es curioso esto

Esta viñeta, muy americana ella y de los años anteriores a la Gran Guerra, sigue siendo actual por mucho que casi haya pasado un siglo por encima. Los ricos, los guapos y elegantes poderosos del dinero, cuanto más dinero invierten… más ganan. 

Pero lo curioso es que la viñeta no habla de invertir sino de subvencionar. Es como si se dijeran en plena euforia: —Cuando más pasta metemos disimulando en ayudar a proyectos de "otros" más dinero nos viene a nosotros.

Nada, no hagáis caso, la gente del dinero es buena gente. Tan buena gente… que el dinero le viene solo. Sobre todo si inviertes en medios de comunicación, donde el dinero puede venir desde muchos lugares.