15.6.20

Deseamos que los abuelitos mejores. Pero en su casa

El fracaso social en la atención a nuestros mayores ha sido mayúsculo y aquí las responsabilidades son de todos, incluidos en primer lugar los responsables de las Residencias para Personas mayores que no han estado a la altura, pero sin duda sobre todo unas normas sanitarias y de servicios sociales excesivamente flojas y banales, que han permitido esta debacle. 

En su momento haremos cuentas, hablaremos de números, lo haremos incluso distribuyendo por territorios y por el número de personas de cada territorio que están en estos servicios públicos ingresadas no siempre libremente, y hablaremos también del nuevo modelo de Residencias para Personas Mayores que debe empezar con urgencia a construirse.

Han perdido "clientes" como muchas de estas empresas trataban sus personas internas y ahora ya lo primero que están haciendo es publicidad de sus servicios. No plantean cambios drásticos en los servicios o incluso en los edificios, y sin duda en las personas que trabajan para dar esos servicios. Lo primero es llenar "su negocio" con "nuevos clientes".

Un exceso de irresponsabilidad social para las personas mayores que son las que gestionaron la España, el Aragón que hoy tenemos entre manos. Todos ellos fueron jóvenes, activos, muy válidos, constructores de los caminos sociales que ahora pisamos.

Esta imagen de arriba es un DESEO de unos niños colgado en su árbol del jardín en el barrio de La Jota de Zaragoza. No habría nada que añadir, mientras esos niños, nietos, no se hagan adultos. A partir de ese momento todos nos convertimos en mucho menos humanos.

Los niños desean que los abuelitos mejores. ¿Sabemos qué clima mental tienen hoy las personas mayores de 70 años de edad que ya saben que hace unas semanas no tenían derecho a entrar en los Servicios de Urgencia o de Cuidados Intensivos? 


Pequeños trucos que servirían para aprender a vivir


¿Qué no pagaríamos por poder cenar o tomar un café y pastas con cualquier personaje al que admiramos?

Hablar con amigos perdidos, escuchar a los enemigos, aprender a leer entre líneas, dejar que se expresen los contrarios sin cortar conversaciones, ver imágenes de aptitudes diversas de forma omnipresente, saludar y sonreír a los que no conoces de nada, escribir a los lejanos, comunicarte con los desconocidos. 

Son pequeños trucos que servirían para aprender a vivir.

13.6.20

Estado de Bienestar 3.0 ¿Qué es? ¿Somos capaces de quererlo?

Volvemos hablar de lo que se podría llamar “Estado de Bienestar 3.0” como alternativa a los cambios necesarios tras la Pandemia. Y se podría sujetar en unas vertientes básicas y eficaces pero que se duda mucho que la sociedad tenga fuerzas para pelearlas y exigirlas.

Seguridad Social (no solo sanitaria) más fuerte y universal

Regulación de la economía y del trabajo más inteligente

Gobierno más efectivo


Si damos la vuelta a las tres ideas anteriores nos sale el concepto: Un Gobierno más efectivo que sepa y quiera regular la economía y el trabajo para tener unos servicios hacia las personas más fuertes y universales.

Pero estamos en tiempos de cambios y por ello también de intentar que nada cambie. Acción y reacción. Parece lógico aspirar a unos cambios radicales en la atención hacia las Personas Mayores, no tanto pivotando sobre las Residencias —que sin duda también— como pivotando sobre el concepto social de nuestro progenitores.

A su vez hay que admitir el fracaso estrepitoso de algunos Servicios Sociales que pensábamos asentados y que han demostrado un fracaso organizativo en asuntos claves como la Sanidad, la Educación, el empleo —salvando el acierto de los ERTE— o la capacidad para mantener la economía productiva en España. La Globalización ha jugado MUY en contra de los países que permitieron la deslocalización táctica e industrial.

La economía ha vuelto a jugar como en el año 2008 con los números y con SU beneficio, olvidándose que está o debe estar al servicio de las personas. Y los miedo han paralizado a sectores fundamentales de la sociedad española que no debemos consentir que se repitan. 

España no puede tener las escuelas y las universidades 100 días paradas, no puede a principios de marzo dejar de dar clases presenciales y retomarlas en septiembre. El precio vendrá con el tiempo y lo desconocemos.

¿Para qué queremos una sociedad, un país un Sistema, si se olvida que debajo, dentro, a su lado hay personas. Todo esto nos tiene que llevar a replantearnos muchas cosas, y a tener que soportar que los más poderosos no quieran los cambios. ¿Estamos dispuestos a defender la calidad de la sociedad, de la humanidad?

No debemos olvidarnos que esta pandemia no ha hecho más que empezar, que ahora está atacando a los países más pobres, y que sus consecuencias no son predecibles.

Aprendamos de Aragón, a negociar y hablar a la cara

Sin duda vamos a entrar en un periodo de desescalada de la violencia verbal y política de los últimos meses, gracias —todo hay que decirlo— a los principios de acuerdos mínimos entre el PSOE y Ciudadanos. Era inadmisible el grado que se estaba alcanzando y que crecía cada sesión parlamentaria hasta no se sabe bien dónde. El sentido común era y es inevitable, y la propia sociedad silenciosa pero muy mayoritaria ya estaba empezando a clamar.

Ya vale, simplemente porque nadie elige a un gestor político para estar insultando en vez de para resolver, plantear ideas, dudas o reflexiones. Y lo digo desde mi posición de político alejado tanto del PSOE como de Ciudadanos. No podemos seguir dando esos espectáculos idiotas y peligrosos.

Así que por favor, sigamos el ejemplo de Aragón, y aprendamos de una vez a negociar, a sentarnos en las mesas cara a cara, a hablarnos pensando en la sociedad. No es fácil, pero es lo que toca hacer ahora y es posible que siempre. Los túneles del miedo no sirven para nada.

Julio Puente (Ajovín)